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Julián Maidana, el héroe de la Conmebol '99

"Ya viví la locura del fútbol, hoy prefiero otras cosas"

El autor del gol más importante de la historia de Talleres asegura que el partido más difícil de su vida fue el que le ganó al cáncer un año atrás.

Julián Maidana
"Ahora estoy bien", dice Maidana, quien hace un año terminó una quimioterapia. | Fino Pizarro


Julián Maidana se emociona, agradece que el disparador de la nota remita a su noche más gloriosa como futbolista, cuando convirtió el gol que le dio a Talleres su primer y único título internacional. Admite que el recuerdo del 3-0 ante Sportivo Alagoano de Brasil en la final de la Copa Conmebol, el 8 de diciembre de 1999 en el viejo “Chateau”, le genera sensaciones ambiguas: “¡Qué lindo y qué feo! Lindo porque ya pasaron 18 años y aquel partido sigue presente en la memoria de la gente. Y feo, entre comillas, porque estaría bueno que Talleres vuelva a competir en el plano internacional y gane otra copa”. 

También reconoce que el paso del tiempo le dio otra dimensión a aquel logro: “Fue muy importante, aunque en su momento quizá no hayamos tomado dimensión de su significado. A medida que pasan los años, y sobre todo viendo cómo luego se fueron dando las cosas en el club, la Conmebol ’99 es un hito que se agranda cada vez más”.

“Es impresionante cómo el hincha tiene grabado aquel cabezazo que significó el gol del triunfo en el último minuto de juego. Es hermoso caminar por las calles y que un muchacho te diga que fue a ver aquel partido de la mano de su papá o que una mujer te cuente que estuvo en la cancha embarazada y que su hija nació 15 días después y se llama Azul”, cuenta Maidana. Y reflexiona: “Hay gente que ‘ningunea’ ese título, pero es el folklore del fútbol. A esa copa la ganaron Lanús, Rosario Central y Talleres, y en todo caso es un título internacional que tiene Córdoba. Yo estoy muy orgulloso de haberlo ganado, igual que todos mis compañeros”.

El otro aniversario

Otra vez se emociona, y nuevamente agradece. En este caso, Maidana habla del partido más difícil que le tocó jugar: “En agosto de 2016 me detectaron cáncer de testículo y tuve que ir a cirugía. Luego hice cuatro sesiones de quimioterapia, la última justo hace un año. Nadie está preparado para algo así, pero en lugar de quejarme o bajonearme decidí hacerle frente, porque así encaré la vida siempre. Hoy estoy muy bien, haciendo vida normal”.

Fue aquel momento complicado el que motivó el reencuentro de los campeones del ’99: “Un día me llamó ‘la Chanchita’ Albornos y me preguntó qué me pasaba. Le conté, él lo comentó en las redes y ahí explotó todo.¡Hasta mis excompañeros de Gremio de Brasil me llamaron! Esas muestras de cariño fueron reconfortantes y me dieron ánimo para seguir. Después David Díaz armó un grupo de WhatsApp y nos juntamos en la casa del ‘Topo’ Gigena. Yo estaba pelado y con 10 kilos menos, pero me ponía la gorra para no parecer un cadáver y hacía de todo. Quería que mis familiares y amigos supieran que estaba bien”.

“La vida se ve de otra manera después de un problema grave de salud. Ya no te enojás porque el que maneja el auto adelante tuyo no pone el guiño antes de doblar, o porque la plata no te alcanza para llegar a fin de mes”, asegura Maidana, quien señala como pilares de su recuperación a su esposa Noelia y a sus tres hijas: Victoria (12), Luciana (5) y Antonella (2). 

“Soy técnico recibido pero no sé si quiero dirigir. Ya viví la locura del fútbol y sinceramente le esquivo. Hoy estoy encaminado por el lado familiar y prefiero otras cosas: viajar, ir al parque con mis hijas… Por suerte, ninguna juega al fútbol, ¡eso es buenísimo!”, añade el exdefensor, quien coordina en Valle Escondido una de las escuelas de fútbol del Inter de Milán.

-¿Cómo ves a Talleres en la actualidad?

-El club está haciendo muy bien las cosas, hay que felicitarlo. Por eso está como está, y seguramente en breve volverá al plano internacional. ¡Imaginate lo que hubiese sido el equipo del ’99 con las cosas ordenadas como hoy! El primer paso ya se dio, que fue engrosar el promedio y afirmarse en Primera, y creo que ahora ya está para ir a una Copa. ¡Sería hermoso! Sé lo que representa, porque tuve el orgullo de jugar con Talleres la Conmebol ’99, la Mercosur 2001 y la Libertadores 2002. Me encantaría que el club volviera a dar la vuelta olímpica en un torneo internacional. ¿Qué puede opacar de lo que hicimos nosotros hace 18 años? Nada. ¡Al contrario! Sumaríamos un trofeo más.

El descenso, la otra cara de la moneda

A la hora del balance, Maidana se define como un agradecido del fútbol. “Extraño el vestuario, las juntadas antes y después de los entrenamientos, los mates y las bromas, porque en Talleres realmente la pasábamos bien. No me gustó ser capitán de un club que tenía 200 líos, porque eso me expuso demasiado. Luché por mis compañeros y no me arrepiento, pero me hubiera encantado vivir en esta época del club. Hoy está todo ordenado, no tenés que discutir o aguantar que algún tarado te diga ‘no te pagamos, pero jugás igual’ porque sos futbolista y no un laburante común”, sostiene.

De aquellos tiempos en la “T”, Maidana recuerda sus diferencias con Dossetti, Granero, Ahumada, los tres Carlos que manejaron sucesivamente la institución entre 1997 y 2009: “Vos sabés muy bien lo que era aquella banda. Fue todo muy problemático, muy duro, pero lo supimos sacar adelante. Sólo nosotros sabemos las cosas que tuvimos que pasar”.

-Inclusive te quisieron señalar como culpable del descenso de 2004.

-Yo estoy muy tranquilo. Aquella vez era imposible evitar el descenso directo y nosotros lo logramos, pero antes de la reválida teníamos que enfrentar a Quilmes con la chance de zafar de todo y clasificar a la Sudamericana y la Libertadores. Con ‘Jota Jota’ López y ‘Chicho’ Serna les planteamos a los dirigentes que lo mejor era jugar ese partido con suplentes y prepararnos bien para el cruce con Argentinos Juniors y nos trataron de cobardes. Ir a las copas era 1,1 millón de dólares, más plata para el bolsillo de ellos. Se pensó en lo económico y no en los destinos del club, como siempre sucedía en esa época. Al final no le pudimos ganar a Quilmes y llegamos cansados a las finales. ¡Y encima seguían sin pagarnos los sueldos! Una dirigencia seria, hubiera hecho las cosas de ese modo.