ECONOMIA
Columna

Educación para crecer y ciencia para transformar

Los últimos sucesos a nivel mundial generaron nuevas demandas en la sociedad que deben ser satisfechas para poder construir un nuevo modelo de desarrollo.

Dr. Maximiliano Alonso, director por Argentina y Colombia ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE)
Dr. Maximiliano Alonso, director por Argentina y Colombia ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) | BCIE

La guerra entre Rusia y Ucrania, la inseguridad alimentaria, el cambio climático, la pandemia y sus consecuencias económicas y sociales que no cesan; están reconfigurando la temporalidad de la inestabilidad y construyendo un paradigma de incertidumbre permanente. 
 
En este contexto, el rol de los bancos multilaterales de desarrollo es de relevante magnitud. Nos enfrentamos a una situación única que nos obliga a repensar la gobernanza de las instituciones y sus prácticas. Estamos en un contexto donde las grandes teorías no alcanzan para explicar la complejidad que demanda mayor participación de la sociedad en todos sus órdenes. Las políticas públicas deben estar conectadas a las demandas crecientes de la sociedad, a los intereses nacionales y a la construcción de un sistema coordinado de integración regional. La educación ingresa de lleno como un factor estratégico para lograr este objetivo.

Pasar de un modelo de competencia entre los países de América Latina a un modelo de complementariedad requiere de una coordinación minuciosa. No se trata solamente de una cuestión económica y política sino también del profundo desarrollo de políticas educativas regionales. Cada país debe ser capaz no sólo de generar mano de obra calificada para atender sus propias necesidades, sino fortalecer su participación en el contexto regional a partir de la innovación, la tecnología y el desarrollo productivo.

Los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD) tenemos un doble desafío. Acompañar políticas públicas que favorezcan la inclusión social y, al mismo tiempo, generar un contexto de cooperación regional sobre la base del conocimiento y el fortalecimiento de las instituciones educativas en todos sus órdenes. Debemos proveer de herramientas para profundizar la alfabetización en nuestros países y, al mismo tiempo, apalancar políticas públicas transformadoras. 

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No hay equidad sin desarrollo, ni desarrollo sin equidad

Es importante centrar nuestros esfuerzos en trabajar bajo una metodología que atienda la coyuntura actual (mediante préstamos de largo plazo en condiciones adecuadas, garantías para relanzar la actividad económica y estudiar posibles reestructuraciones de pagos de deuda, bajando cuotas por mayor plazo y menores tasas de interés) y, al mismo tiempo, profundizar en el desarrollo de políticas públicas con un fuerte componente de desarrollo de recursos humanos en el campo de la ciencia, la tecnología y la innovación. Nuestro propósito ha de estar centrado en generar las condiciones necesarias para que trabajadores y trabajadoras altamente calificados permanezcan en nuestra región, pues las y los necesitamos para que América Latina sea un actor de peso en un mundo que demanda energía, alimentos y soluciones para mitigar el cambio climático.

Si desde los BMD asumimos estos retos, seremos una pieza clave en el diseño y la implementación de un nuevo modelo de desarrollo. Son tiempos de transformación. América Latina tiene el gran desafío de establecer como prioridad la generación de mecanismos de financiamiento a la innovación a partir de la formulación de políticas públicas que articulen el saber científico con el sector productivo y el educativo. Sin políticas nacionales y regionales articuladas no hay cooperación internacional eficiente. Necesitamos pensar un modelo educativo con inclusión y calidad. Necesitamos invertir más y mejor y de manera coordinada. Es el reto que debemos acompañar desde la BMD
 
La coyuntura excepcional en la que estamos inmersos debe impulsarnos a utilizar estos recursos siguiendo un modelo proactivo, de diálogo estructurado y con el acento en la complementariedad, en lugar de en la competencia. Ningún país - ni tampoco ninguna región - tiene todo lo que necesita. La competencia debe ser reemplazada por la complementariedad y la articulación multidisciplinaria y multisectorial.

Educación financiera para el desarrollo económico

La ciencia y la educación se deben articular para dar respuesta a las demandas sociales teniendo como ejes la jerarquización de la actividad científica, la promoción de la innovación, la transferencia de tecnología a los sectores más postergados y la reconversión de modelos productivos industriales a sistemas económicos circulares.

Resulta necesario y más que nunca el diálogo entre el sector público y privado, donde la educación esté al servicio de los intereses regionales, nacionales, así como de la inclusión social. Ciencia y tecnología con acceso a unos pocos, sólo expone a nuestros países a una sistemática fuga de cerebros y primarización de las economías regionales. Nuestro compromiso debe ser con una educación pública accesible y de calidad que permita la movilidad social; y al mismo tiempo, el desarrollo de instituciones que sean cuna de la innovación y el desarrollo científico.

El desafío que tenemos por delante es construir un nuevo modelo de desarrollo que responda a  las demandas sociales, culturales y económicas, y al mismo tiempo, que permita a nuestra región ser un espacio de colaboración y complementariedad sobre la base de la innovación, la ciencia y la tecnología. 

 

*Director por Argentina y Colombia ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).