Desde el 10 de enero se conocerá la última creación de Julio Chávez como coautor –junto a Camila Mansilla– y como actor al lado de Alejandra Flechner, su compañera en El Tigre Verón y Matías Recalt, el joven actor que se hizo conocido gracias a su rol en la serie Apache: Después de nosotros-El hijo de Juan Oribe, una obra que reflexiona desde un drama familiar particular (la condición del adolescente y su retraso madurativo) lleva a una congoja universal: ¿qué sucede con los hijos, sobre todo aquellos que nos necesitan, cuando se acaba nuestro tiempo? Bajo la dirección de Daniel Barone, los tres actores harán una temporada con funciones de miércoles a domingos en La Plaza.
—Como dramaturgos vuelven a un tema focalizado sobre la familia como fue “Un rato con él”. ¿Por qué?
CHAVEZ: El último fue Inés y aunque también estaba la familia no siento que sea representativo de una elección, diría que es casualidad. No nos propusimos volver a ese tema. Un rato con él fue el vínculo entre dos hermanos que no eran familia. Aquí quisimos mostrar a dos padres con un hijo con retraso madurativo, para construir este fenómeno de Juan y Andrea que es particular. No es un estudio sociológico, nuestra intención fue traspasar el avance de las instituciones, para mostrar que para estos padres sigue siendo un problema. Son dos intelectuales, personas de clase media, el aspecto económico no forma parte del conflicto, pueden tener muchos especialistas, y posibilidades, pero el “después de nosotros” existe. El mundo es hostil para todos, no importa el escenario. El temor de sentir qué le pasará a tus hijos fuera de tu mundo es general, aquí con un niño con problemas se agranda. Ellos temen qué pasará con él cuando no estén.
—¿Cómo se compone a una madre en esa situación?
FLECHNER: Creo que me ayudó el ser madre en mi vida. A veces, una imagina y se pregunta qué pasará con tu hijo, cómo se sumará a este mundo complejo. Siempre pensamos con qué cartas cuenta, si, como el de la obra, tiene problemas más graves. Como madre siempre aspiro que él sea autónomo y que cumpla sus deseos. Andrea –mi personaje– no es la mamá que soy, pero de alguna forma siempre le busco cierta cercanía en los vínculos. Aquí somos una ex pareja que sigue relacionándose por su hijo, aunque aparezcan las enormes diferencias de miradas.
—Te toca interpretar a un joven con problemas madurativos: ¿estuviste investigando?
RECALT: Tengo 18 años, nací después del atentado a las Torres Gemelas. Traté de crear mi propio problema, aunque pueda haber chicos que se sientan identificados. No creé a partir de ciertos síntomas. El espectador reconocerá algunos rasgos, pero será mi propio Federico, particular con sus padres. Este será mi segundo trabajo teatral después de Cabo verde. Lo estoy esperando con mucha ansiedad.
C: Intentamos que el problema de éste Federico, que interpreta Matías, se entienda viendo la trilogía (padre/madre e hijo). Estamos muy abocados a que cada uno es un color y cómo se relacionan entre ellos. No es solo cómo él mira a sus padres, sino también cómo ellos se comportan con él sus grados de dependencia. Muchos problemas madurativos como el de Federico no se logran comprender, no tienen aún una razón, aparecen síntomas, pero no causas. Uno lo mira y piensa “puede”, esto hace que a veces uno construya ambiciones y peleas, pero habrá que ceder. Para mí hay otro tema importante y es la bondad, como un elemento angelado e inútil para la lucha en el mundo.
F: Hay diferencias entre éste padre y mi madre, ya que ella lo ve como un ángel a Federico. Con esta dualidad se arma una dinámica interesante, ella tiene otra mirada sobre el mundo, cree que al hijo lo pueden aceptar.
—¿Sienten la presión de hacer teatro comercial en plena crisis económica?
R: En mi caso estoy seguro de lo que estamos haciendo y quiero mostrar el material. Nunca antes hice teatro comercial, pero siento que es teatro, no vivo presión por los precios.
C: Los productores conocen el espectáculo y saben cómo es el circuito. Por eso tenemos una sala de 425 espectadores que es ideal. Están apostando a una obra distinta dentro de lo comercial y tienen fe que ocupemos un buen lugar. Hay crisis, pero también existen deseos de ver distinto tipo de teatro. Creo en lo que vamos a contar y hay muchos que pueden pagar esta entrada. Me parece que las peleas estarán en otros lugares, otros serán los elefantes blancos, como Casados con hijos o salas como El Nacional, el Gran Rex… Dentro de lo comercial el nuestro es un viaje sensato.
F: Me gusta pasar por distintos teatros, comerciales, estatales… siento el desafío de estar en cualquier lugar con todo de mí. En esta profesión una nunca sabe qué va a terminar de generar y esto es lo genial. Si hubiera fórmulas sería muy distinto el panorama.
—¿Cómo se sienten hoy en la Argentina?
C: Aliviado, porque si bien muchos de los problemas que tenemos lo seguirán siendo porque algunos vienen desde 1810, había un malestar muy fuerte y eso no está bien. Veremos cómo seguimos, pero lo siento más afín y descomprimido. Deseo que no sea tan hostil, que sea más gustoso encontrarnos. Los problemas son los problemas y hay que resolverlos.
F: Estoy esperanzada. Siento que los últimos cuatro años fueron muy duros, con mucho sufrimiento humano, más del que venía habiendo, más allá de lo técnico. Creo que eso se va a modificar y tengo alivio. El cambio de gobierno me hizo respirar, había visto sufrir a mucha gente, muy cercana y no tanto, porque veo la realidad, ando, camino y me interesa. Deseo que se modifique, sé que la situación es compleja y será una construcción colectiva. Quiero creer que las cosas serán mejores. Veo un cambio de conciencia que antes no se veía. Siento que hoy hay un interés por lo que pasa, más allá de la grietas, todos estamos pensando que este país mejore, aunque queramos cosas distintas. Habrá que aceptar las diferencias y argumentarlas.
R:Tengo esperanzas, aunque los cambios me dan miedo. Quisiera saber más para opinar, no me gusta hablar desde la ignorancia. Voté por primera vez, fue mi granito de arena. Tengo conocidos que han sufrido, aunque mi familia está bien. Vi cerrarse negocios, gente que echaron del trabajo, lo que no había visto antes. Hoy camino más la calle y no a través del noticiero. No quiero ser hipócrita y pensar solo en mí. Aporto en lo que puedo.
El futuro del Tigre
Habrá una segunda temporada de El Tigre Verón siempre por ElTrece, donde Julio Chávez continuará encarnando al sindicalista de carnes y Alejandra Flechner a su ex mujer, madre de sus hijos. Allí se conocieron y trabajaron por primera vez juntos, experiencia que ahora continúa sobre el escenario.
“Siento que nos conocemos con Julio –confiesa Flechner– estoy contenta, me parece que nos encontramos en el trabajo desde lo inmediato”. Cuando se le pregunta por el futuro más allá del próximo estreno, dice: “Siempre queremos seguir con el espectáculo Tarascones de Gonzalo Demaría y con la dirección de Ciro Zorzoli. Aunque sea una vez por semana…es placentero para todas nosotras (Paola Barrientos, Eugenia y Marcela Guerty), y lo tenemos siempre preparado.”
Aparecieron en estos últimos meses denuncias en el ambiente artístico, no solo de acoso, sino también de maltratos en algunos talleres donde se enseña teatro. “Pertenezco a un momento que al maltrato se lo llamaba formación –señala Chávez– recuerdo a Hedy Crilla –quien decía cosas muy fuertes– y a veces gritaba. Me preocupa, me asusta y me pone paranoico. Somos personas de la escena y en el lenguaje aparece una suerte de peligrosidad, jugamos con roles e interpretamos a seres humanos fallidos. Es complicado saber cómo relatamos la vida humana. Me gusta apoyarme en un pensador como Brecht, quien decía: “Frente a las certezas elijo siempre buscarme una duda”. Me parece muy bien que los seres humanos nos paremos y digamos esto no se hace.”