El equipo económico considera que el esquema de préstamo puente con un grupo de bancos internacionales, cuyas gestiones ya inició el secretario de Finanzas Luis Caputo, podría traer un beneficio adicional.
Se descuenta que los bancos que recibirían los nuevos bonos a cambio del dinero para pagarle a los holdouts descargarán esos títulos en el mercado, con lo cual la emisión tendría un buen nivel de liquidez y permitiría a la Argentina recuperar el estatus de “mercado emergente”.
La Argentina es considerada un “mercado de frontera”, pero surgió un indicio positivo el viernes cuando el banco JP Morgan, que elabora índices que luego replican fondos de inversión, anunció que si el país emitiera nueva deuda (previa salida del default), volvería a integrar el índice de los emergentes, denominado EMBI. Si esto ocurriera, el Gobierno tendría disponible una canilla de al menos US$ 60 mil millones para nuevas colocaciones entre este año y el próximo. Esa es, en definitiva, la apuesta del equipo económico una vez zanjada la negociación con los buitres.
“Según el Banco Mundial, el mercado de deuda soberana emergente superó los US$ 6 billones en los últimos años. Eso significa que con una ponderación mínima del país en el EMBI, de apenas 2%, los fondos podrían destinar entre US$ 50 mil y US$ 60 mil millones a nuevas emisiones.
Para este año, se calcula que al menos el Gobierno va a necesitar, según el programa que presentó, entre US$ 30 mil y US$ 40 mil millones”, explicó Leonardo Chialva, socio gerente de Delphos Investment.