CULTURA

El ‘Archivo Foucault’: texto, experiencia, lucha

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¿Qué sucede con los escritos de Foucault? Desde su desaparición en junio de 1984, hace treinta años, la publicación de sus trabajos no ha dejado de crecer. Asistimos, de hecho, a una extraordinaria proliferación discursiva. Primero en francés y, a partir de aquí, en las traducciones a las diferentes lenguas. Extraña situación para quien en su última voluntad manifestaba el deseo de que no hubiese escritos póstumos. Para sus lectores o –¿por qué no?– sus usuarios, el interés y las vías de acceso a su pensamiento se han multiplicado.
Por supuesto, la edición de sus cursos en el Colegio de Francia ha desempeñado un papel fundamental en toda esta dinámica. Cuando esta serie de cursos terminen de aparecer (en francés sólo falta uno, titulado Teorías e instituciones penales), otros cursos, dictados en diferentes instituciones, tomarán sin duda la posta. De hecho, acaba de publicarse Obrar mal, decir la verdad, una serie de clases en la Universidad Católica de Lovaina de 1981 que constituyen una genealogía del dispositivo de la confesión, desde los griegos hasta el siglo XX. Y, con el tiempo, también verá la luz una parte del Archivo Foucault, de aproximadamente unas cuarenta mil páginas, que acaba de adquirir la Biblioteca Nacional de Francia.
¿Cómo afrontar esta extraordinaria masa de proliferación discursiva? En una entrevista de finales de 1978, con Duccio Trombadori, Foucault distinguía diferentes géneros de libros: el libro-verdad, el libro-demostración y el libro-experiencia. Sus libros tratan de ubicarse en esta última categoría, refiriéndose específicamente a Vigilar y castigar: “Se lo lee –sostiene– como una experiencia que cambia, que impide seguir siendo los mismos o tener con las cosas y los otros el mismo tipo de relación que antes de la lectura. […] Este libro no ha hecho otra cosa que inscribirse en algo que estaba efectivamente en vigencia; en la transformación, podríamos decir, del hombre contemporáneo respecto de la idea que tiene de sí mismo”. No se trata, sin embargo, de experiencias en el sentido personal del término. Un libro-experiencia es también un libro-lucha. En este sentido, en el curso recientemente publicado en Francia, La sociedad punitiva, Foucault afirma que las categorías de autor, obra o texto no son más que el efecto de la escolarización de la sociedad, que busca desactivar los discursos, aislándolos de las luchas y de las estrategias en las que ellos se inscriben. Un texto, dice literalmente, “es un discurso que ha perdido su contexto y su eficacia estratégica”. Al Archivo Foucault, por ello, no lo constituyen sólo sus textos, sino, sobre todo, las experiencias y las luchas que ellos hacen posibles.
    

*Director de la colección Fragmentos Foucaultianos (Siglo XXI). Autor de Pensar a Foucault (1995), Diccionario Foucault (2011) y Lecturas foucaultianas. Una historia conceptual de la biopolítica (2011).