Schiaretti pide cautela en el último tramo de la campaña y desalienta euforia anticipada

En el entorno del gobernador Juan Schiaretti repiten algo que convirtieron casi en una premisa de campaña: “la elección no se gana hasta que no se cuenta el último voto”. El equipo que comanda los destinos del oficialismo provincial empezó a instalar la necesidad de militar hasta el final y así lo tomó la dirigencia, tanto en capital como en el interior provincial. 

Esto se profundizó con el enojo del gobernador porque habían trascendido encuestas que lo posicionaban bien de cara a los comicios del 12 de mayo. “El ‘1’ no quiere que nadie se coma la curva, que nadie se relaje y menos con números”, señalaron esta semana desde el entorno del gobernador. Al punto que el propio Schiaretti se mostró en la mañana de ayer recorriendo obras en la capital y afina detalles de la agenda para lo que se viene. 

Precisamente, en el futuro inmediato, está la resolución que aguardan acerca de la candidatura de Martín Llaryora en la Cámara en lo Contencioso Administrativo. Fallo que se conocería este martes y que podría marcar algunas diferencias en la campaña. 

Si es favorable, como creen en el peronismo, Schiaretti definitivamente se instalará en la capital cordobesa para acompañar al candidato a intendente pero en actos de campaña, no en el marco de la gestión como ocurrió anteriormente. “Se mostraron juntos en los actos de gestión, pero ahora la intención es que los dos se muestren compartiendo la agenda proselitista. ¿Mateada como la que hizo Llaryora hace unas semanas? Puede ser…”, deslizaron en el llaryorismo. 

La base de Schiaretti en la capital provincial no obedece solamente a la posibilidad de traccionar desde su imagen a la candidatura de Llaryora, sino que también responde a la pelea por el voto de la capital que comenzará a producirse en las próximas semanas. 

El votante más conservador de la ciudad aún conserva un respaldo al presidente Mauricio Macri y todo lo que quede asociado al líder de la alianza. Por lo tanto, la llegada de la diputada Elisa Carrió para respaldar la candidatura de Mario Negri en la provincia es un factor que habilita a que en los despachos de El Panal se piense en el ingreso a otra fase de la campaña. “Otra instancia. Más picante”, como la resumió un dirigente a PERFIL CORDOBA. 

“El auto va ganando la carrera sin problemas, diría que incluso sacando algunas vueltas a un par de candidatos. Pero la aparición de Carrió puede presentarse como una mancha de aceite en la última curva que te puede desestabilizar un poco aunque no te imposibilite quedarte con la competencia”, resumió un operador del peronismo ayer. 

Guerra fría. La relación entre Casa Rosada y El Panal en estos años mutó de un vínculo cálido en el comienzo al clima gélido en el que se dieron las últimas reuniones entre Macri y Schiaretti. El gobernador sostiene la orden a todo sus funcionarios de cuestionar la gestión y no personalizar las críticas a Macri como hace el kirchnerismo. 

Por caso, en la última semana, otra de las más duras que tuvo el Gobierno nacional con errores desde la comunicación para un anuncio que se conoció casi con una semana de anticipación y causó para muchos un impacto negativo, no hubo referencias concretas desde la Provincia. 

Solo una frase que dejó el propio Schiaretti en una inauguración de obras en el sur provincial: “pese a la crisis, pese a la recesión que sufre la patria argentina, en Córdoba hay voluntad de progreso por parte de los empresarios, sobre todo de las pequeñas y medianas empresas. Tenemos que aprovechar el enorme potencial que tiene nuestra provincia”, señaló tras inaugurar un parque industrial en Buchardo, al límite con La Pampa. En un claro guiño al sector pyme, castigado por la política económica. 

El anuncio del congelamiento de tarifas es otro de los puntos entre los anuncios del ministro Nicolás Dujovne que no cayó bien en el ámbito provincial. Por el momento, la intención es “dejar que camine” -como señaló un dirigente-, pero a medida que las respuestas al Plan Octubre no lleguen, creen que terminará afectando no solo a Macri, también a los candidatos aliados al presidente. Y no solo en mayo; en agosto y octubre.