Los sectores industriales volvieron a alertar sobre el crecimiento de las importaciones de productos terminados en un contexto donde el empleo del sector fabril se mantiene entre el más golpeado. Las perspectivas de las compras al exterior están atadas a la actividad económica, si crece el consumo y la inversión. Los bienes de consumo, en tanto, en 11 meses crecieron 17%, cuatro puntos más que las importaciones en general. La vedette, sin embargo, son los autos: 43% más de compras al exterior.
Los llamados “sectores sensibles”llevan la voz cantante y alertan que hay rubros donde las importaciones se duplicaron y más. En el primer semestre de 2017 los ingresos de anteojos aumentaron un 150%, según el presidente de la Cámara Argentina de Industrias Opticas, Norberto Fermani, contra el mismo período de 2016. “Las importaciones suben porque la Argentina se hace cada vez más cara”, aseguró el empresario pyme. En su rubro, “hasta septiembre el mismo producto producido en la Argentina es un 16% más caro que el importado” por los costos internos que se enfrentan a nuevos aumentos de transporte y combustible, entre otros.
También el segmento de indumentaria señaló esta semana que las importaciones crecieron un 112% en volumen en octubre contra el mismo mes del año pasado. Así lo detalló el Semáforo de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), que agregó que la entrada de ropa extranjera vía Aduana avanzó 72,3% en dólares en ese período.
La Cámara de Importadores (CIRA) hoy tiene 1.200 socios, sobre los 500 que eran cuando asumió Mauricio Macri. “El dólar es favorable a la importación. Hoy conviene importar pero muchos de los productos van al mercado local, que está deprimido”, señaló su presidente Rubén García, que aclaró que el 80% de lo que se importa está vinculado a la producción.
“El sector textil sigue teniendo protección, lo mismo que calzados y juguetes. La secretaría de Industria todavía tiene la mano fuerte”, señaló sobre el debate interno del Gobierno en el área comercial.
Según Matías Furió, titular de la Cámara de la industria del Juguete, “hay más importación pero la industria nacional se sigue vendiendo porque las familias no tienen $ 1.500 para gastar en los importados buenos”, diferenciándolos de los “peluches de Taiwan”.
“Pero si el juguetero se pone a importar, estamos en un problema”, reconoce, sobre la tentación de muchos de sus pares del sector privado. Y la oferta china es muy agresiva.
Permisos. La versión de que las licencias no automáticas de importación, un paso previo a importar que debe lograr la autorización oficial, pasarían a ser “automáticas” preocupó a muchos sectores, pero fue descartada por el área de Comercio. “Eventualmente va a terminar pasando”, reconocen de todas formas en el sector privado.
“Las importaciones seguirán creciendo a medida que se retoma la actividad”, señaló el especialista Raúl Ochoa, que apuntó al déficit de cuenta corriente que sigue creciendo, a fuerza de exportaciones estancadas y una balanza de servicios y turismo que se deteriora: con todo, suma un 5% del PBI que hay que financiar con deuda.
Juan Carlos Pereyra, titular de la Asociación de Importadores y Exportadores (Aiera), coincidió en que la perspectiva de actividad no alienta una ola importadora. “Los bienes de consumo están creciendo y hay una tendencia a que se liberalice paulatinamente más. Las medidas son para que cada vez sea más fácil importar. Se van quitando trabas para-arancelarias. Es positivo porque había trabas que no eran razonables, pero también le daban protección a la industria local. Las licencias no automáticas salen cada vez más rápido, dentro del plazo y antes de lo esperado”, remarcó.
Para el analista de comercio internacional Miguel Ponce, el Gobierno subestimó el crecimiento de las importaciones en el Presupuesto. “Por cada punto de crecimiento, las importaciones crecen tres”, aseguró. Y detalló que el negocio está “cada vez más concentrado” aunque se suman nuevos jugadores.
El contrabando es otro de los ejes de preocupación. Pese a la “mano dura” inicial de Juan José Gómez Centurión en Aduana, las pyme creen que los controles se están relajando. En la costa, por ejemplo, se venden dos millones de pares de anteojos truchos por temporada.