Los industriales argentinos no son los únicos que están preocupados por las inversiones chinas. Recientemente, el vicepresidente de Adimra, Juan Carlos Lascurain, y el presidente de Techint, Paolo Rocca, se cruzaron por los acuerdos firmados entre Cristina Kirchner y Xi Jinping. El gigante asiático también ha sabido hacer pie fuertemente en Venezuela desde los tiempos de Hugo Chávez. Como consecuencia, algunas proveedoras de petroleras caribeñas debieron cerrar por la competencia “desleal” china.
El presidente de Fedecámaras de Venezuela, Jorge Roig, le explicó a PERFIL que la importación de productos chinos, especialmente en el sector energético, “provocó el cierre de fábricas de válvulas y tuberías”. Y hasta la estatal Ppdvsa habría sustituido insumos locales, como taladros, válvulas, conexiones y tuberías, por los chinos. Los industriales argentinos seguramente conozcan esta situación. Para Roig, “Techint tiene razones para estar preocupada por la competencia desleal”. Según la Asociación Latinoamericana de Acero (Alacero), la importación de acero “made in China” pasó de 0,3 millones de toneladas en 2005 hasta 8 millones de toneladas el año pasado.
El presidente de Fedecámaras también indicó que las empresas chinas “importan” trabajadores de su propio país, pero “no respetan” las leyes laborales locales. En la Argentina, el secretario general de la Uocra, Gerardo Martínez, exigió que el Congreso “rechace” los acuerdos por una razón similar: “Me permito observar –detalló en una carta– que los artículos 5 y 6 pueden comprometer la generación de puestos de trabajo de calidad y excluir de los procesos licitatorios a empresarios nacionales”.
La tensión en Venezuela es extrema. El presidente Nicolás Maduro ha acusado a empresarios por el acaparamiento para provocar una “guerra económica”. Y anteayer detuvieron al alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, por su supuesta participación en una intentona “golpista”. En este contexto, Roig celebró que Fedecámaras haya alcanzado 83% de credibilidad de la sociedad. En 2002, el ex presidente de la federación, Pedro Carmona encabezó el fugaz golpe de Estado. El actual, en cambio, tiene un perfil más “institucional”. Roig recordó que “las personas cambian, pero las instituciones continúan”. No por eso, sin embargo, ha dejado de exigir, por caso, que las empresas locales cuenten con las mismas “facilidades” que las chinas para acceder a divisas e importar insumos. El gigante asiático desembarcó con todo en la región: desde el Gran Canal de Nicaragua hasta las represas en el sur de Argentina, China ha invertido US$ 175 mil millones en el último año. Y prometió US$ 250 mil millones más en los próximos diez años. En el caso de Venezuela, los acuerdos se realizaron, según Roig, “de espalda a la opinión pública y el sector empresarial”