ECONOMIA
DEUDA EXTERNA

Con guiño de Georgieva y aval de Cristina Kirchner, Massa envió la misión al FMI

La comitiva llega este martes a Washington y se mantiene la tensión por el ajuste fiscal. Hubo acuerdo para evitar una ruptura, con el aval de Georgieva y de Cristina Kirchner.

Sergio Massa y Kristalina Georgieva
Sergio Massa y Kristalina Georgieva | Noticias Argentinas (NA)

La comitiva del Ministerio de Economía, encabezada por el viceministro Gabriel Rubinstein, partió en la noche del lunes rumbo a Washington para cerrar la letra chica de la remodelación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para el repago de la deuda externa. Aun con temas en tensión, con el viaje terminará una novela que comenzó hace tres meses, luego de poner sobre la mesa el impacto que la sequía generó en las cuentas fiscales del país, pero cuyos tiempos se extendieron por encima de los plazos prestablecidos.

Fuentes del Palacio de Hacienda confirmaron a PERFIL que Rubinstein, acompañado por el jefe de Asesores del Ministerio, Leonardo Madcur, y el vicepresidente segundo del Banco Central, Lisandro Cleri, partió desde Ezeiza hacia la capital estadounidense para trazar los detalles de un entendimiento que deberá ser firmado por el ministro Sergio Massa y la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y luego ser aprobado por el Directorio del organismo multilateral de crédito.

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El respaldo del board deberá conseguirse en tiempo récord, debido a que la Argentina tendrá que hacer frente a pagos por USD3.500 millones, correspondientes a vencimientos por USD2.700 millones que se unificaron para el 31 de julio, e intereses por unos USD800 millones para el primer día de agosto. Ese día, el FMI entra en receso, lo que obligaría al país a pagar con yuanes sus obligaciones para no caer en atrasos y complique la situación financiera. Es por eso que la comitiva partió desde Buenos Aires sin el acuerdo totalmente resuelto, como le hubiera gustado a Massa.

Una larga negociación de tres meses

El jefe del Palacio de Hacienda resistió hasta lo que más pudo las presiones del FMI por achicar las cuentas del Estado, aún en plena campaña electoral. En el equipo económico existe “decepción” sobre las negociaciones con el staff del Fondo ante la “inflexibilidad” en torno a las “necesidades políticas” que se deberían haber activado como argumento para permitir excepciones para recalibrar las metas del acuerdo original del repago de la deuda. Para junio, ninguna de las metas se había cumplido, situación que fue aceptada por el efecto de la sequía.

En el FMI había una fuerte expectativa de que Massa fuera el candidato del oficialismo, para darle previsibilidad al acuerdo y evitar, de esa manera, que se convierta en letra muerta al poco tiempo de redactado. Sucede que, desde su asunción, el ministro logró reducir el gasto fiscal y activó herramientas para sumar dólares a las reservas del Banco Central, especialmente a través del dólar-soja para las exportaciones agroexportadoras. Hoy, la opción de una cuarta edición tiene un bajo poder de fuego.

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El estiramiento de las negociaciones puso en alarma a los mercados y algunos analistas habían atado la suba del dólar blue a la incertidumbre del acuerdo. Este lunes, y luego de la victoria de Juntos por el Cambio en Santa Fe, los mercados volvieron a lucir positivos y la brecha cambiaria se mantuvo estable, por debajo del 80%. Las noticias de un acuerdo sumaron al clima de tranquilidad que, de complicarse, prometía poner sombras sobre el plan de Massa de contener a la inflación, luego del 6% de junio informado por el INDEC.

Vencimientos, intereses y un diálogo contrarreloj

La Argentina espera que el Fondo le envíe unos USD2.500 millones de fondos extra a los USD4.000 millones que estaban estipulados, luego de la revisión de junio. Si bien las expectativas iniciales apuntaban a los USD10.400 millones de todo el 2023 e, incluso, unos USD2.000 millones más del año próximo, las exigencias del organismo eran elevadas para los fines de campaña. Hoy, el cumplimiento original, más un extra que le permita al Gobierno superar las tensiones dolarizadoras preelectorales, son bienvenidos en el quinto piso del Palacio de Hacienda.

El ministro y precandidato presidencial de Unión por la Patria debió enfrentar los reclamos de devaluación y de mayor ajuste fiscal, si quería recibir el visto bueno antes de agosto. La resistencia por encarecer el precio del dólar frente al peso tuvo éxito, a partir de los resultados inflacionarios, que prometían afectar cada vez más a los ingresos de la población. Pero la exigencia de ajustar aún más el déficit, para llevarlo al 1,5%, es una discusión que aún está abierta. La comitiva se lleva la misión de sostener, al menos, el 1,9% firmado hasta el momento.

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Para acercar posiciones, que estaban estancadas en la última semana, es que Massa habló personalmente con Georgieva durante el fin de semana. Allí quedó comprometida la “buena voluntad” de ambos lados para llegar a un acuerdo sin la necesidad de “usar como rehenes” a los funcionarios que viajaban hasta Estados Unidos. El ministro todavía no definió si su firma se hará de manera presencial o si lo hará vía zoom. Claro, de todas las negociaciones está al tanto la vicepresidenta Cristina Kirchner, con quien compartió un acto de gestión y de campaña, que sirvió más como un respaldo político que electoral.

AM / ED