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CóRDOBA
RUMBO AL 2023

Schiaretti y Llaryora presionan a los popes nacionales de Juntos para que no apoyen a Juez

Es el condicionamiento que ponen para no complicarle el rendimiento electoral de Juntos por el Cambio en los comicios del año próximo, según confiaron voceros del intendente de Capital. El gobernador, en el nuevo mapa electoral del justicialismo sin Cristina. Schiaretti y Llaryora consideran que si Juntos por el Cambio quiere llevarse el 60 o el 65 por ciento de los votos en la elección nacional, “tendrían que mantenerse callados y no inmiscuirse en la elección provincial”.

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EN TÁNDEM. El gobernador y el intendente consideran que si Juntos por el Cambio quiere llevarse el 60 o el 65 por ciento de los votos en la elección nacional, “tendrían que mantenerse callados y no meterse en la elección provincial”. | CEDOC PERFIL

Juan Schiaretti y Martín Llaryora conformaron un tándem que los lleva a trabajar tanto en la provincia como en la Nación, pensando en las elecciones de 2023. Ese equipo podría ver demorado su funcionamiento por los problemas de salud del intendente de Córdoba, quien el jueves pasado tuvo que realizarse una angioplastia. Sin embargo, en su entorno aseguran que mañana ya estará en acción nuevamente.

El razonamiento del gobernador y del intendente es claro en cuanto a la relación con los principales dirigentes nacionales de Juntos por el Cambio, es decir, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, los tres posibles presidenciales del PRO.

El gobernador y el jefe municipal consideran que si Juntos por el Cambio quiere llevarse el 60 o el 65 por ciento de los votos en la elección nacional, “tendrían que mantenerse callados y no meterse en la elección provincial”.

Corren un riesgo, porque si apuestan “a ganar Córdoba, pueden exponerse a perder la Nación, porque sin ese aporte de votos cordobeses, el sueño de ganar el país se desvanece”, precisó un calificado vocero de Llaryora.

En buen romance, esto quiere decir que el PJ local no le pondrá palos en la rueda a Juntos por el Cambio en la elección nacional, a cambio de que la coalición opositora detenga su apoyo explícito a Luis Juez. 

Es una maniobra osada a la que el juecismo —advertido de la situación— tilda de inescrupulosa. Los peronistas creen que Juez sigue siendo el principal riesgo que tiene el peronismo para continuar en el poder y apuestan todo a que el candidato sea el diputado radical Rodrigo de Loredo, con quien no tienen mayores inconvenientes, incluso creen que está más cerca de ser candidato a intendente de Capital, aunque los movimientos del diputado nacional apuntan a la provincia.

Por otro lado, existe un intento del peronismo schiarettista por instalar los acuerdos y el diálogo como ejes para superar la grieta y empezar a diseñar el futuro de un país que afrontará horas críticas el año que viene, en pleno proceso electoral. Eso va en línea con lo que viene exponiendo Llaryora en cuanto a la conformación de un nuevo conglomerado que incluya a partidos políticos, referentes sociales, de la cultura, profesionales, sindicalistas y de los sectores de la producción.

El huracán Cristina. Pero hay un hecho que necesariamente se debe revisar para definir el proyecto nacional de Schiaretti: la condena a seis años de cárcel e inhabilitación para ocupar cargos electivos que recibió Cristina Fernández, lo que llevó a decir casi inmediatamente a la expresidenta que ella no será candidata a nada en la elección de 2023.

Esto generó un profundo debate tanto en el oficialismo como en la oposición y pronto aparecieron los que creen que se trata de una definición veraz y contundente que habla de su inteligencia política (todos kirchneristas) y los que afirman que solo se trató de una puesta en escena para desviar la atención de la condena dispuesta por los jueces. En esta línea se inscriben los opositores de Juntos por el Cambio, que velozmente salieron a decir que se trataba de una mentira fenomenal.

Lo cierto es que si Cristina fue sincera, el peronismo comienza a debatir su futuro inmediato a las puertas de un nuevo escenario.  Previendo esta posibilidad, dos consultoras de la ciudad de Buenos Aires, que habitualmente realizan sondeos nacionales, coinciden en asegurar que sin Cristina en la cancha se abre un nuevo abanico de posibilidades. Y una de esas posibilidades es Schiaretti, que comenzará a ser medido, no en el marco de las aspiraciones de inserción nacional del gobernador, sino como una figura emergente. 

El otro gobernador que será sometido al testeo es el sanjuanino Sergio Uñac, conforme los estudios que iniciarán estas consultoras en las próximas horas.

Nacionalmente, se intuye que el candidato cantado del Frente de Todos, sin Cristina en el horizonte, sería el ministro de Economía, Sergio Massa. Sin embargo, hay un condicionante: para calzarse el traje de candidato, el funcionario debería frenar la inflación, cosa que hasta el presente no ha pasado, ni de cerca.

Pero más allá de lo que digan las encuestas, Schiaretti sigue firme en su plan de vinculación con otras fuerzas políticas. Hay que recordar que continúan sus conversaciones con el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales: hace pocos días participaron de un Zoom en el que compartieron ideas similares sobre lo que hay que hacer en el país para superar las diferencias. “De la grieta se sale por arriba”, suele decir Schiaretti.

Por otro lado, es casi una perogrullada recordar los lazos del gobernador con Macri, aunque fuentes llaryoristas afirman que al expresidente no lo ven “como un jugador en la elección de 2023, sino más bien como un director técnico”.

El problema es que mantiene posiciones antagónicas con quien fuera su delfín: el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

“Si no se sientan y acomodan las cargas, entonces arderá Troya”, razona el llaryorismo puro. Y siguen con detenimiento el tema porque Schiaretti puede jugar en ese esquema.

Con todo, la gran duda siempre es si el caudillo cordobés tiene realmente deseos de incursionar seriamente en el país o si la meta de esta movida apunta a fortalecer su liderazgo en la provincia y especialmente en el peronismo local.

Un ministro que pidió reserva de su nombre, ensayó una respuesta: “Obviamente, hay siempre una intención provincial para conservar el poder, pero también es cierto que si se dan las condiciones seguramente va a encarar el proyecto nacional, con su nombre al frente de la boleta, en segundo término o desde otro lugar”.

En tanto, los actores de esta comedia le prenden velas a la selección argentina de fútbol porque de esa manera creen que ganan tiempo. Habría que decir que la gente no come vidrio.