La Argentina no resultó inmune a la crisis de las hipotecas de alto riesgo originada en los Estados Unidos, y el mayor costo del dinero ya impactó en la suba de tasas a nivel local ya que por el mismo monto aumentó en septiembre entre un 5 y un 30 por ciento adicional según la modalidad y el plazo.
Así lo destacó un análisis de Reporte Inmobiliario, que precisó que para la compra de un tres ambientes usado de 60 metros cuadrados en un barrio medio de Buenos Aires, antes del tembladeral financiero, debía abonarse, en concepto de cuota por un préstamo del Banco Hipotecario equivalente a 70 por ciento del valor del inmueble, 1.790 pesos a tasa fija o 1.646 a variable en 240 cuotas, es decir, 20 años.
Ahora, luego del ajuste de tasa, deberán desembolsarse 2.356 pesos si se opta por la fija o bien 1.733 respectivamente, impactando en una erogación adicional de 566 u 87 pesos respectivamente.
Esto representa un incremento de 31,6 por ciento de aumento para el caso de un préstamo a tasa fija y de 5,3 para el endeudamiento hipotecario a tasa variable.
De acuerdo al informe, el aumento de las tasas opera lamentablemente en el sentido contrario al necesario e imprescindible a fin de facilitar y flexibilizar el acceso a la primera vivienda para aquellos niveles de ingreso medio, incidiendo también en la posibilidad de calificación por la relación del porcentaje del ingreso que puede afectarse al pago de la cuota.
Al subir la cuota sube también el sueldo necesario para cubrirla siempre y cuando se mantenga la relación preexistente exigida para este requisito que dominaba antes del último ajuste.
Pero, se complica aún más la situación si por otra parte, como ya ha sucedido con ciertos bancos se disminuye adicionalmente la relación porcentual entre la cuota y el ingreso, ya que en ese caso hace falta percibir y justificar ingresos aún mayores que los que corresponderían sólo por el aumento de cuota por elevación de la tasa, quedando mayor cantidad de gente imposibilitada de calificar como tomadores del crédito.
Así, la situación de acceso a la primera vivienda con la ayuda de un crédito hipotecario, luego de la crisis subprime empeoró.
Aún es muy pronto para contabilizarlo en cifras efectivas, pero los cálculos hacen presuponer una disminución de la cantidad de tomadores de crédito o bien en el mejor de los casos una tasa de crecimiento aún inferior a la que se venía observando y por supuesto a la necesaria.
A criterio de la consultora, este nuevo escenario del crédito hipotecario, debe ser observado no con fines alarmistas sino con la lógica preocupación que implica asumir plenamente la nueva situación y así analizar los efectos probables que tendrá en el mediano plazo en el mercado de la compraventa y el alquiler de viviendas, con el fin de tomar las decisiones, previsiones y caminos de solución más factibles.
Fuente: DyN