Hablar de crisis climática es hablar de desigualdades. Aunque el aumento de la temperatura del planeta afecta a todas las personas -y a cada ser vivo- no impacta ni impactará del mismo modo en todas las regiones del mundo. Es por eso que la última conferencia de las Naciones Unidas, Estocolmo+50, llevada a cabo el 2 y 3 de junio pasado, dejó como resultado un documento con diez recomendaciones clave para acelerar la acción hacia un planeta saludable y sostenible que hace hincapié en que los países más fuertes económicamente que suelen ser los que más contaminan sean “solidarios” con el resto para que todos logren su transición.
Más que un pedido, es un imperativo lógico, ético y moral que se implemente el principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas, ya que el “desarrollo” que consiguieron los países del denominado “primer mundo” se consiguió, en gran medida, gracias a los recursos de los países que hoy no solo tienen una economía frágil, sino que, también, son quienes más sufren el cambio climático.
Crisis climática: olas de calor, incendios, inundaciones y sequías
Para el secretario general de la ONU, António Guterres, la crisis climática es "la principal amenaza contra nuestra existencia" y amerita "un esfuerzo urgente y total para cambiar el curso de las cosas".
El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación son las tres crisis planetarias que se abordaron en mesas de consulta y debates con comunidades, organizaciones, empresas, activistas y gobiernos de todo el mundo, en la capital sueca, bajo el lema "Estocolmo+50: un planeta saludable para la prosperidad de todos - nuestra responsabilidad, nuestra oportunidad". Además, también se conmemoraron los 50 años de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972 que convirtió a la acción ambiental en un asunto mundial “urgente”.
¿Cuáles son los 10 puntos?
Estos son los puntos más importantes del documento elaborado para acelerar la implementación de compromisos para el desarrollo sostenible:
- El bienestar humano, en el centro: un planeta sano es un requisito para la paz, la cohesión y la prosperidad en las sociedades. Se tiene que restaurar la relación de las personas con la naturaleza integrando valores éticos y adoptando un cambio fundamental en actitudes, hábitos y comportamientos.
- Reconocer y hacer efectivo el derecho a un ambiente limpio, sano y sostenible: mediante el cumplimiento del principio 1 de la Declaración de Estocolmo de 1972.
- Adoptar cambios en todo el sistema económico actual: se necesitan políticas económicas y fiscales que den cuenta del valor del ambiente. Se debe invertir en infraestructura, promover el consumo y la producción sostenibles y eliminar gradualmente el uso de los combustibles fósiles. Además, es fundamental el apoyo financiero y técnico a los más vulnerables para que puedan cumplir con su transición.
- Fortalecer la implementación nacional de los compromisos existentes por un planeta saludable: mejorar cada legislación ambiental nacional y aumentar su presupuesto; que haya una mayor colaboración entre las disciplinas académicas y científicas y el conocimiento indígena y tradicional; y mayor acceso y financiación para incorporar tecnologías ambientalmente racionales.
- Alinear los flujos financieros públicos y privados con los ambientales, climáticos y sostenibles: políticas para reencaminar los subsidios perjudiciales para el ambiente, apoyar la diversificación económica y adoptar medidas de recuperación y estímulo.
- Acelerar las transformaciones los sectores de alto impacto como alimentos, energía, agua, edificios y construcción, fabricación y movilidad: promover la circularidad, la eficiencia de los recursos, la producción regenerativa, enfoques y soluciones basadas en la naturaleza en las cadenas de valor; la adopción de marcos que refuercen la transparencia y la rendición de cuentas por parte de las empresas; promover transiciones justas mediante el apoyo a los jóvenes, los trabajadores y las comunidades locales afectadas, mediante el fortalecimiento de las capacidades y habilidades para nuevos empleos verdes; transformar los sistemas alimentarios mediante la promoción de la agricultura y la pesca regenerativas.
- Reconstruir relaciones de confianza para fortalecer la cooperación y la solidaridad internacional: es fundamental que los países desarrollados apoyen a los que se encuentran en desarrollo mediante la transferencia de tecnología, el financiamiento climático de 100 billones de dólares por año y la escucha de todas las partes interesadas, como los pueblos originarios, para la toma de decisiones.
- Revitalizar el sistema multilateral, garantizando un régimen eficaz basado en normas: a través de acuerdos internacionales.
- Reconocer la responsabilidad intergeneracional para la toma de decisiones: tener en cuenta el papel crítico de los jóvenes en la acción ambiental y garantizar su acceso a los fondos para la acción ambiental.
- Hacer avanzar los resultados de Estocolmo+50: se necesita un acuerdo para la protección de la biodiversidad marina fuera de la jurisdicción nacional, una nueva convención sobre plásticos y participar activamente de las próximas conferencias relacionadas.
Calles repletas: la voz de los activistas
Mientras se debatía en el recinto de la ONU, el 3 de junio, miles y miles de personas, especialmente jóvenes, se movilizaron en las calles de Estocolmo y otros lugares del mundo, convocados por Fridays For Future -impulsado por la activista sueca Greta Thunberg-, en el semana 169 de la Huelga por el Clima, para pedir "un cambio fundamental en el sistema político y económico".
Máximo Mazzocco, líder argentino de la juventud ONU y fundador de Eco House Global (EHG), estuvo presente activamente tanto en la marcha como en los debates en Estocolmo y dijo: “Una vez más, integrantes de diversos pueblos del mundo dijimos presente para mirar a la cara a las máximas autoridades y exigir la transición justa que necesitamos. El camino está marcado, falta implementarlo. Cada vez queda más claro que la acción local, la solidaridad intergeneracional e internacional, y ‘aceptar la diversidad de formas de hacer las cosas bien’ serán esenciales para acercarnos a la meta”.
Por su parte, la keniana Mana Omar, una de las activistas que lideró la protesta, dijo: "El Sur global ha sido abandonado para enfrentarse contra la crisis climática cuando África solo contribuye con el 4% del total de emisiones de gases de efecto invernadero. Tenemos las soluciones, implementémoslas. Tenemos el conocimiento, usémoslo".
Es fundamental que para la COP27 que tendrá lugar en Sharm El-Sheikh, Egipto, del 7 al 18 de noviembre de 2022, estos diez puntos pasen a la acción, en conjunto. Ya lo dijo hasta la ciencia: nadie se salva solo.
*Sabrina Pozzi es periodista y Co-coordinadora General de Comunicación de Eco House Global (EHG)