La llegada de internet y la hiperconectividad cambió definitivamente la forma en la que los seres humanos vivimos, nos relacionamos e interactuamos. Esta revolución tecnológica atraviesa al 100% de las industrias y, el surgimiento de las PropTech es parte de este cambio y esta evolución.
En la actualidad nos podemos comunicar con cualquier persona que viva en otra parte del mundo, en tiempo real, teniendo una videollamada, una conversación, enterándose de todo lo que está viviendo. Hoy en día podemos acumular capital y hasta pagar con criptomonedas, podemos firmar contratos con validez legal sin necesidad de un escribano, o ver una película en el momento en el que queramos.
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Como consumidores nos hemos vuelto mucho más exigentes y tenemos una demanda de resolución inmediata.
Este contexto, que atraviesa a todas las industrias, aún no desembarcó en el mundo de los consorcios y barrios. Es el mismo consumidor que se acostumbró a tener y hasta a exigir eficiencia y velocidad de respuesta, el que vive en una comunidad.
Se vuelve paradójico que los problemas, los reclamos, se siguen solucionando hoy en día igual que hace 30 años. En el mejor de los casos se utilizan grupos de WhatsApp que terminan generando más desorden en la comunicación y, por ende, más problemas y menos eficiencia a la hora de resolver los reclamos.
Es así que seguimos resolviendo estas temáticas como hace 30 años mientras en el mundo hemos generado una idiosincrasia de velocidad de respuesta exponencialmente menor y mucho más eficiente.
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La mejor solución que se nos presenta es preguntar en un grupo de WhatsApp familiar o de amistades quién tiene un plomero o gasista para recomendar y aún así no tenemos ni seguridad ni tranquilidad. Según un estudio de Mercado Libre, somos más de 20 millones de compradores en la plataforma y este número crece todos los años. Como compradores no tenemos ningún tipo de temor respecto de la seguridad y eficiencia de una compra online.
Sabemos que si no recibimos el talle esperado de una prenda o el producto que queríamos, podemos devolverlo sin ningún tipo de problema. Existen políticas de devoluciones que se respetan, los vendedores tienen una reputación, una historia, un track record.
Por el contrario, cuando un amigo nos pasa el contacto de un plomero, más allá de su recomendación -y ese es el mejor escenario de seguridad,- no tenemos ningún tipo de historial, reputación, referencias para saber si esa persona va a ser eficiente en su trabajo, o si nos va a cobrar una tarifa acorde a un valor de mercado. Entonces, seguimos la recomendación de ese amigo pero con un nivel de incertidumbre, de riesgo, preocupación y temor de que el servicio esperado no se cumpla.
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Es a raíz de esta situación que comienza a surgir una evolución y una adaptación de las tecnologías, que ya existen en otras industrias, aplicada a los consorcios y a la gestión y digitalización de los consorcios y de los administradores que los gestionan, de una manera eficiente y al mismo tiempo con herramientas aplicadas a la tecnología.
Para que existan UBER, Cabify, Rappi, antes tuvo que nacer Google Maps que se ocupó de tener todos los mapas de toda la ciudad trazados. Todas esas compañías surgieron a partir de este servicio de Google Maps.
Hoy, en el surgimiento de las PropTech, para que toda esta tecnología se pueda aplicar de manera eficiente y pueda empezar a haber una disrupción, primero hay que construir el ecosistema necesario para que existan las herramientas, los productos y la tecnología necesaria para poder brindar un servicio diferencial, con respuestas más ágiles, a los problemas de los consorcios y los problemas de los vecinos. Primero hay que elevar el nivel de toda la tecnología de todo el ecosistema, de los administradores, los prestadores de servicios.
Para cambiar esa realidad, hay que generar esta plataforma, este ecosistema, en el que empiece a haber una tracción entre los distintos actores del mercado y, a partir de allí, agregar distintas capas de servicio que agreguen valor a todo el ecosistema.
* CEO. Octopus Proptech
