ECONOMIA
LA TARJETA POPULAR DE MORENO

No podrán tener Supercard los jubilados que ganan la mínima

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La puesta en marcha de la Supercard arrancó sin sistema y con límites que dejan fuera a los que prometían ser sus principales clientes, entre ellos los jubilados que cobran la mínima y los beneficiarios de planes sociales.

Los comerciantes que participaron de las negociaciones reconocen que reciben a diario el pedido de clientes y asociados que quieren el formulario para pedir la tarjeta, pero tampoco aparece. “Se lo reclamamos a Starshop y dijeron que lo iban a reenviar”, explicó Yolanda Durán, titular de la cámara de supermercados chinos, Cedeapsa. “Estamos del lado del consumidor, queremos que más gente se sume a la tarjeta”, explicó. En conjunto con otras cámaras, como la de almaceneros o la de minoristas, están analizando todos los requisitos actuales para conseguir la supertarjeta, como la exigencia de ya tener una tarjeta Visa o Mastercard con antigüedad de más de doce meses y haber realizado algún movimiento en los últimos tres meses. También la línea de ingresos mínimos, de $ 2.500, deja fuera a quienes aspiraban a contar con una tarjeta “popular”, como los 1,8 millones de jubilados que cobran la mínima, hoy en $ 2.165. La idea de los comerciantes es llevarle al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, una lista con los temas a mejorar para el acceso al plástico emitido por el Banco Hipotecario, del grupo Irsa.

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En el call center donde se solicita la tarjeta se limitan a informar cuáles son los requisitos y tomar los datos de los interesados para avisarles cuándo pueden tramitar la tarjeta; entre los lugares habilitados para obtenerla se incluyen shoppings como el Unicenter, los grandes híper de Coto y los locales de Garbarino y Frávega. “Pero por el momento no hay sistema”, se excusó un operador a PERFIL el jueves. “Probablemente a partir de la próxima semana”, aventuró.
La tarjeta, en tanto, tiene un costo fijo de $ 28 que asciende hasta 38 con el envío del resumen, más el 21% de IVA correspondiente. La tasa de financiamiento es del 22% anual, con penalidades para el 11 por ciento.

“Hay varios ejemplos de que el que menos tiene es el que mejor paga porque no quiere perder ese crédito. No se convierte en incobrable”, dice Durán sobre la base de que los comercios esperan que se sume a la tarjeta alrededor de 1,8 millones de jubilados o los 3,5 millones que cobran la asignación universal por hijo.