Cuando el mundo se aprestaba a cambiar de milenio, un escalofrío recorrió las cabezas de los principales empresarios: sus sistemas de información, sobre los que descansaba la compleja red de operaciones rutinarias no preveían el año 2000 como un dato válido. Conmoción y negocio de millones de horas/hombre pagadas rigurosamente por compañías, gobiernos e individuos para corregir a tiempo el fatídico cambio de fecha.
Con los fastos del nuevo año, el denominado “efecto 2k” se diluyó por el avezado trabajo de consultores informáticos o, acaso, porque éstos hicieron la mejor campaña de marketing de la historia.
Símbolos. Otra vez el número 2.000 tiene una carga de ícono económico. El índice Merval, que mide la cotización de un grupo de acciones principales en la Bolsa de Buenos Aires superó esa barrera histórica y se colocó, el viernes pasado, en 2.049,65 unidades. En la teoría tradicional, la bonanza de los indicadores bursátiles refleja la buena salud de la economía real. Siempre hubo y habrá movimientos más o menos especulativos, pero en un ámbito donde la información juega un partido clave, los actores principales muchas veces “descuentan” la trayectoria futura de los activos evitando oscilaciones bruscas. ¿Esto implica que el actual récord del Merval refleja la fervorosa recuperación de la economía? ¿Y si es así, no es contradictorio con una declamada política antiempresaria?
En primer lugar, un índice como el Merval, surge de la cotización de diversos papeles que son la resultante de las expectativas que el mercado pone sobre las ganancias de sus balances futuros. Ahora bien, el peso relativo de cada “papel” en el índice no es el mismo. De hecho el 31,6% de aumento que tuvo durante lo que va de 2006 no significa que todas las acciones hayan subido en la misma magnitud: es un promedio, y reúne valores diferentes... sólo que esta vez la dispersión ha sido mayúscula.
Dos “especies”, la de Tenaris y la del Banco Macro, que “pesan” el 40% en la conformación del índice, tuvieron performances asombrosas: 115% para los últimos 365 días en el caso de la primera y 76% para la segunda. Es decir, 58% y 28% más que el promedio. Las razones hay que buscarlas en los sectores en cuestión. Tenaris(1), la siderúgica del Grupo Techint especializada en tubos y accesorios para la industria del petróleo y gas, es una multinacional de origen argentino que hace décadas está en la elite de los proveedores de una industria con un dinamismo mayúsculo. El Macro, como los otros bancos que cotizan (Galicia, Rio, BBVA Francés e Hipotecario) reflejan la creciente actividad comercial, pero también multiplica las cantidades negociadas, lo que evidencia la preferencia de los inversores por una entidad que tiene el visto bueno oficial y se expande agresivamente.
También existe un marco global que ayuda a entender por qué el fenómeno no es singular. Mientras el Merval crecía su orgulloso 31,6%, el Bovespa (Brasil) arrojó +41,8%, el IPSA (Chile): +32.94% y el IPyC (Mexico):+42.45%; siempre medidos en dólares. Todos estos resultados, en economías que crecen menos que la de la Argentina pero con empresas regionales “listadas” que oscilan entre el boom de los commodities y la fiebre de los fondos líquidos por mejores alternativas de inversión.
Las tasas casi negativas que imperaron en los EE.UU. hasta el 2005 y la caída en la inversión en activos fijos en ese país, generaron una gran demanda de activos financieros en todo el mundo. En este contexto, la Argentina mostró cifras de crecimiento que, aún después del default de 2002, concitó la atención extranjera, menos que en otros mercados más “respetuosos” de sus compromisos.
Los preferidos de estos arriesgados son siempre los más líquidos, y es por eso que sobresalen las acciones que cotizan mediante ADRs en Nueva York, evitando los controles locales.
La pregunta del millón es si el boom de este año es repetible en el próximo, en el que la coyuntura internacional no jugará tan a favor y el PBI empezaría una desaceleración. Un solo dato, ya tratado por este diario: este verano se habrán vendido un millón de acondicionadores de aire (el doble que en 2005), los que consumirían la totalidad de la energía a generar por las centrales proyectadas en Rosario y Campana.
Con el kilovatio más barato de América, el mercado no se toma vacaciones. La tarifa no se toca y el IPC no se mueve. Y quizás la economía, ahora sí, sufra algún desbarajuste peor que el 2K original.
(1) http://www.tenaris.com/Argentina/es/