A pesar del congelamiento de precios de una canasta de 500 productos, la inflación se está disparando a niveles mensuales que oscilan entre el 1,5 y el 2%, lo que ha generado una fuerte presión sobre el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a quien en estos últimos días desde algunos sectores internos del kirchnerismo le empezaron a pasar “abultadas facturas”. Todo coronado por un último cruce con periodistas con el que cerró una semana en la que comenzó su último intento por conseguir dólares para la economía: el blanqueo de capitales.
Así lo describió a PERFIL un funcionario de Casa de Gobierno, que integra el reducido núcleo de asesores de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien admitió que los últimos días “no fueron nada buenos para Moreno”. “Tiene el respaldo de la jefa, es cierto, todavía, pero el margen de maniobra que le queda es cada vez menor y sin dudas diría que este es su peor momento desde que está al frente de la Secretaría de Comercio”, arriesgó la fuente.
Del lado otro lado de la calle Hipólito Yrigoyen, en el Ministerio de Economía, algunos de los hombres a los que debería responder el Secretario de Comercio consideran que las estrategias de Moreno para luchar contra un tema central para el Gobierno como es la inflación, no están dado los resultados esperados.
Estos días "nefastos" para Moreno fueron marcados por la citación a declaración indagatoria a raíz de la demanda penal que le inició el ex viceministro y actual consultor, Jorge Todesca, por presunto abuso de autoridad. La causa la lleva el juez Claudio Bonadío y deberá presentarse el miércoles que viene en un hecho inédito en su gestión.
Además, el jueves ordenó clausurar por unas horas cuatro locales de cadenas de supermercados. Fue en el mismo día en el que protagonizaba uno de sus clásicos cruces “a gritos” con periodistas de un diario, en un festejo en la embajada de Estados Unidos. “Tienen las manos manchadas de sangre”, bramó a empleados del multimedios Clarín (ver aparte).
El nuevo escenario del funcionario con más poder luego de la Presidenta hizo que la figura del viceministro de Economía, Axel Kicillof, continuara en ascenso.
Menos expuesto a los medios pero acumulando cada vez mayor poder, Kicillof logró imponer el nombre de una persona de su propio palo, Pablo Julio López, en el directorio del Banco Central.
Si bien se sabe que la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, no tiene un diálogo fluído con Kicillof, el viceministro se movió hábilmente para acceder al BCRA, algo que Moreno, hasta ahora, nunca pudo hacer. “El terreno de Moreno es el Mercado Central, aquí nunca va a tener injerencia”, aseguraron en la entidad monetaria. Ferviente católico, de hecho, esta semana apareció en el predio de La Matanza una bandera con Francisco y una frase entre Juan Perón, Néstor Kirchner y CFK: “¡Mirá pibe dónde llegamos!”.
Pero la fe no basta. Kicillof ganó espacio estos últimos días también por la situación sumamente incómoda en que quedó el director general de la AFIP, Ricardo Echegaray, tras su cortocircuito con la Corte Suprema de Justicia. “No se va a ir, y menos, cuando hay un tema tan sensible de por medio”, resaltó uno de sus asesores. "A Echegaray siempre le inventan que se está por ir, que lo van a echar, no hay nada de eso", resaltó un funcionario de su confianza.
Dentro de los cinco protagonistas del equipo económico, los únicos que han tenido un poco de tranquilidad en estas últimas jornadas fueron el ministro Hernán Lorenzino, y Marcó del Pont. “Hay que entender algo. De aquí hasta las elecciones no se va nadie, después de las elecciones, puede ser que algunos de estos nombres se vayan y vengan otros”, concluyó un funcionario del Ministerio de Economía. Moreno, mientras tanto, espera buenas noticias con su última criatura en la City, el Cedin, al que le apuesta todas sus fichas.