Washington.- Las bolsas mundiales estarán en suspenso esta semana ante la crisis de préstamos hipotecarios de riesgo en Estados Unidos (subprime) y probablemente reflejarán el nerviosismo de los inversores que evalúan la magnitud de las dificultades a las que se enfrenta el mercado crediticio.
Las inversiones masivas de los bancos centrales en los mercados el miércoles y el jueves permitieron controlar el pánico. Los mercados reaccionaron muy mal al anuncio el jueves del banco francés BNP-Paribas que congeló tres de sus fondos de inversión ligados al mercado de los créditos hipotecarios de riesgo en Estados Unidos.
"Con la falta de liquidez a corto plazo, la Fed y los otros bancos centrales recurrieron a medidas extraordinarias para asegurar a los actores del mercado y mantener las tasas al día en los márgenes que ellos proponen", señaló el banco de inversiones Goldman Sachs en un comunicado.
Si otra institución financiera debe anunciar en los próximos días pérdidas importantes, los mercados entrarían nuevamente en su espiral negativa. Los mercados se volverían nuevamente hacia los bancos centrales a la espera de que bajen sus tasas, especialmente la Fed, para restablecer la situación y restaurar el flujo de liquidez.
Pese al pánico que sacudió a las bolsas mundiales el jueves y el viernes, la situación ya no es catastrófica y sus retrocesos son moderados. Wall Street controló el viernes sus pérdidas al final de la jornada y en la semana su principal índice, el Dow Jones Industrial Average (DJIA), terminó con un alza del 0,44%.
En Europa, el panorama es un poco más sombrío. Londres perdió en la semana pasada casi 3%, Francfort 1,24% y Paris cerca de 2,67%. Pero los mercados europeos se mantuvieron relativamente protegidos de la crisis del sector de créditos hipotecarios a riesgo ("subprimes") antes de descubrir, con el anuncio del BNP Paribas, que no podían ignorarla más.
En Asia, Tokio también perdió 1,27% y Hong Kong 3,31%. Si la crisis se agravara, los mercados financieros podrían caer en cuenta de que los bancos centrales no están necesariamente listos para asumir todas las consecuencias de los excesos de los años anteriores.
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal estadounidense desde inicios de 2006, enfrenta su primera crisis real. Su margen de maniobra es estrecho entre su preocupación de evitar una aceleración de la inflación en Estados Unidos y una parálisis del mercado crediticio.
Si inunda el mercado de liquidez, contradecería su mensaje anti inflacionista. Si, por el contrario, escoge mantener su política monetaria actual, enfrentará el reproche de los mercados por agravar la crisis.
"El mejor servicio que podría hacerse y hacerle a los mercados es no ceder a la tentación de hacerle un favor a Wall Street o a otros y de mantenerse firme en su la estabilidad de los precios", señaló ayer el diario Wall Street Journal en un editorial.
Los estadounidenses ven como una "amenaza moral" la política que busca que los inversores sean ayudados por las instituciones públicas después de haber hecho inversiones peligrosas.