Un “cruce a nado” recto entre una orilla y la otra. Así definieron los principales ejecutivos del sector energético al 2026, entre las mesas del tradicional almuerzo del Día del Petróleo. La atmósfera fue dual: por un lado, la satisfacción del superávit energético con el que cierra 2025; por el otro, la ansiedad de mantener o consolidar los proyectos de exportación que harán despegar Vaca Muerta en el terreno mundial. El desafío será sostener el ritmo de inversión en un 2026 que será un "año puente" hasta que la infraestructura de evacuación masiva esté operativa.
"Estamos lanzados. Estamos haciendo el camino de una orilla a la otra y no nos queda otra que nadar y tirar para llegar al otro mar", graficó ante PERFIL el director de una de las petroleras con peso en el área de Los Toldos. La metáfora alude al lapso que falta para que entren en funcionamiento las grandes obras, como el oleoducto VMOS y las plantas de licuefacción de gas, luego de haber testeado una exitosa salida a los mercados poselecciones con un riesgo país aún alto.
Ese "nado" tiene un costo que está reconfigurando la ecuación de rentabilidad de la cuenca neuquina. Mientras que se habla de un punto de equilibrio (break even) de USD 45 por barril para "pinchar" la roca en Neuquén, hoy la realidad financiera corre el arco. Según admiten los directorios de las petroleras, el break even actual se ubica más cerca de los USD 60. Esto no responde a un aumento en el costo de perforación (capex), sino al peso del financiamiento necesario para sostener las operaciones y las expansiones de infraestructura, mientras se espera el flujo de las futuras exportaciones masivas.
El Gobierno anunció que las nuevas inversiones de petróleo ingresarán a través del RIGI
El desafío de sostener el financiamiento
Un consultor de la industria, habitual interlocutor de los CEOs, puso la lupa sobre el riesgo de esta exposición: "Hay empresas que están muy apalancadas". Al estar sus ingresos anclados a la paridad de exportación (Brent, menos retenciones y descuentos), dependen críticamente de la estabilidad del precio internacional. Cualquier tambaleo en los mercados globales podría complicar el repago de la deuda contraída.
Tras las elecciones legislativas, las energéticas salieron fuerte al mercado: colocaron alrededor de USD 2.000 millones en Obligaciones Negociables (ON) con tasas de entre el 7% y el 8,5%. Esa masa de dinero es el combustible para atravesar el 2026, pero también una presión constante sobre la caja. Una incertidumbre también es si el índice del JP Morgan puede sostener la estabilidad. Si bien las energéticas tuvieron espalda para salir con el riesgo país en 600 puntos básicos, el mercado se puede cerrar en cualquier momento si esa realidad cambia. Por ahora, hay confianza en que el Gobierno podrá perforar ese piso, aun sin comprar reservas para el Banco Central.
La luz al final del oleoducto (y la guerra del acero)
La "otra orilla" a la que aspiran llegar tiene la primera fecha: tercer trimestre de 2026, cuando entre en funcionamiento el proyecto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS). Esta obra proyecta la evacuación inicial de 180.000 barriles diarios (bbl/d) con el objetivo de exportar crudo directamente desde una nueva terminal en Punta Colorada, Río Negro, hacia el Atlántico, esquivando el cuello de botella de Puerto Rosales. Los planes de expansión apuntan a escalar hasta los 550.000 y 700.000 bbl/d.
Y tal como sucedió con el VMOS, donde hubo una disputa interna por la licitación de los tubos para el tramo marítimo —una pulseada que finalmente ganó Techint tras ingresar con Tecpetrol al consorcio constructor—, ahora se abre un nuevo frente de batalla.
Luego del postre y entre el tumulto de gente en los angostos pasillos del salón Libertad del hotel Sheraton Tower de Retiro, hubo menciones e incluso un enojo del presidente de YPF, Horacio Marín, con la prensa por exponer el conflicto de la licitación del tramo terrestre para el gasoducto que unirá Neuquén con las costas rionegrinas, la llave para exportar gas de Vaca Muerta al mundo vía GNL, por el que también hay una pulseada entre el acero chino y el producido por la T, tal como contó PERFIL en esta nota.
Fuentes de la industria aseguraron que la licitación de la iniciativa de Southern Energy (SESA) está cerca de hacerse pública. "Con el VMOS construía Techint, todo queda en familia. Esto es distinto", deslizaron fuentes del sector, anticipando que la pelea por los costos de los insumos será feroz.
El "guiño" del RIGI y la cautela global
En este contexto, el Gobierno intentó llevar un mensaje al almuerzo. El secretario coordinador de Energía y Minería, Daniel González, anunció que evalúan ampliar el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) al sector del petróleo upstream (exploración y producción), en todas sus formas (convencional, no convencional y offshore) algo que hoy está limitado a proyectos específicos.
Si bien la lectura política fue de un claro guiño al sector para incentivar el desembolso de dólares, entre copa y copa había escepticismo sobre los tiempos de ejecución, recordando que hace un año se anunció la venta de las acciones estatales en Transener y la operación aún continúa en stand by.
Mientras tanto, el mundo ofrece un escenario de relativa calma, aunque tensa. La OPEP mantiene proyecciones de un 2026 equilibrado, con una demanda mundial creciendo en 1,4 millones de barriles diarios. Para Vaca Muerta, que necesita un barril internacional estable para pagar sus deudas y justificar su break even de USD 60, esa estabilidad no es un detalle menor: es la condición necesaria para no ahogarse en la mitad del río.
AM/ML