Algunos indicadores que hasta ahora se mostraban holgados o positivos empiezan a dar cuenta de la desaceleración de la economía y, aunque no generan aún demasiada movilidad en el Gobierno para aplicar políticas o medidas anticíclicas, en las empresas, el comercio y la industria están mostrando preocupación. También afectan, por cierto, al nivel de empleo, la inversión, el comercio exterior y el crecimiento, entre otros indicadores.