ECONOMIA
Su mirada sobre la situación

Cuáles son los escenarios que enfrenta la economía según Gabriel Rubinstein y cómo enfrentarlos

Hace una semana, el viceministro de Economía de Sergio Massa escribía una columna para Revista Noticias en la que planteaba los diferentes escenarios económicos que enfrenta el país y cómo encarar los desafíos para cada uno de ellos.

Gabriel Rubinstein
Gabriel Rubinstein | Cedoc

El ministro de Economía, Sergio Massa está terminando de completar su Gabinete al designar Gabriel Rubinstein a cargo de la Secretaría de Programación Económica, es decir viceministro de Economía. 

Rubinstein en la actualidad se desempeña como consultor privado en economía y finanzas. A su firma, GRA Consultora, recurren políticos y empresarios. También fue representante del Banco Central durante la gestión de Roberto Lavagna, entre 2002 y 2005. 

En ese contexto y con su desembarco en el equipo de Massa, cobra relevancia una columna que el economista escribió hace exactamente una semana para Revista Noticias en la que plantea los diferentes escenarios económicos que enfrenta Argentina y cómo encarar los desafíos para cada uno de ellos, así como un análisis profundo de la crisis que se desató con la disparada de los dólares libres que comenzó el pasado 9 de junio con el sell off de deuda del Tesoro, cuando todavía estaba en el Palacio de Hacienda Martín Guzmán, que llevó al mercado a bajar de hecho la calificación como deudor.

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Escenario Base: “Lo que empezamos a ver ahora, con mejoras”. El economista sostiene que este panorama tiene una probabilidad del 40% y explica: “¿Qué sería, “lo que vemos ahora”? Básicamente: tregua política entre Cristina, Alberto y Sergio, más apoyo político a Batakis (entonces ministra de Economía). ¿Y las “mejoras”? Una efectiva baja del déficit fiscal, más un mejor accionar en el frente externo, consolidar la mejora del mercado de pesos y adecuadas políticas de ingresos que acompañen cierto desinfle de la inflación”. 

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Asimismo, considera cuatro puntos clave que, citados textualmente son: 

  1. Efectiva baja del déficit fiscal. Los anuncios de control de caja (cuenta única) y congelamiento de vacantes en organismos descentralizados, posible aumento de recaudación por revalúo inmobiliario y subas de tarifas de gas y luz (la compleja y posible de ser judicializada segmentación de tarifas), no alcanzan para convencer, como para estar tranquilos que se habrá menos emisión monetaria por el déficit, continuidad del acuerdo con el FMI, etc. Se necesitaría una hoja de ruta mucho más certera sobre las cuentas fiscales, desde ahora hasta fines de 2023.
  2. Mejor accionar en el frente externo. Se van autorizando más importaciones y relajando requisitos de financiación de éstas. Pero con eso no alcanza. Son muchas las dudas y muchas empresas, se ven obligadas a usar sus propios dólares para importar, los que son valuados al dólar MEP o CCL. Y muchos, aun los que acceden con cierta fluidez al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), ante la incertidumbre, venden su mercadería a dólar “celeste”: mitad blanco (oficial), mitad blue. Esto no debe seguir así. Mucho mejor, en la emergencia, sería definir pagos que se cursaran por el mercado llamado MULC (para la importación de toda clase de bienes y servicios) y crear un segundo mercado (algo vinculado con el MEP), donde se puedan cursar el dólar ahorro, turismo, tarjetas y, si fuera necesario, consumos denominados suntuarios: whisky, bebidas varias, marcas sofisticadas, etc. (y por favor, ¡no incluyan el café en este rubro!). Si no se hiciera esto (para no recalentar aún más el CCL en un primer momento), el Gobierno debería fijar una hoja de ruta clara para las restricciones. De paso, ¿qué sentido tuvo evitar las restricciones de consumo energético (por ejemplo, que los partidos de futbol se jugaran de día y no de noche, menos iluminación comercial en las avenidas, etc.), si finalmente las restricciones a las importaciones crearon un caos muy perjudicial para todos?
  3. Consolidar la mejora en el mercado de pesos. A mi juicio, el BCRA obró bien en comprar bonos emitiendo dinero. Y luego, dado que esa nueva emisión recala en los bancos (porque hay cepo), absorber esa expansión aumentando las Leliq.  En suma, salen de circulación bonos del Tesoro (que quedan como activos del BCRA) y entran en circulación más Leliq. Todo es deuda estatal. Si no se hubiera hecho esto, en las próximas licitaciones, dada las altísimas tasas de interés (CER + 15% anual o todavía más), el Gobierno no hubiera podido colocar nada y sin emisión de pesos, debería haber “reperfilado” la deuda (default). Entonces, seguramente, el CCL hubiera “volado” más, ya que muchos depositantes se hubieran asustado y retirado sus fondos para comprar dólares. Esos pesos hubieran seguido en el sistema, pero con un dólar más alto. El accionar del BCRA continuó en la buena dirección (ofreciendo “put” a los bancos para que compren bonos más largos) y, por medio de tasas de interés, se está estimulando que los bancos vuelvan a comprar bonos (ya que habían estado vendiendo tras la crisis del 9 de junio). Habría que profundizar este camino, para eliminar el efecto “pared” (concentración de vencimientos antes de las PASO de 2023).
  4. Adecuadas políticas de ingresos. Administrar suavidad en las indexaciones de precios y salarios en este desorden es muy difícil. Pero, si el Gobierno está convencido de que bajará el déficit fiscal, y congruente a ello, disminuirá la inflación, debería ser muy cuidadoso con la suba de salarios, dólar, y los “precios cuidados”.

En el escenario Base la consultora de Rubinstein proyecta: 

  • PBI en 2022, del orden del 3,1% (durante el año negativa) y del orden del 1,5% en 2023.
  1. Inflación, del orden del 90% en 2022 y, tal vez menor, del 70%, en 2023 (dependiendo un poco de lo que pase en diciembre de 2023: si el nuevo gobierno devaluara fuerte ese mes, la inflación anual de 2023 terminaría siendo más alta)
  2. Dólar oficial, aumentaría a un ritmo probable del 4,5 o 5,0% durante varios meses.
  3. Dólar libre: aumentaría, pero menos que la inflación, y menos que el dólar oficial. A medida que se acercara el cambio de gobierno, dependería ya de las expectativas que se generaran acerca de lo que haría el probable ganador de la contienda electoral (para fin de 2022 el CCL podría rondar el orden de $350).
  4. Bonos en pesos: deberían mejorar, mientras exista el “paraguas protector” del BCRA. Y lo haría en forma más genuina si hubiera acuerdos entre el Gobierno y la oposición, respecto a que ganare quien ganare, no se procedería a reperfilarlos.
  5. Bonos en dólares: dependerá de la percepción que exista de los inversores externos respecto de la capacidad de pago (cuan serio y duradero sería el sendero de ajuste fiscal, para pensar en un “rollover” voluntario de deudas) y respecto a la voluntad de pago (si los gobiernos argentinos dejaran de utilizar las reestructuraciones de deuda como un instrumento “fácil” de política económica). Mejoras significativas, seguramente, podrían darse recién en 2024 o 2025, de acuerdo con la evolución de los puntos recién mencionados.

Escenario de Plan de Estabilización, posiblemente “exitoso” (probabilidad: 30%)

En este escenario, el posible viceministro de Economía sostiene: “Casi con seguridad, cualquier plan que tenga pretensiones de perdurar, deberá resolver el problema fiscal. Sin financiamiento y sin emisión monetaria de origen fiscal (ya que queremos eliminar la inflación) no hay más remedio que lograr el equilibrio fiscal”. Para ello hace una comparación entre un plan de “izquierda” y uno más de “derecha”. 

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“Cuanto más a la izquierda sea el plan, para lograr el equilibrio fiscal, más reposaría en aumentar impuestos (incluyendo aquí las tarifas públicas). Cuanto más a la derecha sea el plan, más orientado estará a bajar gastos (aunque también incluiría aquí la suba de tarifas)”. 

Entonces, un plan de izquierda, sobre el sistema cambiario según la mirada de Rubinstein tendría: 

  • Un mercado de cambios dual, para que el dólar que está detrás de la “mesa de los argentinos”, no sea el mismo que quiere un ahorrista o quien quiera viajar (obviamente más caro el dólar en este segundo mercado que en el primero).
  • Una posible reprogramación de las deudas de bonos en pesos (pero no necesariamente).
  • Una muy probable reprogramación (agresiva) de la deuda en dólares (y en una de esas, también un default con el FMI, aunque esto no luce muy probable).
  • Una posible reprogramación de los depósitos a plazo fijo (variante de plan Bonex), para alejar la posibilidad de que corran contra el peso. Esta eventual reprogramación, permitiría que el BCRA reemplace las Leliq por bonos a mediano o largo plazo. O, directamente, cancelar las Leliq y que la deuda con los depositantes fuese con bonos del Tesoro Nacional (como fue en el Plan Bonex).
  • Un posible (esperaría no fuera muy probable) canje de los depósitos en dólares por bonos en dólares del Gobierno, de modo que el BCRA pueda hacerse de los dólares de los encajes, para su política de respaldo del peso. Si se hiciera esto, sería más probable directamente unificar el mercado de cambios (habría dólares para ello).
  • Precios máximos, con un fuerte grado de control. Los salarios subirían siempre más que los precios.

Un Plan de Estabilización de “derecha”, según Rubinstein

“Los puntos 2 (reperfilamiento de bonos en pesos) y 4 (Plan Bonex) podrían ser comunes. El punto 5, de canje compulsivo de los depósitos en dólares, seguramente no sería considerado. En cuanto al punto 3, podría haber una restructuración no agresiva de deuda externa y no habría default con el FMI. Respecto al punto 1, lo más probable es que se optara en forma inmediata por la unificación cambiaria, aun con pocos dólares (implicaría un dólar más alto, que el tipo de cambio oficial del plan de “izquierda”). Podría encarar el plan una “dolarización” de la economía. Esto es más probable en caso de una hiperinflación. Y con respecto al punto 6, si hubiera algún pacto de precios y salarios para eliminar la inflación inercial, solo duraría unos pocos meses, para luego desembocar en precios y paritarias libres.”, escribió. 

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Escenario de hiperinflación 

Por último, Rubinstein plantea un escenario de hiperinflación con una probabilidad de 30% al que asegura “no se puede descartar de ninguna manera. “Un desmadre, gatillado, seguramente, por alguna crisis política, sólo un poco más grave que la vivida en junio, vacío de conducción económica, fuerte suba del dólar libre (inicialmente en la zona de $400), freno muy alto a la liquidación de exportaciones, freno a las importaciones (como los vividos recientemente pero extendidos en el tiempo), fuerte caída de la demanda de pesos, nueva ronda de suba del dólar libre y, finalmente, ciclo de mega devaluaciones del dólar oficial, con retroalimentación en la suba de la inflación, pánico en ahorristas, alza incesante del dólar libre, más suba del oficial”, explicó. 

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Asimismo, en este escenario, Rubinstein vaticinó un cambio de gobierno: "Ya que el actual se vería arrasado por la crisis, incluso con la renuncia del Presidente”. 

Por último, el posible viceministro de Economía comenta que la situación “está que arde”, teniendo en cuenta que fue hace una semana que escribió la columna para Noticias, podría concluirse que su pensamiento no habría cambiado mucho y recomienda: “Habrá que andar con muchísimo cuidado. No nos terminamos de sacar el barbijo que ahora deberemos transitar todo el día con el casco puesto. Es lo que hay.” 

SE / LR