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Nuestro bienestar no sólo se cocina en la mente: también se cultiva en el intestino

El intestino y el cerebro están más conectados de lo que pensamos. Lo que comemos no solo afecta la digestión, también puede influir en el ánimo, la memoria y la salud mental. Galería de fotos

Nuestro bienestar no sólo se cocina en la mente: también se cultiva en el intestino
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Durante años se consideró al intestino como un simple órgano digestivo. Hoy sabemos que es mucho más: un “segundo cerebro”, capaz de comunicarse con el sistema nervioso central a través del llamado eje intestino-cerebro. En esa vía de doble sentido, los alimentos juegan un papel decisivo.

En el intestino habita la microbiota, una comunidad de billones de microorganismos que pesan, según los últimos estudios, alrededor 500 gramos en un adulto promedio y cumplen funciones vitales: fortalecen las defensas, ayudan a absorber nutrientes y producen sustancias que influyen en nuestro estado de ánimo. De hecho, cerca del 95% de la serotonina, el neurotransmisor del bienestar, se produce en el intestino.

El equilibrio de esta flora intestinal depende de tres aliados: probióticos, prebióticos y postbióticos. Los probióticos son bacterias vivas presentes en alimentos fermentados como yogures o kéfir, que refuerzan la barrera intestinal. Los prebióticos son fibras que sirven de alimento a esas bacterias, presentes en frutas, verduras y cereales integrales. Los postbióticos son los compuestos beneficiosos que las bacterias producen, con efectos antioxidantes y antiinflamatorios.

Cuando ese equilibrio se pierde —una condición conocida como disbiosis— pueden aparecer trastornos digestivos, metabólicos e incluso emocionales, como depresión o ansiedad. Por eso, cuidar la microbiota es también cuidar la mente.

En los últimos años, la industria alimentaria avanzó en el desarrollo de alimentos funcionales, productos diseñados no solo para nutrir, sino también para prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida. Leches con probióticos, panes integrales enriquecidos con fibra o bebidas fermentadas son parte de esta nueva tendencia que une ciencia, tecnología y salud.

El desafío ahora es que esta innovación llegue a todos, sin marketing engañoso ni promesas vacías. Entender que la salud empieza en el intestino es también cambiar la forma en la que nos alimentamos y pensamos.

En CINSA te ayudamos a cuidar la salud desde adentro: acompañamos a mejorar hábitos para mantener una microbiota equilibrada y un bienestar duradero y sostenible en el tiempo.

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