Si hay una época del año donde se intenta recargar energía y recuperar el relax que invita a leer, es el verano. Claro, en la Argentina no hay descanso ni manera de aburrirse si uno está interesado en la actualidad y la actividad política y económica, pero las ganas de encontrarse con el placer de la lectura se reavivan en verano, tengamos la chance de irnos de vacaciones o al menos tomarnos un descanso.
Poesía, cine, viajes, la oferta literaria siempre es extraordinariamente variada en la Argentina, aquí van algunos recomendados para no perderse.
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Paisajes opacos. Sobre las nubes en el cine. Alvaro Bretal seleccionó una serie de trabajos sobre las nubes en el cine y lo presenta como un “capricho innecesario”. El resultado es un libro genial, con un recorrido de lo más extraño por distintas cinematografías, que abarcan a John Ford, Leonardo Favio y Bela Tarr, entre muchos otros. Es el primer trabajo de Taipei Libros.
Servidumbres, de Eduardo Magoo Nico, es el tercer libro de poemas del autor, argentino que reside desde hace más de dos décadas en Italia. Esta obra contiene cuatro libros. Formas del agua en el primero, seres marinos y mitológicos en el segundo y el propio lenguaje, tan necesario de pensar en un poeta, en los dos últimos.
Guinness World Records 2024 (Edición Latinoamérica). Es una obra de referencia publicada anualmente que contiene una colección de récords mundiales, tanto en los logros humanos como del mundo natural. El propio libro ostenta dos récords mundiales: es la serie de libros más vendida con derechos de autor de todos los tiempos y sus ejemplares integran la lista de libros más robados de las bibliotecas públicas en los Estados Unidos. Siempre es divertido revisar proezas humanas y naturales, entre las que se destacan el récord de Lionel Messi por ganar su octavo balón de oro como el mejor futbolista del 2023.
Libros para llevarse a la playa
Pero aún así, de María Moreno. El libro que la autora escribió con un solo dedo, según ella misma cuenta, tras su ACV, recopila una serie de ensayos y críticas dispersas. Por sus páginas pasan Virginia Woolf, John Berger, Alfonsina Storni, su amor por Chile, con la grafía exaltada de la oda a Gabriela Mistral, a Pedro Lemebel, a Raúl Zurita. Moreno es una de las grandes cabezas de su generación y leerla siempre es un placer y un descubrimiento maravilloso.
El mejor país del mundo, de Mauricio Goldberg. Porteño nacido en 1950, el autor se ganó la vida en distintos países y en varios oficios. Todo ello lo vuelca en su literatura, desde que volvió a afincarse en su barrio, La Paternal. El protagonista de esta novela debe volver a la Argentina desde su tranquila vida en un kibutz de Israel para defender los ideales y la organización que lo formó, en medio de otra dictadura militar.
El parche caliente, de Fabián Casas. El autor, poeta, narrador, guionista y periodista vuelve a la novela después de una década. Se trata de un western onírico y retro futurista, si cabe la expresión, donde el relato dialoga con el cine y con la tradición literaria argentina, con un protagonista que es parte hombre, parte perro, en medio de una galería de desquiciados y excéntricos, que caracterizan los personajes de Casas.
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Música de mierda, de Carl Wilson. El autor partió de la idea de investigar y entender el éxito de Celine Dion, partiendo de la base de pensar que la persona que más discos vende es de quien más gente se ríe. “Tarareamos canciones que decimos detestar. Sólo nos emocionamos cantando cuando nadie nos ve. Lloramos con baladas de las que nos hemos burlado antes. Mentimos sobre lo que nos gusta para que nos acepten. Y decimos que los demás tienen muy mal gusto”, escribe el autor, que se convirtió en un clásico con este ensayo sobre el amor a la música, los prejuicios y la capacidad de emocionarse en estos tiempos ganados por el cinismo.
Viaje científico y político, de Alejandro Malaspina. Eudeba rescata esta obra escrita a finales del siglo XVII, que refleja el diario de viaje de la expedición del autor por América meridional, las costas del Pacífico y las islas Marianas y Filipinas, y el diario de viaje de las navegaciones desde Panamá a las costas de Guatemala y Nueva España, buscando comunicación entre el Atlántico y el Pacífico. Del autor dijo Italo Calvino: “¿Quién fue Alejandro Malaspina? Un hombre abocado a la tensión entre la búsqueda de la utilidad pública y la soledad del explorador, el poeta y el revolucionario”, en su prólogo a Nuestros antepasados, la trilogía que incluía El barón rampante.
Clases de literatura rusa, de Sylvia Iparraguirre. La escritora analiza obras de Alexandr Pushkin, Nicolai Gógol, Fiodor Dostoievski, León Tolstói y Anton Chéjov, determinantes para la cultura universal y para todos los escritores posteriores, que han hecho escuela en la literatura universal. “La literatura rusa del siglo XIX fue leída desarraigada de su pueblo y su cultura. Cuando se lee a Gógol o a Dostoievski se los lee, en general, como flotando en el vacío, desconociendo los hechos que incidieron decisivamente en sus obras y en su escritura”, explica Iparraguirre, que recorre los autores rusos más importantes en diez clases magistrales.
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El hombre y sus símbolos, de Carl Gustav Jung. Es la obra cumbre del famoso psicólogo suizo, que sintetiza su contribución del autor al conocimiento de la mente. La teoría del simbolismo y, en especial, el papel que desempeña en los sueños. Para Jung, el ser humano únicamente podrá alcanzar su plenitud conociendo y aceptando el inconsciente, analizando los sueños y sus símbolos. A través de este clásico leído no solo por especialistas, sino también por todo el mundo de la cultura, el autor intenta demostrar que todo sueño es un mensaje directo, personal y significativo que utiliza los símbolos comunes a toda la humanidad de una forma totalmente individualizada, que a su vez debe interpretarse mediante una clave también individual.
Acompañado de más de quinientas ilustraciones que proporcionan un comentario rápido y excepcional del pensamiento del autor y a partir del análisis de la naturaleza y la función de los sueños, en El hombre y sus símbolos Jung explora, entre otras cosas, el significado simbólico del arte contemporáneo y los significados psicológicos de las experiencias más corrientes de la vida cotidiana.
