Puede ser que aún sea prematuro anticiparse para prever qué pasará con la economía en la segunda mitad del año pero la pérdida de poder hegemónico por parte de los Kirchner introduce una variable que, aunque se descontara desde las últimas semanas previas a las elecciones, introducirá cierto ruido en la economía.
En principio, hay que remarcar que no constituye un hecho menor el que las nuevas autoridades electas asuman recién el 10 de diciembre, por lo cual, a menos que se convocara a sesiones extraordinarias en el Congreso, entrarán en funciones efectivas recién a partir del 1 de marzo.
Es decir; visto el cronograma recién citado, el kirchnerismo tendrá asegurado (al menos en teoría) el control del Congreso como mínimo hasta casi el la expiración del corriente año, y como máximo hasta finales del primer bimestre del 2010. Toda una eternidad para la velocidad con que el vértigo deglute la realidad económica y política argentina por estos días.
Por caso, una de las primeras consecuencias económicas contendría un fuerte condimento político de "readecuación interna". A nuevo escenario postelectoral es probable que el Gobierno mueva sus fichas y acelere un cambio que se viene gestando tímidamente desde hace varios meses y que encontró en la campaña electoral un caldo de cultivo: el cambio de ministro de Economía. La necesidad de reencauzar el rumbo económico lleva a varios a pensar que no falta mucho para que el titular del ANSES, Amado Boudou, reemplace a Carlos Fernández en la cartera.