Megacumbre de magnates y emprendedores de todo el mundo, el Foro Económico de Davos, que arranca la semana que viene en Suiza, vuelve a acaparar la atención del Gobierno. Luego de que hace un año el entonces recién asumido presidente Mauricio Macri lo usara como plataforma de presentación al mundo, este año una delegación de varios ministros irá con un mensaje clave en la búsqueda de inversiones: mostrar que se consolidó la gobernabilidad, que es “la mayor duda de los inversores”, según contó a este diario una de las espadas económicas que estarán en la fría localidad de los Alpes, donde la máxima se espera en -8º.
Esta vez, el encuentro será la oportunidad para que el flamante ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, se reúna con contrapartes de otros países (como Perú, Sudáfrica, Italia y Alemania) y con banqueros, como Axel Weber, del local UBS, y Daniel Pinto, un argentino de Lomas de Zamora que maneja la banca de inversión en JP Morgan. Aunque aclararn que será un encuentro “protocolar”, Dujovne tendrá allí su primer mano a mano con Christine Lagarde, titular del Fondo Monetario Internacional (FMI). El hoy ministro había publicado, cuando era columnista de medios, que el Fondo era una alternativa de financiación más barata en tiempos de incertidumbre, aunque a poco de asumir lo desestimó.
El funcionario mantendrá un contacto con Angel Gurría, del sello de países desarrollados OCDE, luego de tomar una decisión: mantener al equipo que armó su antecesor, Alfonso Prat-Gay, como representación en el organismo, a cargo de Marcelo Scaglione. “Queremos seguir con la idea de sumarnos en algún momento”, dicen en el entorno del ministro, que también tiene agendado un mitin con la reina de Holanda, Máxima Zorreguieta.
Clima. Dujovne viajará el domingo en un vuelo junto con Esteban Bullrich, de Educación, en tanto que en otro irán Federico Sturzenegger, del Central, la canciller Susana Malcorra y el ministro de Producción, Francisco Cabrera, que concentrará reuniones con compañías como Dow, Coca-Cola, Facebook y Microsoft. “Pasó el Davos emocional de 2016, ahora vamos a cerrar temas técnicos”, dicen en la delegación. Allí, reconocen que la capacidad de gobernar como administración no peronista es la mayor inquietud de los que deciden mover el capital hacia el país. Hace un año, Macri iba con Sergio Massa como líder opositor que garantizaba la continuidad de las “reglas de juego”. “Ahora mostramos que tuvimos un primer año gobernando, y que la sociedad maduró para cambiar la economía en forma gradual”, aseguran.