Desde su asunción en diciembre de 2023, el gobierno libertario de Javier Milei puso en marcha una agenda de ajuste fiscal, desregulación cambiaria y reformas estructurales con el objetivo declarado de restaurar la estabilidad macroeconómica. Pasados 24 meses, los indicadores muestran avances claros en algunos frentes, aunque también hay otros en los que persisten desequilibrios y plantean interrogantes para 2026.
En minoría en las dos Cámaras legislativas al asumir, Milei centró su programa económico en dos frentes que defiende a rajatabla: la baja de la inflación y el déficit cero.
Tras la victoria legislativa en octubre pasado, el mapa político cambió sustancialmente para el gobierno libertario, que ahora se convirtió en la primera minoría en Diputados, justo cuando Milei quiere acelerar para enfocar en reformas que considera indispensables para la traccionar la actividad económica: entre ellas la reforma laboral -que fue presentada ayer en el Congreso-, y la reforma impositiva.
El diario El País de España analizó estos 24 meses de administración libertaria tomando algunas variables, de las que aquí extrapolamos las 5 con mayor peso económico, a saber: el tipo de cambio, el riesgo país, la actividad económica, el PBI y la pobreza.
Dólar: del caos cambiario a un tipo de cambio “más ordenado”
Al asumir en diciembre de 2023, Milei heredó un contexto de fuertes tensiones cambiarias. Bajo su gestión se flexibilizaron los controles sobre el dólar, se estableció un régimen de “peso fuerte” y se implementó un ajuste macroeconómico radical.
Ese viraje permitió moderar la volatilidad cambiaria. Según datos del gobierno, la brecha cambiaria se redujo y el dólar oficial pasó por etapas de devaluación — con una devaluación inicial marcada — pero sin regresar a los niveles de cepo o restricción permanente.

Inflación: una caída abrupta aunque parcial
Quizás el dato más central del balance: la inflación, que en 2023 superaba el 200% interanual, comenzó a desacelerarse fuertemente.
Para 2024, la tasa anual cerró en torno al 117,8 %.
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En 2025 la tendencia a la baja se mantuvo, lo que generó expectativas de estabilización de precios; el gobierno suele presentar esta curva descendente como uno de sus principales logros.

Riesgo país: en vías de recomponer la confianza financiera
El giro en políticas macroeconómicas, combinado con estabilización cambiaria y disinflación, generó un retorno de la confianza de los mercados. El riesgo país, que era explosivo en 2023, cayó de forma considerable durante los primeros dos años del mandato.
Ese descenso reabrió ventanas de financiamiento externo y re-inserción de Argentina en mercados internacionales de capital, algo impensable apenas hace un par de años.

Actividad económica: una recuperación con doble velocidad
La actividad económica muestra una recuperación que no es homogénea: algunos sectores registran avances, otros retrocesos.
Según datos del INDEC, en 2025 la actividad creció respecto de 2024 — un signo de recuperación. Pero dentro del desagregado, agro, minería y finanzas impulsan el crecimiento, mientras industria, comercio y construcción siguen en recesión.
Este patrón evidenció una “economía a dos velocidades”: una recuperación parcial que no alcanza a todos los sectores.

Pobreza: reducción, aunque con dudas sobre su profundidad estructural
Tras el shock de readecuación económica y la fuerte devaluación inicial, en 2024 la pobreza volvió a subir en un primer momento. Pero para 2025, según datos oficiales, la pobreza cayó notablemente: por ejemplo, en el primer semestre de 2025, se registró una tasa de pobreza del 31,6 %.
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La caída de la inflación y la estabilidad cambiaria contribuyeron a esta mejora — un dato emblemático para el Gobierno.

El balance a dos años del Gobierno de Milei muestra avances notables en términos macroeconómicos: estabilización cambiaria, reordenamiento fiscal, caída de inflación, riesgo país en baja, recuperación parcial de la actividad y alivio estadístico en pobreza. Pero al mismo tiempo deja señales de fragilidad: la recuperación de la economía es dispareja, con sectores productivos clave aún deprimidos; la mejora social puede ser tenue si no se acompaña de reactivación real del empleo y del ingreso; y el sostenimiento de la confianza dependerá de la capacidad del Gobierno de sostener el equilibrio macro y reconstruir reservas.
Para 2026, el gran desafío será lograr una recuperación económica inclusiva y sostenible, que vaya más allá de la estabilización financiera — apuntando a crecimiento real, empleo y redistribución.
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