En la recta final a las elecciones legislativas nacionales, la economía que mide el Indec registró un alivio en agosto, con lo que cortó con tres caídas mensuales consecutivas. De acuerdo al organismo oficial, el estimador mensual de actividad económica (EMAE) subió 0,3% respecto a julio en la medición desestacionalizada, su primer avance desde abril. En la comparación interanual el alza fue del 2,4%.
Sin embargo, si se desglosan los rubros sobresale la pesca: creció más de 660% en agosto respecto de julio. Esto, ponderado por el 0,3% de su participación en el producto total, aporta un crecimiento de 2 puntos porcentuales al nivel agregado. Todo se dio por el acuerdo salarial que consiguieron los trabajadores, tras lo que levantaron las medidas de fuerza que habían aplicado.
Sin esta disparada, en contraste, la economía hubiera caído 1,4% en el mes contra el anterior. Un guarismo más consistente con los anteriores movimientos, la recesión y el salto de la tasa de interés del mes, que se sumó a la incertidumbre cambiaria.
El 7 de junio, el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) inició un paro por tiempo indeterminado que paralizó a la flota congeladora y fresquera. La medida se tomó tras el vencimiento de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Capital Humano y en medio de un conflicto con las cámaras empresarias. Un mes y una semana después, el 14 de julio, las partes alcanzaron un acuerdo de recomposición salarial y los trabajadores levantaron la medida, con lo que retomaron sus tareas.
Como consecuencia del parate, la actividad pesquera se desplomó 67% en junio respecto de mayo y 51% en julio respecto de junio. Por eso, el fuerte repunte de agosto respondió más a una base de comparación muy baja –con una caída acumulada del 85% en los dos meses previos– que a un verdadero auge del sector. De hecho, según datos oficiales del Indec, en agosto de 2025, la pesca se ubicó apenas 1% por encima del nivel registrado un año antes.
En septiembre no se esperan cifras similares: el salto excepcional de agosto, con alto impacto en el indicador general –sin él, la actividad habría mostrado una baja– se explicó por factores transitorios vinculados a la normalización del vínculo entre trabajadores y empresarios, más que por un crecimiento sostenido de la industria.