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CóRDOBA
ENFERMERAS ASESINAS SERIALES

“Se juegan cuestiones de poder, sentirse dios y decidir quién vive y quién muere”

Daniel Alejandro Navarro, psiquiatra forense, trazó un denominador común en cuatro casos registrados en el mundo en las últimas décadas. Pese a que no hay un perfil criminal definido por la escasa casuística, las enfermeras asesinas seriales de niños eran trabajadoras “aplicadas y apreciadas por sus colegas”. Casos emblemáticos.

Hospital Materno Neonatal
INDAGATORIA. La enfermera Brenda Agüero sería indagada posiblemente el miércoles, en el marco de un fuerte operativo de seguridad con la que será trasladada a tribunales. Continúa el pedido de justicia. | Cedoc Perfil

¿Qué puede ocurrir en la psiquis de una persona, que trabaja para cuidar la salud y salvar vidas, para llegar a cometer homicidios en serie de seres tan indefensos como bebés recién nacidos? En el caso del Hospital Neonatal, donde se investigan los decesos sospechosos de cinco niños e intentos de homicidio de otros ocho, la pregunta se instala con fuerza.

La investigación judicial apunta a dos cuestiones: la autoría material de las muertes que se presentan intencionales –se descarta mala praxis, al menos por el momento– y la cadena de responsabilidades de las autoridades que evitaron controles o no actuaron con la debida premura atento a la gravedad del caso.

La enfermera Brenda Agüero (27) está detenida e imputada por homicidio doloso. La próxima semana, posiblemente el miércoles y en modalidad presencial, será indagada por el fiscal Raúl Garzón. Se pospuso la pericia interdisciplinaria, psicológica y psiquiátrica que también indagará sobre su entorno familiar y social. La semana subsiguiente se concretarían el resto de las indagatorias a la exdirectora Liliana Asís y a Marta Gómez Flores y Adriana Morales. Cada declaración insume una jornada.

De lo que no hay dudas es que los crímenes fueron cometidos por alguien que trabaja en el Neonatal. De ahí la inquietud por conocer la casuística registrada en el mundo de casos similares para indagar si hay un perfil criminal definido.

En Argentina no se han registrado casos de este tipo. El suceso del Neonatal sería el primero, pero en el mundo hay tan solo cuatro donde hubo investigaciones, juicios y condenas.

Daniel Navarro
DANIEL ALEJANDRO NAVARRO. Psiquiatra forense.

Sobre la posibilidad de contar con elementos desde la psiquiatría forense, PERFIL CÓRDOBA consultó al especialista y perito en la materia, Daniel Alejandro Navarro.

—¿Hay casuística sobre casos similares?

—Hay un caso en Estados Unidos, otros en Inglaterra y uno en Méjico, de características muy similares: enfermeras que trabajaban con niños. Una de las características era que trabajaban de noche y solas. Tenían un excelente concepto por parte de sus superiores y colegas, eran muy aplicadas, atentas y atendían muy bien a las familias. Por eso no eran objeto de ninguna sospecha. El tipo de muerte que buscaban era también similar.

—¿Por qué un trabajador de la salud puede cometer estos crímenes?

—Escribí un libro sobre este tema, cuando los médicos asesinan a sus pacientes. Fue entre 1939 y 1941, durante el régimen nazi. Mataron 100.000 alemanes en los hospitales psiquiátricos, eran pacientes graves, pero llamaban casos graves a niños con síndrome de down; 100.000 alemanes fueron asesinados por la psiquiatría alemana. El plan se llamaba ‘vida indigna de ser vivida’, ideada por Hitler. Es una historia que pasó al olvido. Las primeras víctimas del nazismo no fueron los judíos, sino niños discapacitados y pacientes con enfermedades mentales.

—Pero ahí había componente ideológico.

—Sí, pero quienes los llevaron adelante eran médicos y enfermeros. La iglesia alemana se percató de esto porque todo era secreto y comenzó a protestar. Las primeras cámaras de gas se construyeron en los hospitales psiquiátricos de Alemania. El mismo método se instaló en Auschwitz. Fíjese la implicancia de la medicina alemana en el Holocausto. Nunca se hizo un mea culpa de esto. En el caso de la enfermera de Estados Unidos (Genene Jones), las autoridades del hospital se dieron cuenta de que algo raro estaba pasando. Antes de hacer la denuncia policial prefirieron tapar todo, echarla y le dieron una recomendación. Se fue a trabajar a otro hospital donde continuó matando niños. Por eso, interpreto que en Córdoba habrá un problema importante con las autoridades.

—Hay que aclarar que acá la investigación está iniciándose.

—Sí, pero las autopsias fueron contundentes. Se encontró hiperpotasemia, según trascendió. Es uno de los métodos que se utiliza para matar y no dejar huellas. La muerte de niños sin problemas de salud y la coincidencia en el tiempo es una presunción muy grande.

—¿Qué perfil se encontró en los casos de Estados Unidos, Inglaterra y México?

—Eran todas personas muy aplicadas y apreciadas. Se postulaban para turnos que nadie quiere hacer, como feriados y guardias nocturnas. Tenían un buen desempeño y una buena relación con los padres. No hay un perfil criminal, una psicopatología. Son personas que saben lo que hacen, aplicadas en su trabajo y no es como en otros casos de enfermeros que aplican la eutanasia en casos irreversibles. Acá eran niños sanos.

—¿Qué resorte en la psiquis puede despertar el placer de eliminar a un ser indefenso? ¿Puede haber gozo derivado del poder que se ejerce sobre el otro?

—La asimetría es muy grande. Los bebés no hablan, no pueden expresar lo que les pasa, lo que les duele. Para trabajar en neonatología se requiere un entrenamiento largo. El bebé es muy indefenso. Acá se juegan, posiblemente, cuestiones de poder, sentirse una especie de dios. Decidir quién vive y quién muere. El dolor más grande es lo que genera en los padres: qué dolor más terrible hay en la vida de un ser humano que el de perder un hijo. Es un tema que me angustia profundamente.

—¿En Argentina hubo hechos de este tipo?

–Estuve buscando y por suerte no encontré ninguno. Son raros. Es diferente a las eutanasias donde, en muchos casos, hay un interés económico. Personas que no tienen familiares y la muerte es el mecanismo para obtener una recompensa económica. Con los bebés no existe ese tipo de interés.

CASOS EMBLEMÁTICOS

Felicitas Sánchez Aguillón

Felicitas Sánchez Aguillón (México). Sus crímenes se descubrieron el 8 de abril de 1941. Trabajaba como partera en su casa. Atendía a mujeres de pocos recursos, casi siempre madres solteras, que daban a sus hijos en adopción. La investigación judicial estableció que había asesinado a 50 recién nacidos. Luego de los partos, convencía a las madres que les dejara a los niños para que ella les encontrara una familia que quisiera adoptarlos. Pero los mataba, los descuartizaba y los arrojaba por las cloacas. Junto a su esposo, Alberto ‘Beto’ Sánchez Rebollar, fueron acusados y condenados por asociación delictuosa, aborto, violación a las leyes de inhumación, responsabilidad clínica y médica. Se suicidó.

Beverley Allitt

Beverley Allitt (Lincolnshire, Reino Unido). Entre febrero y abril de 1991 asesinó a cuatro niños, intentó asesinar a otros 11 y causó graves lesiones a una decena. Todo lo cometió en el Hospital Grantham, Lincolnshire. En 1993 fue condenada a 13 cadenas perpetuas con la recomendación del tribunal de no dejarla en libertad hasta que no cumpliera 40 años de la pena.

Genene Jones

Genene Jones (Texas, Estados Unidos). Se estima que, entre 1978 y 1982, asesinó a 60 bebés inoculándoles sustancias. En 2017 fue condenada a prisión de por vida por dos casos donde se registraron sobredosis de medicamentos. Sus jefes la apreciaban y en los hospitales se la consideraba una enfermera seria y de confianza. Aunque los fiscales la vincularon a 60 crímenes, las acusaciones no prosperaron en todos los casos por la dificultad de hallar restos de las sustancias inyectadas, los diagnósticos confusos y la propia desidia de las clínicas.

Lucy Letby

Lucy Letby (Hereford, Reino Unido). Desde el 4 de octubre será juzgada. Está acusada de asesinar a siete bebés y el intento de homicidio de otros 10 neonatos internados en el Hospital Countess of Chester. Todos los hechos habrían ocurrido entre 2015 y 2016. Una orden judicial prohíbe informar las identidades de los niños sobrevivientes y fallecidos presuntamente atacados por la enfermera. Cuando la arrestaron por primera vez, sus amigos y colegas aseguraron que era una “enfermera profesional y dedicada al trabajo de sus sueños”.