Los representantes del grupo acreedor, señaló el matutino, se reunirán el 15 de este mes para estudiar el caso argentino, pero insistieron en que para terminar con el saldo en rojo habrá que depositar 7900 millones en la cuenta del organismo.
La diferencia, que se sustenta en fechas de pagos y punitorios, no será una cuestión sencilla de zanjar si se tiene en cuenta que la presidenta Cristina Fernández oficializó en su aplaudido discurso en Casa Rosada que se pagarán 6.706 millones de dólares "de una vez". Y habrá que ver qué es lo que pasa si la Argentina cumple con ese pago y el ente europeo mantiene al país como deudor por los 1.194 millones restantes.Y otra desprolijidad que cita "La Nación" es que si bien ayer se publicó el decreto con la orden presidencial a Economía para el pago, el documento deberá ser enmendado. Es que en 2005, con el pago al FMI, un DNU habilitó la utilización de reservas para saldar deuda con organismos multilaterales. Y en el decreto de ayer se menciona al Club como un ente similar al FMI, pero se trata de un ente que no tiene personería jurídica y, en consecuencia, no podría recibir pagos del Banco Central. Asimismo, la carta orgánica del Central dice que no recibirá instrucciones del Ejecutivo nacional, situación que se produce obviamente con el decreto presidencial y pone al BCRA en un aprieto legal que puede tener consecuencias judiciales futuras.
Mientras tanto, el titular del Club de París, el francés Xavier Musca, el canciller alemán, Frank-Walter Steinmeier, y el portavoz adjunto del ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, Frederic Desagneaux, se sumaron ayer a las expresiones de elogio que hibía hecho el martes el vocero del Departamento de Estado norteamericano, Sean Mc Cormack.
Musca consideró "muy positiva, si se confirma e implementa", la decisión de la Argentina de cancelar la deuda con la entidad, aunque advirtió que el organismo "no puede decidir" al respecto "sin acuerdo unánime de los acreedores".