El Mütter Museum de Filadelfia, institución estadounidense dedicada a la historia de la medicina, recientemente se vio envuelta en un debate ético, después de que se descubra que dentro de ella se exhiben gemelos siameses, fetos abortados y partes de cerebros. En las vitrinas de madera del museo se encuentran tumores, quistes gigantes y miembros humanos que atrapan las miradas de los visitantes.
La institución, que posee 35.000 piezas, entre ellas 6.000 especímenes biológicos, fue creada en 1863 a partir de la colección personal de un cirujano local, Thomas Mütter, con fines pedagógicos.
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En 2023, bajo el impulso de una nueva dirección, el museo que recibe más de 130.000 visitantes al año, lanzó el Post Mortem Project cuyo objetivo era reflexionar con los visitantes sobre la mejor manera de presentar los ejemplares, adquiridos en su mayoría sin el consentimiento de los pacientes y expuestos sin detalles sobre su identidad.
Como parte de ese proceso, el museo borró cientos de videos de su canal de YouTube, así como una exposición digital de su sitio web. "Ahí fue cuando empezó la polémica", recuerda Kate Quinn, exdirectora del Mutter, quien inició el proyecto. "Eran conversaciones internas que cobraron gran relevancia pública tras la eliminación de los videos de YouTube".

Petición
En un artículo de opinión publicado en The Wall Street Journal, un exdirector del museo lamentó que "un puñado de élites woke cuestionen el pasado del museo y comprometan su futuro", utilizando un término que los conservadores suelen usar de forma peyorativa para referirse a las ideas progresistas.
Poco después, se formó un grupo de activistas llamado Protect the Mütter, quienes mediante una petición consiguieron más de 35.000 firmas para exigir la destitución de Quinn. Los integrantes del grupo se hacen las siguientes preguntas: ¿cómo conservar y mostrar restos humanos?.
"El contenido en línea estaba siendo destrozado, había cambios de personal, se cancelaban algunos eventos del museo", como su popular fiesta anual de Halloween, dijo a la AFP una miembro de la agrupación.
Por su parte, la exdirectora de la institución, que dejó su puesto hace unos meses, asegura que la dirección “no quería cambiar radicalmente el museo”. "El objetivo era involucrar a la gente a participar en el debate y a acompañarnos en esta aventura", afirma, lamentando que "esto haya tomado tales proporciones".

Proyecto Post Mortem
Recientemente, el Mütter presentó las conclusiones de su Proyecto Post Mortem durante una velada especial, con el objetivo de "contextualizar" y sacar del anonimato su colección de restos humanos. De esta forma, los visitantes pudieron aprender más sobre la vida de Mary Ashberry, una mujer con enanismo, cuyo esqueleto se encuentra expuesto, o de Joseph Williams y su “megacolon” de 2,4 metros de largo.
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"La cuestión no es si debemos o no exponer restos humanos, sino más bien si podemos hacerlo de una manera que haga justicia a estas personas y a su historia", explica Sara Ray, nueva codirectora.
Aunque "la gente siempre ha sentido fascinación por el cuerpo humano y su diversidad", explica a la AFP la antropóloga Valerie DeLeon, "desde hace algún tiempo, mira estas colecciones y se pregunta cosas sobre las personas representadas, como '¿han elegido estar ahí?'".

Todavía quedan preguntas difíciles por responder, como qué hacer con las piezas anónimas, cuestiona una activista, quien cita como ejemplo el esqueleto de un hombre de 2,29 metros cuyo nombre se desconoce.
“Este ejemplo de acromegalia debe exhibirse con respeto y ayudar a las generaciones futuras a comprender mejor una enfermedad crónica que sigue afectando a personas a diario", opina la integrante de Protect The Mütter.
BGD / Gi