La decisión de gravar la renta financiera que emerge del proyecto opositor de Ganancias generó varios papers internos en los bancos, y alertan sobre su eventual impacto. El argumento central es que gravar los depósitos a plazo fijo, las Lebac, los bonos y los fondos comunes no sólo “no resuelve el problema ni compensa el desbalance fiscal generado por la reforma”, sino que “su impacto en la recaudación es marginal o nulo”.
De hecho el lunes, el presidente de ABA, Claudio Cesario, aprovechaba el cóctel de fin de año de la asociación de la banca extranjera para reclamar “racionalizar el sistema tributario, haciendo más eficiente el gasto público”, para agregar luego que cobrar impuestos a los plazos fijos y que pierdan la rentabilidad positiva traería de regreso viejos problemas de la economía argentina.
Un argumento central que recuerdan los banqueros es que las empresas ya tienen todas sus rentas financieras gravadas, por lo que los legisladores deberían decir con claridad que “el nuevo impuesto lo pagarían los ahorristas y las familias, y que finalmente afectaría la inversión y el crecimiento”.
También advierten un posible descuido de los legisladores que podría provocar una riesgosa demanda de moneda extranjera en lugar de pesos, “porque en el proyecto aprobado en Diputados no está gravada la diferencia de cambio, es decir, la renta generada por la variación del tipo de cambio entre dos períodos”.
Los cálculos del sector señalan que los plazos fijos de individuos (las empresas ya pagan) de más de $ 1 millón suman $ 163.397 millones, que con una alícuota máxima de 35% representarían una recaudación de apenas 0,12% del PBI. En Lebac, sólo el 10% está en manos de personas, y sólo un 5% de ellas supera el $ 1,5 millones, por lo que se recaudarían $ 288 millones, o dicho de otra forma, 0,001% del producto nacional.n