Un informe ejecutado por la consultora Iván Carrino y Asociaciones (YCYA) plantea que la Argentina podría volver a tener una inflación de un dígito en 2031. El estudio analiza la experiencia de 27 países en los que los precios al consumidor registraron una evolución anual de entre el 82% y el 200% anual.
“En el análisis conjunto, los datos indican que los países que lograron bajar la inflación consiguieron el éxito en un tiempo promedio de 9,5 años; o 9 años y 6 meses. Proyectando dicha cifra el caso argentino, podríamos decir que, para mediados del año 2031, el país alcanzará un dígito de inflación anual que podrá, mantener, por al menos, los siguientes tres años, hasta 2034”, sostiene el documento citado por NA.
Los países que se incluyeron dentro del estudio fueron: Ecuador, Sao Tomé and Principe, Sudán, Camboya, Líbano, Mongolia, Albania, Bielorrusia, Jamaica, Perú, Rumania, Turquía, Uruguay, Polonía, Sierra Leona, Angola, Guinea-Bissau, Mozambique, Uganda, Rusia, Israel, México, Serbia, Moldavía, Zambia, Ghana y Costa Rica.
Reservas negativas, dólar al infinito y más allá
De todos esos países, el que tardó menos en vencer la suba sostenida de precios fue Ecuador que, dolarización de por medio, tardó dos años, mientras el que más se demoró fue Costa Rica con 27 años.
“Definimos un ‘proceso exitoso de desinflación’ como uno en el que, tras haber alcanzado una tasa de inflación entre el 80% y el 200% anual en un año dado entre 1980 y 2022, se alcancen tres años consecutivos de una tasa de inflación de un dígito”, sostiene el documento.
Y agrega: “Se eligió el rango del 80% al 200% para encontrar ratios inflacionarios similares a los de Argentina (que terminó 2022 con 94,8%) y, también, para excluir del análisis las hiperinflaciones, debido a la evidencia de que, paradójicamente, es más fácil reducir la inflación una vez desatada una hiperinflación, como lo muestra el caso argentino de 1990”.
Elementos en común de los planes económicos exitosos
- Un nuevo mandato estrecho para el Banco Central centrado en la estabilidad del poder de compra de la moneda.
- Independencia y autonomía para el Banco Central, en donde el organismo monetario no solo fijaría sus objetivos y se blindará ante presiones políticas, sino que, en muchos casos, la financiación directa del déficit del tesoro fue estrictamente restringida o directamente prohibida por mandato constitucional en Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú, entre otros países.
- Una mayor transparencia, con los banqueros centrales obligados a comparecer ante el congreso y ante ala sociedad por sus medidas, logros y fracasos.
SE / LR
