ECONOMIA
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Ley de semillas: UPOV-91, un Norte marcado

Durante el tratamiento de la Ley Ómnibus en el Congreso se abrió el debate sobre el pago o no de regalías por el uso propio de semillas y la decisión de adherir al Acta UPOV-91.

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Semillas | INTA

El tratamiento en el Congreso de la Ley Ómnibus abrió el debate sobre el pago o no de regalías por el uso propio de semillas, una práctica resistida por el sector agrícola. Por ello, desde Estación Obispo Colombres en Tucumán, se avaló la decisión oficial de adherir al Acta UPOV-91 de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales que protege el uso de nuevas tecnologías vegetales y su propiedad intelectual.

Daniel Ploper, Director Técnico de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, afirmó que la nueva tecnología en semillas "hay que pagarla" y la necesidad que tienen los desarrolladores de genética vegetal de contar con "un reconocimiento del sector productivo a la propiedad intelectual". Por ello, reclamó la modificación de la Ley de Semillas, "ya que esta permite el uso propio irrestricto y este tema es una cuestión central a resolver" para estimular el desarrollo de la investigación genética y de nuevas inversiones.

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"Creo que hay que modificar la Ley de Semillas, ya que esta permite el uso propio irrestricto, y este es un tema central a resolver" para estimular la inversión en el sector y también la investigación pública y privada, explicó Ploper en diálogo con el programa Aire de Campo, que se emite por Radio Perfil, donde también remarcó que “adherir a UPOV-91 es una paso en la direccion correcta”.

Para el director de Estación Obispo Colombres, "el uso propio de las semillas por parte del agricultor no puede ser un uso propio gratuito", y consignó que a partir de la decisión oficial de adherir a la Convención Internacional sobre Protección de Nuevas Variedades Vegetales establecida en el año 1991, "podría haber allí una restricción del uso propio" por parte de la producción.

"A modo de ejemplo, se debe tener en cuenta que la soja podría generar hasta 5.000 kilos por hectárea en la Pampa Húmeda, y hasta 3.200 en el Norte Argentino. Y hay estudios que plantean la posibilidad del pago de una regalía equivalente a 7 kilos en soja por el uso propio por hectárea. El cobro de regalías me parece que no es una acción desmedida, ni nada por el estilo, ya que con ello estamos contribuyendo a que continúen activos y en desarrollo los programas de mejoramiento en materia de genética vegetal", expresó Ploper. 

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"He visto en los últimos veinte años desaparecer a una cantidad importante de empresas chicas se dedicaban al mejoramiento de las semillas de soja. A estas no les daba la situación para sostenerse en el mercado, ya que vendían la bolsa, y luego nunca más vendía sus productos", explicó.

El especialista en genética vegetal formuló estos conceptos en el marco del debate abierto por el tratamiento de este tema en el Proyecto de Ley Ómnibus, que en el artículo 241 de la Segunda Sección, el gobierno nacional propone adherir al acta del año 1991 de la Convención Internacional sobre la Protección de Nuevas Variedades Vegetales, conocida con las siglas UPOV.

Para las autoridades del Ministerio de Economía de la Nación, y en especial de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, la adhesión al UPOV-91 significa el acceso a la mejor tecnología genética disponible para todos los productores. Dicha acta, a diferencia de la de 1978, plantea cuestiones sobre el derecho de propiedad del obtentor al desarrollo de las semillas, también sobre las regalías que deben reportar estos bienes y por cuánto tiempo, y centra además la discusión sobre cómo el agricultor debe encarar el uso propio de las semillas de una campaña para la próxima.

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"Entiendo -dijo Ploper- que el productor argentino viene agobiado por cuestiones como el pago de impuestos, especialmente con abonar los derechos de exportación, y hasta tasas municipales injustas, pero al no pagar regalías se perjudican a empresas privadas e incluso públicas, como somos nosotros, la Estación Experimental de Obispo Colombres".

El especialista expresó que "si bien las gremiales del campo se han venido oponiendo en los últimos años a cambios en la normativa vigente, me parece que tiene que haber un reconocimiento del sector productivo a lo que es la propiedad intelectual" que tienen las empresas semilleras.

"Utilizar una nueva variedad y tecnología, es una cosa optativa, porque se puede seguir sembrando actualmente variedad libres sin problema, ahora si se quiere emplear la última tecnología, hay que pagarla: ya que de algún lado viene y no hay nada gratis", manifestó.