ECONOMIA
Coyuntura

La macroeconomía pide una corrección de manera urgente

Con un déficit fiscal altísimo, reservas internacionales mucho más bajas que a comienzos del 2020 y una economía totalmente inundada de pesos, el margen de maniobra se achica y es completamente diferente.

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En peligro. Servicios y comercio, entre los más afectados. | NA.

Con una caída del 10% del PBI en el 2020, el rebote fue débil, a medida que se empezaba a flexibilizar, y actualmente estaría encontrando un límite (materiales para la construcción tuvo un febrero negativo y la construcción, en sí, se contrajo un 4% ).

En el 2021, comenzamos con una caída interanual del nivel de actividad del 2%, por lo que acumula 10 meses consecutivos de caídas. Durante 2020, la caída más importante en el nivel de actividad se dio en abril (26,4%). Ya para junio, la caída de la actividad estaba en un 12,3% interanual y en julio en 13,2%. La desaceleración fue in creciendo hasta el mes de noviembre (3,7%). La actividad industrial, hoy, se encuentra en los mismos niveles que diciembre del 2020.

De lo que nos dejó el 2020, los “ganadores” fueron los sectores de intermediación financiera, industria, comercio, sector agropecuario y las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler. Y los sectores que en realidad peor la pasaron, fueron el sector de hoteles y restaurantes, otras actividades de servicios y el de transporte y comunicaciones.

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Las nuevas restricciones profundizarán la recuperación heterogénea entre sectores

Yendo más allá de la cuestión sectorial, lo más preocupante reside en el mercado laboral argentino, donde la recuperación del empleo privado está prácticamente estancada desde hace ya varios meses.

Desde lo estrictamente comparativo, entre mayo y enero del año pasado, se perdieron 283.000 empleos privados (159.000 asalariados y 124.000 independientes) y entre mayo y enero del 2021 solo se han recuperado 59.000 (los asalariados continúan por debajo del valor de mayo pasado).

Claro indicador que, una vez flexibilizada la cuarentena más estricta, el rebote se está canalizando a través de la informalidad. Sin mencionar el deterioro del ingreso en términos reales (el poder adquisitivo de los trabajadores en relación de dependencia formal se contrajo 7,2% con respecto a enero del 2020).

La destrucción fue de más del 20% del empleo registrado en hoteles, restaurantes y bares (unos 56.000 trabajadores menos). En el caso de la construcción, la caída fue del 12%, en relación a enero del año pasado, lo que equivale a unos 40.000 trabajadores. Otros 20.000 empleos formales se han perdido en el sector del transporte, 10.000 entre enero 2020 y mayo 2020 y otros 10.000 desde que la economía comenzó a reabrirse hasta hoy.

Con la evidencia reciente, es natural la preocupación del sector de hoteles, restaurantes y bares, siendo que aún en los últimos meses venían despidiendo a unos 4.500 trabajadores registrados por mes.

Lo que el PBI pueda llegar a rebotar dependerá de la situación sanitaria y como se responda a ella eventualmente. En un economía con fuertes restricciones, la vacunación será clave. Sobre todo para los sectores que más han sido afectados por la falta de circulación y que ya no podrían tener más asistencia. Ese sería uno de los principales problemas a nivel sectorial.

Si bien volver a marzo de 2020 en términos de cierre, es prácticamente imposible, es esperable que las limitaciones que se impongan (menores pero restricciones al fin) tengan efectos sobre el crecimiento.

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En síntesis, a diferencia del año pasado (y siendo que se ha vacunado a menos del 10% de la población total con al menos una dosis y los ciudadanos inoculados completamente, con las dos dosis, no llegan al 2%), con un escenario socioeconómico totalmente diferente, las medidas de aislamiento y prevención deberán ejecutarse y ser evaluadas con mucho más cuidado.

Con un déficit fiscal altísimo, con reservas internacionales mucho más bajas en comparación a comienzos del 2020 y con una economía totalmente inundada de pesos, el margen de maniobra se achica y es completamente diferente.

Más allá de la evolución de la situación sanitaria en sí, el poder de fuego es otro.

En este marco medidas como la prohibición de los despidos, continuar con una emisión monetaria desmedida, aumentar aranceles al campo o impulsar un impuesto a la riqueza no son medidas de fondo para una macroeconomía que pide una corrección de manera urgente.

Las opiniones expresadas son personales y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA.

* Profesor de UCEMA