No es una oportunidad despreciable ser convocada para interpretar el rol de Remedios de Escalada, la esposa de José de San Martín, en un film protagonizado por dos figuras –Pablo Echarri y el colombiano Anderson Ballesteros–. Menos con apenas 22 años. Naiara Awada lo sabe y lo celebra: “Fue una experiencia buenísima –sostiene sobre su trabajo en El encuentro de Guayaquil, la película de Nicolás Capelli estrenada la semana pasada–. Obvio que sé que es un personaje que muchas chicas de mi edad quisieran hacer en cine. Hacer un personaje tan importante para nuestra historia fue un desafío, pero también fue pura satisfacción, puro aprendizaje, puro crecimiento”.
Hija del reconocido actor Alejandro Awada y sobrina de Juliana –la esposa del actual presidente, Mauricio Macri–, Naiara ya apareció en el elenco de otras dos películas –Dulce de leche, de Mariano Galperín, y Ultimas vacaciones en familia, de Nicolás Teté– y ha filmado recientemente El corralón, largo de Eduardo Pinto protagonizado por Luciano Cáceres, e Hipersomnia, film de terror de Gabriel Grieco con Peter Lanzani, Jimena Barón y Nazareno Casero.
También se la verá en Kryptonita, serie basada en el muy buen film del mismo nombre de Nicanor Loreti, que emitirá Space en septiembre próximo. Este año apareció mucho en los medios como la responsable de cerrar la grieta entre dos hermanos distanciados por las diferencias políticas, su papá y su tía, la primera dama. “Me preguntan todo el tiempo qué pienso del país, del Gobierno... Bueno, creo que esta película habla de algo interesante para esta época. Los próceres también eran seres humanos. Si se tiene eso en cuenta eso, si se los acepta con virtudes y errores, habrá menos odios, menos fanatismos. Incluso aquellos a los que tenemos en un pedestal son humanos”.
—¿Sentís que ahora hay menos enfrentamiento que durante el gobierno anterior?
—No, todo lo contrario. Estoy preocupada por un montón de cosas que están pasando. Pero justamente porque pertenezco a la familia a la que pertenezco prefiero no ahondar en el tema. En mi familia, ahora las cosas están más tranquilas. Se cerró la grieta, digamos. Yo propicié eso porque no me gustaba ese tironeo entre mi papá y mi tía. Por suerte puedo drenar todas esas tensiones en mi trabajo como actriz. Yo no soy fanática de nada ni de nadie. Jamás me puse la bandera de ningún político, aunque tengo mi ideología. Pero me gusta que me vayan a ver actuar los que votaron a Macri y los que votaron a Scioli. Creo que muchos colegas que se pusieron mucho la bandera ahora están arrepentidos. No hay que poner las manos en el fuego por nadie. Salvo por la familia y por los amigos.
Más allá de las discusiones familiares, Naiara Awada tiene un notorio cariño por su tía Juliana. “Siempre la quise mucho –asegura–. Mi papá tiene otros cuatro hermanos, pero con ella tengo una relación muy especial. Por eso hice todo lo que estaba a mi alcance por evitar que sigan distanciados. Por suerte, eso está resuelto, ahora la relación está muy bien. Juliana es mi tía, podemos estar o no de acuerdo en algunas cosas, pero la rebanco. Ahora es la primera dama argentina, entonces estamos muy expuestos. Pero lo importante es respetar al otro. No importa si me gusta o no la gestión de Mauricio. Si ella está feliz, ya está. Y yo la veo muy feliz con su familia. El día de mañana, si yo me caso con alguien, me gustaría que sea igual, que respeten mis decisiones. A mi papá, los medios lo agarraron en caliente y él dijo cosas que quizás pudieron lastimar a su hermana. Pero ya fue, está todo aclarado. Me tiene un poco cansada que me pregunten todo el tiempo de política. Quizás sea un derecho de piso que tengo que pagar por estar empezando una carrera, pero me parece desubicado e injusto”.
—¿Desde cuándo tenés la idea de ser actriz?
—Desde siempre. Siempre lo acompañé a mi viejo, desde la cuna. El iba a ensayar y estaba en el cochecito a un costado del escenario. Mi mamá es bailarina, así que crecí en un ambiente estimulante. Cuando crecí, ver a los dos tan fascinados y tan apasionados por lo que hacían reafirmó la idea de ser actriz. Veía a mi viejo prepararse antes de salir a escena y decía “quiero hacer esto”.
—¿Y tuviste buenos maestros?
—Nora Moseinco me cambió la cabeza, fue determinante. Y también me recomendó para los primeros castings. Estudié con ella a lo largo de seis años, desde que tenía 8 hasta los 14. Mi viejo también, claro. Soy hija única y compartimos la misma profesión, así que charlamos bastante del tema. Siempre me apoyó, pero no me dio todo servido en bandeja. Y ahora se lo agradezco. Eso me sirvió para curtirme.
“Estudio danza con gente del ‘bailando’”
Se puede decir que Naiara Awada siguió los pasos de sus padres. Es actriz, como Alejandro. Y bailarina, como su madre, Melanie Alfie. “Estoy muy copada con la danza. Es algo que hago desde muy chiquita porque mi mamá me mandaba a estudiar ballet. A mí en aquel momento no me copaba tanto, la verdad (risas). Hasta que descubrí el hip hop y todas las movidas más urbanas. Eso me encanta. Hace tres años que retomé clases y no largué más. Voy de martes a viernes”.
No es la única de su generación que en la familia elige expresarse a través de lo artístico. Su primo Nayi, hijo de su tío Daniel Awada es director de la sala de teatro independiente Hasta Trilce, volcándose sobre todo al teatro de arte no comercial. Al margen de la actuación y la danza, Naiara dice que alguna vez pensó en estudiar psicología, pero lo descartó por falta de tiempo. “La actuación demanda mucho y yo hago las cosas a fondo. Entonces preferí enfocarme. Es una carrera compleja la de actriz. Te dicen muchas veces que no. Y hay que salir a buscar laburo, no es que te vienen a buscar a vos, a menos que seas una estrella”. Durante el verano pasado, se dijo con cierta insistencia que Naiara sería parte del “Bailando”. Llegó un punto en que en su Twitter todos le preguntaban. Sin embargo, esa participación en el popular ciclo de Marcelo Tinelli no se concretó. “Desde que mi tía se casó con Mauricio empezaron a pasar este tipo de cosas. Rumores de todo tipo. Fui también ‘la sobrina del Presidente que anima fiestas gay’ y disparates por el estilo. Ya empecé a tomar conciencia de que las cosas cambiaron para mí y que debo cuidarme, no exponerme. Estudio con gente que trabaja en el programa de Tinelli, pero nadie me llamó nunca. Pero se dijo tanto que terminé aceptando ir a desmentirlo al programa de Fabián Doman, donde la pasé horrible, me pareció todo realmente nefasto. Ahí también hice un clic. Al final me terminaron llamando, pero después de lo del programa de Doman, donde me ponían videos de Mauricio bailando y me pedían que le otorgara un puntaje, dije definitivamente que no, me di cuenta de que no era para mí”.