Esta especialidad comenzó tratando de mejorar la “fealdad” causada por accidentes u otras patologías, lo que ahora se denomina “estética reparadora", rápidamente se extendió a achicar narices y orejas un tanto grandes y en pocos años a la estética pura: simplemente a mejorar lo que previamente no era feo.
Por entonces comenzaron los problemas. No es lo mismo calificar el resultado de extraer un tumor o un quiste de algún lugar del abdomen, que hacer lo mismo respecto de arrugas, narices o mamas. Según me han explicado mis amigos del campo “psi” la imagen auto percibida no suele coincidir con la que hacen los demás, o dicho en palabras más sencillas: Nos vemos diferentes a como nos ven los otros.
Y ahí comienzan los problemas, que tienen un amplio espectro, que van desde “quede fea” o “no es lo que yo esperaba” hasta “quede horrible”. Pese a que todos los asistentes coinciden en que la fotos del antes y del después indican una mejora notable.
A eso llamamos “expectativas locas”. Que se verifica, en los casos menos extremos como una señora que ya entrada en sus “50”, no han vuelto a sus “20”. En los más extremos porque no han quedado como se ve en los carteles publicitarios a la modelo de moda, previo photoshop y en ambos casos están disconformes y litigan contra el cirujano.
EL DAÑO ESTÉTICO
Forma parte de los múltiples “daños” indemnizables y tiene una característica que lo singulariza: Es frecuente que existan dos valoraciones muy diferentes: 1.- La del paciente. 2.- La del resto de la especie humana. Por suerte para el profesional el juez pertenece al resto de la especie humana, esto genera que la “fealdad” del resultado sea apreciable de manera más objetiva y en ello deban coincidir el perito y el juez.
Algunos consejos: Para las señoras: Deben asumir que su apariencia es mejorable, a veces mucho pero que el quirófano no es una máquina del tiempo. Para los profesionales: Deben hacer un cuidadoso balance entre marketing y profesionalidad, no creando falsas expectativas, recordando siempre a la paciente que se trata de un acto médico quirúrgico, con los cuidados y precauciones previos y posteriores que ello implica.
En esta especialidad en particular es más que necesario el previo consentimiento informado, donde, sin asustar, se explicara
los resultados esperables, complicaciones, y sobre todo las indicaciones y cuidados post- cirugía. En otras especialidades es muy probable que el juez no crea a la paciente que afirme que no existieron indicaciones posteriores y que quedo “librada a su suerte”, pero en estética ocurre.
Por eso deberá prestar mucha atención a que la documentación clínica sea completa y entendible para una paciente promedio.
Y finalmente un consejo para todos: No exagerar las expectativas ni los resultados.
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