En el penúltimo bloque de la primera jornada del II Foro de Líderes por la Educación, participaron alumnos de escuelas secundarias que contaron en primera persona cuáles fueron los gajes de adaptarse a una educación virtual cuando no era algo previsto y sumado a que las condiciones no son iguales para todos. Estuvo al mando de Natalia Calisti de UNICEF, transmitido en vivo en la Casa Sarmiento, perteneciente a la provincia de San Juan.
El panel estuvo integrado por cuatro estudiantes del secundario y un joven expositor universitario: Camila Colman, Camila Sofía Berchio, Agustín Albalat, Franco Marcon y Juli Garbulsky.
La experiencia educativa de Camila Colman, estudiante de mecatrónica en la Escuela de Educación Técnica de Villa Lugano, es muy positiva: “Me gusta mi escuela porque aprendemos a utilizar las herramientas desde áreas que podrían parecer desentendidas de las labores de un técnico. Además, en donde estudio se comprende que tenemos tiempos diferentes para aprender otras disciplinas y no por eso dejamos de avanzar con las materias en las que mejor nos desarrollamos. Es decir, no existe repetir un año”.
En contrapunto, Juli Garbulsky sentía que en el colegio todas las clases eran iguales. “Copiábamos del pizarrón a la carpeta y hacíamos una prueba, no tenía espacio para aprender sobre lo que me interesaba, mi vida se dividía en escuela y mundo real. Esperábamos a que suene el timbre para irnos. Si nos dieran la libertad de elegir qué contenidos aprender sería un lugar que si quisiéramos estar”, sostuvo.
Camila Sofía Berchio, ideóloga del AgroPalooza en Instagram, comentó que lo que más extraña de la vieja normalidad escolar es el horario del almuerzo, porque podía comer en el pasto al aire libre y jugar a las cartas. A su vez, analizando el futuro de la escuela postpandemia, proyectó se la imagina con más recursos virtuales.
En esa misma línea Franco Marcon, creador de la “galleta nutritiva”, defiende la nueva modalidad virtual a la hora de aprender y educarse: “Me da autonomía porque soy defensor de que, si todos tienen la misma posibilidad que yo, me distribuyo mejor los tiempos. Esta modalidad sirve para eso, estás presente en las clases y te ayuda a enfocarte y a tomar iniciativas diferentes”.
“El cambio a las plataformas fue algo complejo. Antes teníamos la mitad del día en talleres, con máquinas y de forma presencial y nos movíamos por toda la escuela. Tuvimos que adaptarnos a una modalidad nueva de forma sincrónica. Por último, detalló que de la vieja normalidad extraña a sus amigos y jugar un partido, finalizó Agustín Albalat, estudiante de la Escuela de Educación Técnica de Villa Lugano.