CORONAVIRUS
Deuda pendiente

Las mujeres sufren más la crisis que provocó el coronavirus

Además de la desigualdad laboral en cuanto al género, las mujeres están en una situación de especial vulnerabilidad en tiempos de pandemia.

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Sobrecargadas. Mujeres cuidan de sus hijos y teletrabajan. | shutterstock

Las mujeres son las más afectadas por la crisis económica, social y sanitaria que la pandemia va dejando a su paso. La desigualdad enorme que exhibe el mercado de trabajo, y el ejercicio mayoritario de las tareas de cuidado, las coloca en una situación de especial vulnerabilidad: 118 millones de mujeres latinoamericanas quedarán bajo la línea de la pobreza por la debacle provocada por el coronavirus, un 22% más que el año anterior.

Estos datos se desprenden de dos informes muy interesantes que se presentaron, y de una actualidad notable. Los aportes de la academia y de la ciencia son fundamentales, porque nos ayudan a ponerle cifras a situaciones que percibimos cotidianamente.

La Cepal, junto a la ONU Mujeres, realizó una presentación sobre la política de cuidados en América Latina y el Caribe. Además, se publicó un estudio conjunto del Conicet con los ministerios de Mujeres, Géneros y Diversidad y de Ciencia, cuyo título es “Impacto del COVID-19 en la vida de las mujeres”.

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118 millones de mujeres latinoamericanas quedarán bajo la línea de la pobreza por la debacle provocada por el coronavirus, un 22% más que el año anterior

La sobrecarga de tareas no remuneradas e invisibilizadas, como el trabajo doméstico y de cuidados (principalmente de niños, adultos mayores y personas con discapacidad) que históricamente caen sobre las espaldas de las mujeres, se ha incrementado en estos últimos meses. Según el estudio del Conicet, un 92,6% de las mujeres relevadas se encarga de asistir a sus hijos con las actividades escolares mientras las escuelas están cerradas.

Afuera del hogar el panorama no mejora. Los despidos, suspensiones y la precarización generalizada del trabajo están provocando una merma importante de sus ingresos. La situación para quienes viven en barrios populares es aún más difícil, al estar marginadas de los empleos formales y sufrir problemas estructurales de infraestructura y servicios. Las mujeres migrantes, originarias y trans/travestis, regularmente tropiezan con impedimentos sistémicos y coyunturales para trabajar, moverse y llevar una vida normal.

Si de vulnerabilidad y desigualdad hablamos, un dato de la CEPAL pone una nota de alerta: el 73% de los trabajadores de la salud de la región son mujeres. Allí están ellas, en la primera línea frente a un virus que ya se cobró la vida de más de 250 mil personas en América Latina y el Caribe.

Los efectos profundos de la cuarentena en las familias

Hasta aquí el diagnóstico. Y ahora la pregunta obligada: ¿qué hacemos? Como vengo manifestando hace tiempo, esta crisis puso en la agenda pública temas cruciales cuya resolución, sin exagerar, definen las posibilidades de que nuestro país ingrese de una vez por todas en la senda del crecimiento y el desarrollo sustentable e integral. Pues bien, no tengan dudas: transformar de raíz la situación de las mujeres es uno de esos temas.

El Estado debe involucrarse de lleno en las tareas de cuidados implementando una política transversal por los próximos años. ¿Cómo? Aplicando la Ley de Educación Nacional que establece la obligatoriedad del Nivel Inicial desde la salita de cuatro años; coordinando inteligentemente los esfuerzos para atender a los adultos mayores y a todas las personas que necesitan asistencia permanente, tanto en el ámbito público como privado. Rompiendo, en definitiva, con la brecha enorme entre los hogares con recursos y los pobres, entre los que pueden pagar por servicios de calidad y los que tienen que arreglárselas como pueden.

Necesitamos, no solamente por las mujeres sino por la sociedad toda, abandonar de una vez y para siempre, el paradigma machista

Más mujeres tendrán tiempo para estudiar, capacitarse y acceder a empleos de calidad. Habrá más instituciones dedicadas a todo tipo de cuidados con profesionales especializados desempeñándose en ellas. En el plano impositivo, ingresarán al Estado recursos genuinos. En poco tiempo podremos generar un nuevo polo de crecimiento económico, basado en un proceso de inclusión social y formalización laboral, en una Argentina demasiado acostumbrada a los parches permanentes y a atar todo con alambre, una situación que pide a gritos soluciones de largo plazo.

Es hora de abordar la situación de la mujer en las políticas públicas que le toca llevar adelante al Estado, en todos sus niveles. La vulnerabilidad de las millones de mujeres -y el rol preponderante que le toca vivir en este tiempo de pandemia- nos exige poner en agenda, hoy más que nunca y como siempre, desde que luchamos por esta causa, todas las medidas que fortalezcan su situación. El Estado debe garantizar condiciones de vida dignas. La realidad nos muestra otra cosa. Necesitamos, no solamente por las mujeres sino por la sociedad toda, abandonar de una vez y para siempre, el paradigma machista y retrógrado que impide el pleno desarrollo de nuestra sociedad.

*Vicepresidente UCR Nacional. Diputada Provincial PBA – Juntos por el Cambio.