Cuando el jueves de la próxima semana las pizarras de las estaciones de servicio contabilicen un nuevo incremento de los combustibles –en este caso, del 3,8%–, el precio de las naftas y el gasoil superará el nivel de devaluación del peso, que desde enero se depreció 24,8%. El valor de los derivados del crudo se encareció, en cambio, el 28,3%.
No se trata de una jugada unilateral de las petroleras. Forma parte del acuerdo suscripto en marzo entre el Ejecutivo y las empresas para trasladar paulatinamente a los surtidores la devaluación del peso que se convalidó en enero. Sobre la base de ese entendimiento, los precios en surtidores aumentaron 5,4% en abril, 6,1% en marzo, 6% en febrero y aproximadamente 7% en el primer mes del año.
Cuando concluya esta serie de aumentos, el litro de la nafta premium de YPF, dueña del 55% del mercado, costará unos $ 12,39 en Capital Federal, mientras que la súper traspasará los 11 pesos. De esa manera, los combustibles sumarán un alza cercana al 55% en los últimos 12 meses, por encima de la inflación pero con un guarismo prácticamente idéntico al de devaluación de la moneda, que desde el 1º de mayo del año pasado ($ 5,17) fue del 56%.
Las refinerías –un sector que también integran Shell, Axion Energy (Esso), Petrobras y Oil– alegan que entre el 70% y el 80% de su estructura de costos se expresa en dólares, por lo que están obligadas a elevar el precio de sus combustibles en forma directamente proporcional a la cotización de la divisa norteamericana.
Bajo esa premisa, lo más probable es que los precios de los combustibles sigan aumentando de forma gradual en los próximos meses en función de cómo evolucione el valor del dólar. En ese sentido, de los cálculos de los técnicos del BCRA, que de manera extraoficial estipulan que la divisa podría orillar los $ 9,50 en diciembre, se desprende que los aumentos en surtidores podrían oscilar entre 15 y 20%.
Así, si en abril llenar un tanque de 50 litros –como el de un sedán familiar– en Capital Federal costaba cerca de $ 550 según la marca, a fin de año podría costar más de $ 700. En las localidades del interior, el salto –en términos nominales– podría ser más agresivo. En Resistencia (Chaco), la nafta premium se paga hoy en día más de $ 14, por lo que si continúa la senda alcista durante la segunda mitad del año, cargar el tanque podría demandar más de $ 800 hacia fin de 2014. Lo mismo sucede en otras provincias del NEA, que afrontan mayores costos de transporte y logística.
Carga impositiva. Al calor de los últimos aumentos, desde algunos sectores retomaron la crítica a la elevada carga tributaria que grava el expendio de naftas y gasoil en la Argentina.
Fernando Giliberti, vicepresidente de Planeamiento Estratégico y Desarrollo de Negocios de la compañía y mano derecha de su presidente, Miguel Galuccio, reconoció en un evento de la Fundación Mediterránea en la UCA de Puerto Madero que el peso de los impuestos sobre la comercialización de combustibles “es muy alto”.