La producción de leche de Argentina caería nuevamente en este 2015, representando una contracción por tercer año consecutivo, de acuerdo con un informe elaborado por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Según el informe, la contracción en la producción de 2015 se debería a una caída en el precio real que recibe el tambero, “por la combinación de la política del gobierno nacional que genera precios al productor artificialmente bajos y una inflación por encima del 30%. Además, está la elevada presión impositiva, condiciones climáticas no óptimas y el deterioro en la relación entre insumos y precio de la leche en el año”.
Para CRA, en 2015, la producción de leche en Argentina volvería a caer por tercer año consecutivo “revelando los enormes desincentivos que tiene el sector para invertir e incrementar la producción producto de las políticas públicas aplicadas que deterioran el precio real de la leche que recibe el tambero”.
Otros factores que explicarían la caída de la inversión y producción serían la elevada presión impositiva, la inflación que sería superior al 30%, el deterioro en la relación insumo-producto, la devaluación del tipo de cambio de importantes jugadores en el comercio de lácteos, condiciones climáticas no óptimas y falta de infraestructura pública.
Países competidores como Brasil, Uruguay y Nueva Zelanda han aumentado sus producciones lecheras, mientras que Argentina muestra una caída del 4% entre 2011 y 2014.
Jorge Chemes, presidente de Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer) y tambero, comentó a PERFIL que “es difícil comparar los valores con otros países, porque a veces, el poder adquisitivo del litro que cobra el productor tiene diferentes posibilidades. A mí me gusta comparar qué porcentaje está cobrando el productor sobre el producto elaborado más barato en la góndola, que es la leche fluida. Normalmente nosotros deberíamos estar en el 30% de ese precio y hoy estamos llegando a entre el 18% y 20%. Hoy una leche larga vida está a 15 pesos en la góndola y el productor está cobrando tres. Ni hablemos respecto a los quesos, que tienen más valor agregado porque es más amplia la variedad de productos”.
Según el tambero entrerriano, “en esos países desarrollan políticas de crecimiento para el área. Se basan en apoyar al sector y líneas de crédito para financiar las inversiones para crecer. El mayor porcentaje de la producción en Uruguay va a exportación y no a consumo interno y eso habla más a favor nuestro, porque si el 90% de la producción va al consumo interno, diríamos que la industria tiene casi toda la producción colocada para venderla. Básicamente generan políticas de desarrollo y ven al sector como un pilar de desarrollo y crecimiento, generando créditos desde el sistema financiero y tienen menor presión impositiva. En la Argentina pasa todo lo contrario”.
Una actividad con menos actores
La tendencia hacia el cierre de tambos no se detiene y en los últimos años siguió afectando a los establecimientos chicos y medianos, con la diferencia de que las vacas no fueron a faena, sino a tambos con mayor escala, propiedad de empresarios y profesionales que provienen de otros sectores ajenos a la producción agropecuaria. Existen diferencias por provincias y contextos, pero se estima que, hace diez años, un tambo de mil-1.500 litros/día podía sobrevivir, pero hoy con menos de tres mil no es viable, porque los costos fijos se han elevado.
Jorge Chemes afirma que “hay también muchísimos tambos y megatambos que se están generando de las mismas industrias lácteas. La industria tiene como objetivo llegar a una proporción de 30-40% de producción propia, porque de esa manera neutraliza la capacidad de negociación con los productores. Eso es peligrosísimo y está generando un nivel de concentración y neutralización de la capacidad de negociación del productor”.
Chemes sostiene que “hay mucha concentración, tambos que se desarman con vacas que van a parar a tambos grandes, esto es importante. Si la agricultura no hubiera entrado en crisis con los precios de los granos, tendríamos muchos más tambos desarmados y cerrados. Un poco se frenó porque la baja de los precios de las commodities genera la misma rentabilidad negativa”.