El ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica bonaerense, Augusto Costa, encargado de la cartera turística, adelantó que esperan “una temporada similar a la del año pasado, muy negativa en gasto”. “La retracción del turismo interno se completa con la explosión del emisivo y la caída sostenida del receptivo”, planteó.
En conversación con PERFIL, explicó que cayeron un 26% los viajeros por fin de semana largo, pero la mayor cantidad de feriados sirvió para amortiguar las políticas de ajuste. “Esta dinámica sugiere que la ampliación de los feriados es crucial para sostener la actividad turística en la provincia”, razonó.
—¿Qué esperan para esta temporada de verano en la Provincia? ¿Se pueden mejorar los magros números del año pasado?
—Prevemos un escenario similar al del año pasado (que fue muy negativo en términos de gasto turístico). Este escenario está muy lejos de lo que necesita la Provincia para que su sector turístico se recupere de la crisis en la que está inmerso por las políticas implementadas por el gobierno nacional.
Este comportamiento responde a varios factores. Por un lado, hay un mayor movimiento en destinos puntuales asociados a un mayor poder adquisitivo, mientras que en el resto de los centros turísticos predomina un turismo más austero, muy “gasolero”.Al mismo tiempo, el turismo emisivo internacional muestra un desempeño superior al del año pasado, lo que también incide en el movimiento interno.
Aun así, Buenos Aires continúa consolidándose como un destino elegido especialmente por las familias, incluso en un contexto donde muchas tienen que ajustar gastos. En ese sentido, herramientas como Cuenta DNI y los beneficios del Banco Provincia siguen siendo fundamentales para impulsar la actividad, dinamizar el consumo y acompañar a comercios, emprendedores y pymes del sector.
Gracias a estas políticas, logramos amortiguar la caída del consumo turístico que se observa a nivel país. Nuestro objetivo es seguir fortaleciendo un turismo accesible, que genere trabajo, desarrollo local y más oportunidades para todas y todos.
—¿Cuáles son las cifras de caída del sector que manejan?
—Experimentó una caída del 3% en la cantidad de visitantes durante el período de junio a agosto en comparación con el mismo trimestre del año anterior, que había sido muy malo.
Las dos semanas de vacaciones de invierno recibieron 893 mil visitantes. Representó una leve baja del 0,5% con respecto a 2024, pero una fuerte contracción del 12,2% si se compara con 2023.
En relación con los ingresos totales, se produjo un pequeño aumento en comparación con 2024, pero una drástica caída del 20% respecto a 2023.
La mayor actividad turística fuera de las vacaciones se concentró en los fines de semana largos. La suma total y el impacto económico fueron superiores a los de 2024 debido a la presencia de un fin de semana largo adicional. Pero al analizar los valores promedio por fin de semana, se evidencia una retracción considerable: la cantidad de turistas promedio bajó un 26,5% y el impacto económico promedio cayó un 24,5%.
Esta dinámica sugiere que la ampliación de los feriados es crucial para sostener la actividad turística en la Provincia, amortiguando el impacto de las políticas de ajuste en el poder adquisitivo de las familias.
Por su parte, el fin de semana largo de octubre registró un marcado declive: viajaron por la Provincia un 18,7% menos que en 2024. El impacto económico total fue de $ 55 mil millones, lo que implica una caída del 30,3% en comparación con el año previo. La eliminación y la posterior reinstalación tardía de este feriado por parte de Nación agravaron la caída.
Este marco de retracción del turismo interno se completa con la explosión del turismo emisivo y la caída sostenida del turismo receptivo, resultado de una política cambiaria que desalienta al turismo en Argentina. En un contexto de falta de dólares, el país pierde miles de millones a través de esta actividad.
Por Ezeiza y Aeroparque, principal vía del país, en lo que va del año (enero a septiembre) salieron u$s 4,5 mil millones, un 42% más que el año pasado. Lo más preocupante es que por Ezeiza y Aeroparque ya salieron más dólares que en todo 2024: u$s 4,5 mil millones (de enero a septiembre) vs. u$s 4,3 mil millones (de enero a diciembre).
—Esa destrucción de empresas y puestos de trabajo, ¿se puede recuperar?
—Es muy difícil imaginar una recuperación sostenida de los puestos de trabajo y de la creación de empresas en el sector turístico bajo las condiciones económicas actuales. La fuerte caída del poder adquisitivo limita severamente la capacidad de las familias para viajar o consumir; el tipo de cambio desalienta el turismo receptivo e impulsa el turismo emisivo; y no hay políticas nacionales que apunten a fortalecer una actividad estratégica para la generación de empleo y el desarrollo de las economías regionales.
A pesar de que conocemos la dura realidad del turismo nacional y del enorme perjuicio en término de divisas que implica la caída de visitantes extranjeros junto al notable crecimiento de argentinos que viajan al exterior, el gobierno nacional no ha tomado ninguna medida destinada a promover el turismo interno ni a acompañar a las miles de empresas, trabajadores y trabajadoras vinculadas a la actividad.
A esto se suma la ausencia de instrumentos básicos de estímulo: no hay políticas de financiamiento específicas para pymes turísticas, no existen programas de promoción, no se fortalecen los destinos, no se acompaña la conectividad ni la infraestructura, ni se articulan acciones con los gobiernos provinciales y municipales para sostener el nivel de actividad. Sin herramientas de apoyo, ni cambios en el esquema económico, resulta muy difícil que el sector pueda recomponerse por sí solo.
Y este es un sector con un alto efecto multiplicador: cada turista que viaja por el país, genera impacto en la gastronomía, el comercio, el transporte, la cultura, el entretenimiento y los servicios. Por eso, cuando se dejan caer empresas turísticas, no solo se pierden fuentes de ingreso directas, sino también empleos indirectos y encadenamientos productivos.
La recuperación es posible, pero requiere un cambio de enfoque. Es necesario restablecer las condiciones macroeconómicas que permitan recuperar el ingreso, promover el turismo interno con políticas activas, recuperar el turismo receptivo con promoción internacional, y acompañar a las pymes con crédito accesible, beneficios fiscales y herramientas de capacitación e innovación. Sin esto, lamentablemente, la recuperación de empresas y empleos en el sector va a ser extremadamente limitada.
—¿La reforma laboral podría ayudar al sector?
—No vemos cómo una reforma laboral pueda beneficiar a un sector que está en crisis no por problemas ligados exclusivamente al mercado laboral o a las condiciones de trabajo, sino por un modelo económico que ha derrumbado el poder adquisitivo de la gente, sumado a un esquema cambiario que atenta directamente contra el turismo nacional.
En este contexto, el principal desafío del sector es la falta de demanda: las familias tienen menos ingresos disponibles para viajar, consumir o vacacionar, y eso repercute directamente en hoteles, comercios, gastronomía, transporte y todos los eslabones asociados.
Además, es importante señalar que el sector turístico ya funciona en gran medida con esquemas flexibles y estacionales, y emplea de manera intensiva mano de obra en situaciones de alta rotación. Por lo tanto, una reforma laboral —particularmente si implica pérdida de derechos o caída salarial— no solo no resolvería los problemas de fondo, sino que podría profundizarlos: trabajadores con menores ingresos significan menos consumo y menor actividad económica, justo lo contrario de lo que necesitamos para impulsar el turismo.
Lo que verdaderamente contribuiría al sector es la recuperación del ingreso real, la mejora del acceso al crédito para pymes y prestadores turísticos, políticas articuladas con las provincias, mayor conectividad e inversión en infraestructura, recuperar el turismo receptivo con promoción internacional, herramientas de capacitación e innovación y programas que fortalezcan el turismo interno. Es ahí donde hay que poner el foco si queremos tener un turismo que sea motor del desarrollo.