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ricardo darin

“Es hora de mirar todos hacia adelante y planificar el país”

PERFIL dialogó con el actor en Madrid, durante la presentación de Truman; la película se estrenó en la capital española el 30 de octubre. Habló de su regreso al teatro en España, tras una década, de la muerte, de los afectos y de sus expectativas sobre el cambio que vive el país, a raíz del histórico ballottage presidencial.

PERFIL dialogó con el actor en Madrid, durante la presentación de Truman; la película se estrenó en la capital  española el 30 de octubre. Habló de su regreso al teatro en España, tras una década, de
| Cedoc

Ni Javier Bardem ni Antonio Banderas.
Es Ricardo Darín el actor de habla hispana que más gente mueve en las salas de cine ibéricas.
“Sólo Ricardo o Dani Rovira –protagonista de Ocho apellidos vascos–, tienen esa capacidad de arrancar a los españoles de sus casas y llevarlos al cine”, dice en voz alta y clarito, Javier Cámara, el actor español con quien Darín se bate en un singular duelo interpretativo de talentos en la película Truman, que se estrenó en España este 30 de octubre y que les valió para compartir la Concha de Plata del Festival de Cine de San Sebastián, recientemente.

—“Truman” es una película con muchas emociones cruzadas, y como telón de fondo la muerte. ¿Cómo la viviste para interpretarla?
—Yo creo que la muerte, en esta película, tan sólo es una excusa. Es un disparador que Cesc (Gay –el director–) utiliza para permitirse hablar de otras cosas que nada tienen que ver con la muerte, sino con la vida, como la amistad, los derechos que nos asisten como ciudadanos, y de lo que poco nos hablan y que Cesc, que es quien escribió el guión, se atrevió a recordarnos en detalle, porque sí nos recuerdan más nuestras obligaciones que derechos. En este sentido, las devoluciones que recibo de la audiencia que vio la película en la Argentina, demuestra que el espectador comprende que ésta no es una película que habla de la muerte, sino de otras vivencias que la trascienden.

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—En “Truman” se te ve muy compenetrado con Javier Cámara…
—Es que es muy difícil no llevarse bien con Javier, y no sólo porque es un buen tipo; sino porque como profesional  es un regalo que me ha hecho la vida; Javier es un compañero muy generoso. La empatía con él es continua: no hay mezquindades. Pocas veces uno se cruza con compañeros que estén atentos a qué podés hacer mejor para potenciar y retroalimentar tu personaje.  

—El tema de la amistad se destaca de forma muy especial…
—Sí, pero a mí, la amistad no es uno de los aspectos que más me sorprenden de esta película, porque yo tengo grandes amigos, a mí no me sorprende la amistad, sino otros rasgos de la historia. Sabés que para quien tenga un amigo, una persona que te ve y sabe lo que te pasa porque te conoce y te entiende y que estuvo al lado tuyo toda la vida, no es sorprendente, yo tengo amigos así, por eso no me sorprende. Pero una pregunta interesante que podríamos hacernos en este contexto, podría ser: ¿cómo sería esta historia si los dos roles fueran femeninos?

—¿Cómo vivís este clima expectante, ante el cambio político que se avecina en la Argentina?
—Creo que es saludable para la democracia que no haya un favoritismo absoluto. No sé qué es lo que ocurrirá. Yo lo único que deseo es que sea quien sea el que gane, que trate de no olvidarse de las cosas que se hicieron bien y de corregir las que no se hicieron bien. Me parece que probablemente, ahora, exista la posibilidad de que podamos mirar entre todos hacia adelante y planificar un país a veinte, a treinta, a cincuenta años, y no uno por los próximos cuatro años. Y para que esto ocurra, hay reconocer las cosas que se hicieron bien y proponer con buena voluntad. Todos los argentinos queremos un país como debe ser: con todas las posibilidades que se merece; realmente enorme, divino y rico en muchos aspectos, no sólo por su riqueza material sino por su capital intelectual y social, por su talento, que afortunadamente siempre tuvimos allí. Espero que todos estos elementos confluyan y decanten en un pronóstico esperanzador para todos.

Por ahora, Darín no quiere hablar de Koblic, pero promete: “ahora, no, pero de Koblic ya hablaremos –¿Sí?”. Se trata del film del director Sebastián Borenzstein, donde interpreta a un ex capitán de la Armada, que participó en los vuelos de la muerte sobre el Río de la Plata durante los ‘70, que se niega a acatar una orden, y que terminó de rodar en Madrid el pasado viernes 23. En la nueva película del cineasta con quien rodó el éxito Un cuento chino, comparte protagonismo con Oscar Martínez y la actriz española Inma Cuesta,  y su estreno está previsto para abril de 2016.

Lo cierto es que por estos lares, Darín llena salas de teatro, los programas y periodistas españoles lo requieren, la gente lo conoce y adora; las entradas para verlo desde el 21 de este mes en Escenas de la vida conyugal en los Teatros del Canal, en Madrid, están agotadísimas, pero devoto a su perfil bajo, no cree encontrarse en la cresta de ninguna ola.

—En la cresta de la ola se suele estar un poco incómodo si no tenés tabla de surf, y yo no me siento así. En nuestro oficio, como en todos, estás permanentemente dando examen, y es verdad que a algunos se nos perdonan más cosas que a otros, a eso lo reconozco: siempre fui muy afortunado en este sentido. Pero yo soy muy de a pie, y de eso también habla la película: de cómo uno camina por la vida.

Luego de terminar con la obra de Ingmar Bergman, que coprotagoniza con Erica Rivas, con quien ya coincidió en la película Relatos salvajes, Darín explica que “no tengo ningún proyecto, me voy a dedicar a descansar”.

—¿Cómo viviste el regreso al teatro español?
—Empecé en el Teatro Tívoli de Barcelona, y el público catalán me hizo sentir muy a gusto. El Tívoli es un teatro en que el trabajé en muchas oportunidades, y sentí que volví a casa. Y cuando vuelvo a un lugar donde fui cálidamente recibido, el cimbronazo suele ser menor.

—En “Escenas de la vida conyugal” el amor supera la estructura matrimonial, y tú eres un hombre que se casó dos veces por amor, con la misma mujer: ¿qué has traspolado de tu experiencia personal?
—Bueno, tener un texto de Bergman entre manos te permite resignificar escenas que entendías desde un ángulo, desde otro ángulo… pero… ¿sabés que esa definición de que soy un hombre que se casó dos veces por amor con la misma mujer, me gustó mucho?… Con mi mujer nos ocurrió algo que le ocurre a muchas parejas: cuando rondan los diez años, después de tener hijos, se produce como  una especie de vaciamiento de objetivos y algún tipo de enfriamiento, pero lo que nunca nos ocurrió fue pelearnos o alejarnos. Siempre estuvimos cerca y siempre hubo amor.

 

Cámara: “quiero trabajar en la argentina el año proximo”

Javier Cámara, en un rol magistral, protagoniza junto a Darín, Truman, que promete convertirse en la comedia del año en España. “Ricardo, es un buen generador de clima, de ambiente de trabajo, yo me dije: a esto yo me lo quiero apuntar, me lo quiero aprender. Lo que hizo él al principio en esta peli fue muy bueno,  luego nos unimos todos y fue maravilloso. Ricardo es de las pocas personas que puedan llevar al público al cine en este país. Se acabó. No hay más. Es muy conocido por sus películas, y tiene mucha empatía con la gente. Y cuando tu productora te dice que Ricardo participará de la peli, el ambiente se transforma. Ricardo lo hace fácil. Entramos a muerte a disfrutarnos. El primer día en el set le dije: yo te quiero ya. Y de ahí en más todo fue fácil. Los dos habíamos trabajado con Cesc, pero no coincidido.  ¿Qué es lo que hace él? Ser como es. Y la gente se relaja, y él disfruta, incluso disfruta de hacerse amigo con el último miembro del equipo. Yo me he sentido más desnudo que nunca en esta película, y eso ha sido gracias a tener a un actor tan vivo delante, como Ricardo.
Yo adoro Argentina. No conozco a los argentinos pero ya les echo de menos (extraño). Para mí Argentina es un lugar de veneración actoral por el talento creativo de sus actores, y estoy poniendo toda mi energía para irme a trabajar el año que viene allí. Madre mía, los actorazos que tenéis allí:  Francella, Grandinetti, la Roth… a la Roth la adoro, ella es la que me tiene al tanto de todo lo que pasa allí: me manda correos y me cuenta qué hay en cartel, qué serie va bien en TV, y qué hay de nuevo… iré, pero por favor: no pedirme que imite vuestro bonito acento, que es muy difícil”.

 

*Desde Madrid.