CULTURA
Novena entrega

El arte frente a su muerte: Arthur Danto

Tanto Hegel como Danto anuncian una postergación del arte. Pero los puntos de partida son muy diferentes. Como dijimos, para Danto, basado en su interpretación de Vasari y Gombrich, el arte ha sido una técnica de representación, de la mímesis, a diferencia de Hegel que sostiene que es un medio de aproximación al Espíritu Absoluto.

Brillo Soap, de Andy Warhol 22102025
Brillo Box (Soap Pads), 1964, de Andy Warhol, MoMA, Nueva York. Acrílico Tinta Escultura (43,3 x 43,2 x 36,5 cm.). Pintura de polímero sintético y tinta serigráfica sobre madera. | Captura Web

A fines de los ’90 Arthur Danto en “El final del arte” (El Paseante, 1995, núm. 22-23), nos dice que “El arte ha muerto. Sus movimientos actuales no reflejan la menor vitalidad; ni siquiera muestran las agónicas convulsiones que preceden a la muerte; no son más que las mecánicas acciones reflejas de un cadáver sometido a una fuerza galvánica.”

Pero más adelante, en un ensayo posterior, quizás siguiendo a Hegel, afirma que “Una historia había concluido. Mi opinión no era que no debía haber más arte (lo que realmente implica la palabra 'muerte"), sino que cualquier nuevo arte no podría sustentar ningún tipo de relato en el que pudiera ser considerado como su etapa siguiente. Lo que había llegado a su fin era ese relato, pero no el tema mismo del relato.” (Danto, A., Después del fin del arte, 2003, Ediciones Paidós). Elegimos este ensayo de Danto porque lo consideramos menos circunstancial, ya que aquí desarrolla su visión sobre la historia de arte y su eventual final.

Después de la ominosa cita que hemos referido en el primer párrafo, Danto invoca a Hegel como fuente inspiradora y se refiere a dos concepciones del arte. En la primera desarrolla su propia interpretación de Vasari y Gombrich como apoyo de una teoría exclusivamente representativa del arte. En este caso, la misión del arte sería representar, y su evolución consiste en mejorar la mímesis, en desarrollar técnicas ópticas, pictóricas o aplicables a la escultura, que permitan imitar con mayor fidelidad al objeto representado.

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En ese sentido la perspectiva fue un paso decisivo. El otro paso es el cine que incorpora el movimiento a la representación. Antes del cine el movimiento se indicaba con la pose, como en el David de Donatello o el brazo del Cristo de Giotto en la Arena de Padua, que Danto pone como ejemplos.

Los antiguos intentos de imitar el movimiento fracasaron, como nos muestra el mito de Dédalo, a quien se le encargó fabricar autómatas para la diversión de los hijos de Minos, o el recuerdo real de Herón de Alejandría que creó verdaderos autómatas, pero el movimiento era burdo.

El movimiento recién será representable con la llegada del cine. Señala además como posibilidad de progreso la holografía, una técnica fotográfica que permite representar las tres dimensiones y que aumentaría la calidad de la mímesis. La aparición de la fotografía y la posterior aparición del cine generan una crisis sin precedentes en el arte como mímesis y lo desalojan como medio de representación. “En términos generales, pienso que, a menos que la mimesis se convierta en diégesis o narración, la capacidad de emocionar de una forma artística acaba por desaparecer”, nos dice, con lo cual considera terminado el arte como representación.

En una mirada de progreso indefinido de la historia, tanto la ciencia, como la filosofía y las artes llegarían en algún momento a su fin y esto es lo que le ha sucedido al arte como representación. A partir de ese momento comienza la segunda concepción según Danto, en la cual el arte será expresión de los sentimientos del artista. Croce publica en 1902 “La estética como ciencia de la expresión y del lenguaje”, señalando para muchos el camino del arte en el siglo XX. El arte ya no representará ni al mundo ni a los hombres, sino que expresará los sentimientos del artista.

Al no haber representación los objetos perderán valor, hasta desaparecer, como en el expresionismo abstracto. Si el arte expresa sentimientos no hay posibilidad de progreso, porque no hay posibilidad comparativa. (…) “si El Greco pinta santos como formas verticales estiradas, si Giacometti modela figuras incoherentemente demacradas, no es por razones ópticas ni porque esas mujeres, santos o figuras sean realmente así, sino porque los artistas revelan respectivamente sentimientos de agresividad, anhelo espiritual y compasión”.

A partir del arte como expresión, se suceden distintos movimientos, muchísimos, cada uno de los cuales pretende mejorar la expresión o expresar algo distinto, a punto tal que ya “la creatividad no parecía consistir tanto en hacer una obra como en configurar un periodo”.

“Al final, virtualmente, lo único que hay es teoría: el arte se ha volatilizado en un resplandor de mera auto-reflexión, convertido en el objeto de su propia consciencia teórica. En el caso de que algo como esto fuera remotamente verosímil, podríamos suponer que el arte habría llegado a su fin. Evidentemente, seguirían produciéndose obras de arte, pero los artífices, viviendo en lo que yo he dado en llamar «el periodo post-histórico del arte», crearían obras carentes de la importancia o el significado histórico que tradicionalmente se les atribuye.”

Danto sostiene que la historia del arte llegó a su fin en 1964, no que el arte en sí mismo haya terminado. Las "Cajas de Brillo" de Andy Warhol marcan el fin de la historia del arte, ya que representan la “indistinguibilidad” entre el arte y la realidad, la expresión artística serán los objetos de la producción industrial o de la realidad en general.

Hay en el pensamiento de Danto influencia de la transición de la modernidad a la posmodernidad en el arte. Pero el cambio más rotundo es su “Teoría institucional del arte,” en la cual promueve la idea de que el arte se define por su contexto institucional, más que por sus cualidades intrínsecas. Danto considera que el arte es una institución social, con sus propias normas, prácticas y valores. También argumenta que el arte se define por su relación con la institución artística, más que por sus propiedades intrínsecas.

Como hemos visto antes el "mundo del arte", el conjunto de instituciones, críticos, coleccionistas, etc. juega un papel fundamental en la definición y comprensión del arte. Danto sostiene que, en la era posmoderna, es cada vez más difícil distinguir entre arte y no-arte, es arte lo el “mundo del arte” dice que es arte.

Fin de la historia del arte

Tanto Hegel como Danto anuncian una postergación del arte. Pero los puntos de partida son muy diferentes. Como dijimos, para Danto, basado en su interpretación de Vasari y Gombrich, el arte ha sido una técnica de representación, de la mímesis, a diferencia de Hegel que sostiene que es un medio de aproximación al Espíritu Absoluto.

Para Hegel el arte seguirá existiendo, pero será reemplazado por la filosofía como camino al Espíritu. Danto no considera el valor metafórico del arte, no cree que haya sido ni sea un medio de aproximación al Misterio.

Según Danto la técnica de representación permite definir una evolución del arte, una historia del arte. Pero cuando la representación se agota con la aparición de la fotografía y el arte es expresión de los sentimientos del artista, la posibilidad de una evolución termina y, como sostiene Croce y adhiere Danto, el objeto ya no interesa, es solamente un medio para expresar una idea – concepto. Ha desaparecido la primera expresión del arte que conocemos: el cuerpo.

En ese caso podrá usar objetos de la vida cotidiana o gestos y actividades del propio artista o de actores, performers, happenings o cualquier otro medio. Hegel ve al Misterio, al Espíritu como referencia, cree en un impulso inmemorial e inevitable que intenta llegar al “Espíritu Absoluto”. El arte fue el instrumento más apto que ha quedado postergado por la filosofía.

La representación es un medio, solamente un medio de realización del arte, cuyo fin es o ha sido acercarse al Misterio, al “lugar” adonde no hay espacio ni tiempo porque cesa el entendimiento, termina la razón. Danto también ve una postergación del arte, que como vimos, ha recorrido tres etapas: la representación o mímesis, la expresión del sentimiento y la de una idea. En esta última etapa el arte consiste en mostrar cualquier objeto que exprese esa idea, ese concepto. El arte es conceptual. Alguien lo tiene que explicar, porque el objeto en sí no significa nada más que su propia objetividad. El título de la obra es vital.

Y, finalmente, ya no es la emoción, la vibración de las personas comunes, lo que define qué es arte porque dichas emociones ya no existen. Son los curadores, los coleccionistas, los directores de museos y el mercado quienes definen que obra es arte, cuál es su significado y su valor, artístico y de mercado, que normalmente coinciden. Dejando de lado profundas diferencias, Danto y Hegel coinciden en el final: el arte ha sido postergado.

(*) Julio César Crivelli es coleccionista de arte y presidente de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes