En las tribus de madres y padres circulan como el juego del paquete. Se prestan y se vuelven a pedir. Porque se olvidan subrayados, porque nació el segundo, porque ya no se consigue en librerías. Guías para padres desorientados, sabiduría que no provenga de otras generaciones, la “voz autorizada” que nos diga cómo se hace esto, cómo se cría a este ser humano tan frágil y misterioso.
En la actualidad, estos títulos aparecen en todas las vidrieras: escritos por pediatras, por especialistas en alimentación infantil, por psicólogos y hasta científicos.
Mientras se registra por cuarto año consecutivo una caída en la venta de libros, algunos de los que apuntan a padres y madres mantienen una venta constante que obliga a reimpresiones y reediciones actualizadas. ¿Detectó la golpeada industria editorial la avidez de los padres por informarse? ¿Tienen estos lectores más sed de conocimiento sobre cómo criar a sus hijos que generaciones anteriores?
“La etapa de la crianza es un momento en el que nos damos cuenta de que hay muchísimo por aprender, porque nos aparecen montones de preguntas para las que no siempre tenemos respuesta. Los libros nos traen ideas y nos ayudan a pensar y a orientar nuestras decisiones”, dice a PERFIL la bióloga e investigadora del Conicet Melina Furman, autora del libro Guía para criar hijos curiosos. Ideas para encender la chispa del aprendizaje en casa (Siglo XXI).
En su libro, Furman brinda ideas para potenciar esa curiosidad innata de los chicos: tips para aprender a comprender y para desarrollar la metacognición y sus capacidades socioemocionales, entre otros. Además, al final de cada capítulo incluye consejos prácticos para aplicar en casa.
Desde las editoriales reconocen esta proliferación de libros vinculados con la crianza. Incluso sellos que no suelen trabajar títulos relacionados con esta temática lo hicieron, como Siglo XXI, que se animó a publicar esta guía de Furman. “El libro de Melina es un caso atípico, porque es de divulgación científica en relación con temas de crianza”, cuenta Yamila Sevilla, editora de ese sello. “En el contexto de esta crisis, que es aguda y se está sintiendo en todos los libros, este lleva vendidos ocho mil ejemplares en dos meses, que en este momento es un montón”, cuenta la editora.
“Están apareciendo más títulos. Cambió el modelo de familia y también cambió la forma de crianza; hay nuevas maneras de criar a los hijos”, comenta a PERFIL Vanesa Hernández, editora de Paidós, Ariel y Crítica, y quien trabajó en la edición de libros como Más crianza, menos terapia, del psicoanalista Luciano Lutereau, y La madre que puedo ser, de la periodista ecuatoriana Paulina Simón Torres.
En este nuevo escenario, los libros destinados a padres ya no son los mismos. Los títulos más populares y mencionados en esta nota no son manuales ni bajadas de líneas unívocas sobre cómo educar a los hijos, sino libros que cuestionan, reflexionan o brindan herramientas. Textos con los que los padres aprenden pero, sobre todo, se sienten acompañados y contenidos. Tal es el caso de los dos libros que editó Hernández en Paidós.
La periodista ecuatoriana Paulina Simón Torres había escrito hace unos años un artículo que tuvo mucha repercusión en las redes. El texto, publicado en la revista online Soy la Zoila, se titula “Yo, la mala madre”. Allí, la autora reflexiona sobre cómo se juzgan las decisiones que toman las madres con sus hijos. En La madre que puedo ser narra con honestidad su experiencia con la maternidad: sus dudas, sus temores, sus activismos pasajeros, sus alegrías y renuncias.
Desde Ecuador, la periodista reconoce que ahora hay muchos más libros sobre este tema y más específicos que antes: “Los padres y madres de hoy vivimos atemorizados y sentimos que nada de lo que hacemos está muy bien, entonces recurrimos al manual para tener algo de paz”.
“Cuando quedé embarazada me recomendaron el libro Bésame mucho, de Carlos González. A partir de ese libro fui descubriendo toda una lectura y una corriente sobre el tema de la crianza”, cuenta Nadina Sastre, madre de mellizos, y agrega: “No creo en los conceptos extremos, uno toma lo que le sirve a uno en sus circunstancias particulares”.
“Lo que encontré en los libros fueron explicaciones y fundamentos de lo que yo, como mamá, ya sentía y creía. Si tenés el tiempo y la posibilidad, es genial leerlos. Te sentís menos sola cuando tu entorno pone en duda que tengas tanto a tu hija en brazos, duermas con ella (básicamente... porque si no, no duerme) o insistas en darle el pecho aun teniendo las mil y una dificultades. Además, sacás ideas y, yo al menos, disfruté de cada minuto dedicado a la lectura”, cuenta la periodista y madre Florencia Calveiro, que leyó libros del pediatra español Carlos González, otro sobre la filosofía Montessori y Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo, de Chimamanda Ngozi Adichie (ver recuadro), entre otros.
Diferencias con anteriores generaciones. Otra área en la que se reflejan los cambios sociales que afectan la crianza es la alimentación. Allí, sobre todo, quedan muy viejos y desactualizados los títulos que las generaciones anteriores hayan leído. Con nuevas tendencias y otra forma de introducir los alimentos, uno de los títulos más vendidos en nuestro país es el que escribieron las médicas Karina Eilenberg y Sabrina Gatti Wosner: Yo amo comer.
Para las autoras, el momento sociocultural que estamos atravesando cuestiona muchas costumbres vinculadas con la crianza. “Somos hijxs de una generación rígida, autoritaria y completamente adulto-céntrica, pero nuestras búsquedas y procesos internos nos han invitado a cambiar las cartas a la hora de ser padres y madres. La investigación y la información al alcance ayudan a desplegar nuevas formas de criar”, opinan las médicas, que también tienen un espacio de charlas y talleres (OliLu Talleres).
En la forma de lidiar con el sueño de los niños también se observa cómo los títulos de décadas atrás han quedado obsoletos. Un claro ejemplo es el libro Duérmete niño, de Eduardo Estivill, que fue un best-seller en los 90 y hoy, con estudios científicos que comprueban lo perjudicial que es dejar llorar a los niños, no se recomienda.
“Hoy las mamás y los papás estamos muy pendientes de la crianza, tal vez más presentes que en otras épocas en las que parecía que los chicos ‘se criaban solos’ y no había tanta curiosidad acerca de cómo era ese proceso y qué podemos hacer para acompañarlo”, reflexiona Furman, doctora en Educación por la Universidad de Columbia. La investigadora señala también las características específicas de nuestra época. “La relación de los chicos con las pantallas y la tecnología en general nos presentan desafíos que antes no existían”, reconoce. “Buscamos más libros porque no sentimos que las nociones de las generaciones anteriores abarquen lo que nosotros vivimos”, agrega Simón Torres.
En la misma línea reflexionan las autoras de Yo amo comer. Eilenberg y Gatti Wosner reconocen que el escenario cambió y hoy los padres ponen en duda todo lo recibido. “Los automatismos de generaciones anteriores ya no cuadran, hay tantas maneras como familias, y hoy todas son válidas. Desde ahí, nos hemos permitido mirar a estos padres y madres y no solo indagar sobre su accionar pasado sino volantear y virar nuestro propio presente. En pos, por supuesto, de mejorar la calidad de la infancia. Eso nos ha obligado a buscar recursos para acompañar el crecimiento. Nos invitó a mirar a lxs niñxs desde su altura, a adaptarnos un poco a ellxs. Hemos entendido que deben ser validados y respetados igual que cualquier ser humano”, escriben a PERFIL las médicas.
Desde su mirada como madre además de editora, Vanesa Hernández, de Paidós, observa más temores y dudas en esta nueva generación de padres. “No sabemos si estamos haciendo las cosas mal o bien, dudamos de las decisiones que tomamos con nuestros hijos. Yo dudo todo el tiempo. Entonces, me gusta buscar en estos libros algo que me ayude a pensar una manera de criar a mis hijos: la propia. Y a entender que la angustia es inherente a la maternidad o paternidad”.
Otro de los títulos que publicó Paidós este año y muy consultado por madres y padres es el que escribió el psicoanalista Luciano Lutereau, Más crianza, menos terapia. Lejos del género autoayuda y de las recetas mágicas, el autor no dice “qué hay que hacer” sino que remarca la mirada del niño y nos ayuda a ponernos en su lugar.
Para Lutereau, este boom editorial de libros para padres se debe al cambio en la relación entre padres e hijos. “Hay un desconcierto de los padres respecto de las nuevas generaciones de niños donde se modificaron, sobre todo, las relaciones de autoridad. La autoridad de los padres no está dada por sentado, y los padres se encuentran con muchas dificultades para hacer valer su palabra ante los niños”, explica. Y agrega: “Los padres hoy en día se sienten mucho más cuestionados respecto del saber de poder garantizar su autoridad. Ya no alcanza con decir ‘soy tu padre’, ‘soy tu madre’, ‘porque lo digo yo’, sino que hace falta recurrir a nuevas formas de intervención, otro uso de la palabra que no tiene que ver con poder declararse como quien sabe”.
¿Por qué ya no es suficiente el consejo de las anteriores generaciones? Para Lutereau se debe a este cambio estructural en la relación del niño contemporáneo y sus padres. “Hoy los niños no creen que los adultos sepan gran cosa y quizás tienen razón. Los niños muchas veces saben más cosas que los adultos. Esto se debe a las nuevas tecnologías, que tienen una relación no mediada con el saber, algo que antes era potestad exclusiva de los adultos. El niño participa, cuestiona, decide cosas que antes no decidía”, opina el psicoanalista.
Sed de información. Con la crisis de la industria editorial, la elección de qué publicar se vuelve más difícil y no suele haber mucho margen para riesgos. Se busca editar aquello que se vende seguro, aunque nunca se tenga la total certeza de antemano. Grandes y pequeñas editoriales detectaron esta necesidad de los padres y eligieron en los últimos meses publicar títulos para ellos.
Para Simón Torres, esta búsqueda que hacen los padres a través de los libros está vinculada con el deseo de ser buenos padres. “Hacerlo mejor que lo que lo hicieron con nosotros y nuestro temor de arruinarlos todo. Sentimiento auspiciado por demasiada publicidad que nos causa mucha culpa, innecesaria”, afirma la periodista cultural y crítica de cine.
Sin embargo, la búsqueda incansable de información nos puede volver insaciables a la hora de hacer. “Uno de los grandes riesgos es convertirnos en súbditos de los nuevos gurúes de turno”, advierten las autoras de Yo amo comer, y agregan: “La propuesta (y el desafío) es transformarnos en padres y madres auténticxs, únicxs. Informadxs y conscientes pero genuinxs. Entendiendo y registrando nuestras propias limitaciones y preferencias, y sobre todo conociendo a nuestrxs hijxs. La libertad se basa en poder elegir. Para eso hay que tener opciones, informarse, pero elegir”.
Los libros aparecen como una herramienta, como una fuente de información, como una voz autorizada, pero son los hijos y la incertidumbre de la crianza con lo que debemos convivir y aprender día a día. “Nuestra generación está obsesionada con querer ser buenos padres, con tener algún tipo de garantía. Cuando son, en realidad, la angustia y la preocupación las principales brújulas. A veces, buscar tener las cosas claras hace que no nos banquemos la interpelación de ese niño”, advierte Lutereau.
Con Google al alcance de nuestros dedos y millones de preguntas-respuestas navegando en el océano incierto de la web, siguen siendo muchos los padres que buscan una voz autorizada en los libros. Para informarse, para aprender, para sentirse menos solos, los padres recurren a estas propuestas originales. Entre tanto Petit Enfant y flores, los libros aparecen como un regalo útil para llevarles a los padres del recién nacido al sanatorio.
Un libro para criar feministas
Entre los títulos vinculados con la crianza, aparece el libro de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo (Literatura Random House). Publicado en Argentina en junio de 2017, el libro está dirigido a aquellos padres que deseen combatir los estereotipos de género.
Autora de novelas como Todos deberíamos ser feministas (que vendió más de medio millón de ejemplares), su libro nació cuando una amiga de la infancia le preguntó cómo debería criar a su hija para que fuera feminista. Chimamanda se dio cuenta de que no sabía qué responderle. Entonces decidió escribirle 15 sugerencias, que luego se transformaron en libro.
Algunos de sus consejos para criar en igualdad:
• En lugar de enseñarle a tu hija a agradar, enséñale a ser sincera. Y amable. Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en realidad...
• Enséñale que un hombre NO tiene la obligación de proveer.
• No le digas nunca que debe hacer algo o dejar de hacerlo “porque es una niña”.
• Jamás hables del matrimonio como un logro.
• Enséñale que si criticas X en las mujeres pero no en los hombres, tal vez no tengas un problema con X sino con las mujeres.
• La ropa no tiene nada que ver con la moral.
• Saber cocinar no es un conocimiento preinstalado en la vagina. A cocinar se aprende.