La recaudación tributaria alcanzó en febrero los $2,1 billones, una cifra que implica un aumento del 82,3% respecto al mismo mes del 2022, impulsada por los tributos asociados al mercado interno y al empleo, según informó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
No obstante, distintas estimaciones privadas como la de la Fundación Libertad y Progreso estiman un Índice de Precios al Consumidor superior al 100%, por lo que la recaudación corre a un ritmo menor al que suben los precios de la economía. “La variación interanual alcanzó los tres dígitos y se ubicó en 100,7%, superando el 98,8% de enero”, sostiene el relevamiento de la consultora.
"La recaudación en febrero habría crecido un 109% en la comparación con igual mes de 2022", dijo la AFIP de no haber mediado la merma que tuvieron en los ingresos los derechos de exportación, los de importación y la tasa estadística, que es el componente aduanero del IVA y Ganancias que se perciben de las importaciones.
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Puntualmente, la AFIP señaló que los Derechos de Exportación se redujeron un 55,9% en la comparación con febrero de 2022 debido a menores volúmenes registrados en las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) correspondientes principalmente a trigo y derivados de la soja; por efecto de la sequía y la finalización del dólar soja, que permitió un adelanto en las exportaciones que suelen liquidarse durante estos meses.
En ese sentido, un informe del IARAF, instituto que dirige Nadin Argañaraz, sostiene que la recaudación tributaria del mes de febrero del corriente descendió un 9,5% real respecto a febrero de 2022, mientras que la del primer bimestre habría tenido un descenso real del 6%, luego de dos años consecutivos arrancar con suba real.
“Los datos de la recaudación de impuestos nacionales del segundo mes del año indicaron un aumento nominal de los ingresos fiscales del 82,3% respecto a febrero de 2022. Descontada la inflación, se tendría una caída real del 9,5%.”, sostiene el documento.
La recaudación que más cayó fue la de Derechos de Exportación, que lo habría hecho en un 78,1% real interanual.
El Impuesto al Valor Agregado (IVA) habría tenido un aumento real del 2,9%, Ganancias una caída del 4,9% real y Seguridad Social un aumento real del 1%.
El impacto de la caída de la recaudación de derechos de exportación, además de ser significativa, impacta directamente en el financiamiento del Tesoro Nacional, dado que es un tributo no coparticipable, agrega el informe del IARAF.
¿Qué esperar para los próximos meses?
La economista Natalia Motyl explicó en declaraciones a PERFIL que la recaudación venía bien por los dólares del sector exportador que, ante un viento favorable desde el sector externo, el dólar soja I y II foguearon la recaudación del año pasado. Sin embargo, advirtió que en enero y febrero ya se puede empezar a ver el impacto de la sequía.
Motyl advierte que a los estragos causados en el complejo agro exportador por las inclemencias del clima hay que sumarle el estancamiento de la actividad en los últimos meses por las dificultades que tienen las empresas de acceder a las divisas necesarias para importar insumos y llevar adelante sus actividades económicas.
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“Eso va a afectar al empleo y por ende a los salarios. En resumen, se espera una caída de la recaudación en los próximos meses. En tanto y en cuanto, no resolvamos el déficit con una reducción del gasto público, no vemos un vigoroso crecimiento de los ingresos fiscales. Todo lo contrario, lo que festejan (el Gobierno) responde más a un cambio favorable desde lo externo más que por políticas locales”, señaló la economista.
¿Cómo se soluciona el déficit?
“Evidentemente, existe un error de diagnóstico por parte del Gobierno. El déficit se soluciona bajando el gasto y garantizando un sendero de previsibilidad en las erogaciones que no excedan los ingresos”, comenzó explicando Motyl.
Y agregó: “No se soluciona con mayores regulaciones estatales que reduzcan la evasión. Cada vez se gasta más y se recauda menos. Esto es, se incrementan las partidas y se suben más impuestos que terminan afectando la actividad local. El resultado es un déficit que termina siendo financiado con emisión, deuda o más impuestos. Un círculo vicioso difícil de terminar sin políticas que ataquen el problema de fondo”.
LR