El déficit fiscal le ganó a la inflación y se disparó 92% en el primer semestre del año, las consecuencias son variadas aunque están vinculadas principalmente a la fuerte alza de los subsidios, en especial los destinados a la energía, que el gobierno busca revertir.
Así lo indica un reporte de la Oficina de Presupuesto del Congreso, del cual surge que el único que le gana a la inflación es el gasto público.
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El informe advierte que, en términos devengados, el déficit primario fue del 4,6% en 2021, muy por encima del 3% base caja que informó el renunciante ministro Martín Guzmán.
El gasto público subió 10 puntos por encima del costo de vida. Se explica por el impacto del Aporte Solidario y Extraordinario que el Estado cobró a grandes patrimonios, principalmente, entre enero y junio de 2021.
Expansión del déficit primario
La expansión del déficit primario contrasta con el objetivo de reducir en 0,5 puntos del PBI el rojo fiscal para llevarlo al 2,5%, de acuerdo con la meta acordada con el FMI.
Al 30 de junio, los gastos totalizaban 7,2 billones de pesos, de los cuales $6,7 billones obedecían a erogaciones corrientes, como subsidios, salarios y jubilaciones.
Los ingresos fueron de $5,3 billones, por lo que el déficit primario rozó los $1,4 billones. El déficit representó 1,9% del PBI en el primer semestre, con una meta anual del 2,5%.
El resultado financiero, al computar pago de intereses de deuda, fue de $ 1,9 billones (2,6% del PBI) y creció 51,8% anual.
Contener la emisión de deuda
El desequilibrio podría incrementarse en estos meses si el Gobierno no contiene la emisión de deuda de corto plazo atada a la inflación. De acuerdo con el informe, el gasto primario se expandió 10,7% en términos reales.
Se explica por el crecimiento del 38% real de los subsidios energéticos, hasta los $764.483 millones, que el gobierno buscará revertir con la segmentación de tarifas.
Las transferencias a IEASA (Enarsa) para importar combustible treparon 113% anual real y los créditos a Cammesa para pagar energía, 41,3 puntos por encima de la inflación, para compensar la mayor diferencia entre el costo del combustible y las tarifas.
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Los programas sociales, como las becas Progresar y el Potenciar Trabajo, crecieron 28% real.
Las asignaciones familiares aumentaron 11,7%, por el refuerzo que dio el Gobierno desde septiembre último. También crecen 11 puntos reales los salarios públicos.
Las jubilaciones y pensiones, uno de los principales gastos en términos absolutos, subieron 6,3% real, gracias a los bonos que complementaron a los ajustes de la ley de Movilidad.