“Por amor de Dios, cuiden de sus hijos y abran los ojos para no perderlos”, exigió Miriam Reston, la madre de la modelo Ana Carolina Reston Macan que murió esta semana afectada por un cuadro de anorexia nerviosa.
La madre de la chica hizo declaraciones en una entrevista que transmitió la red de televisión O Globo, en la que declaró que temía que su hija se enfadara con ella si la obligaba a comer y aseguró que Ana Carolina era “todo lo que tenía en la vida”.
“Era una niña que nunca dio trabajo –insistió la mujer– y se castigó para ayudarme”. Así definió Reston a la modelo brasileña de 21 años, al mismo tiempo que la agencia que representaba a la chica sugirió estar preocupada por la salud de sus profesionales.
La modelo, que pesaba cuarenta kilos, falleció el martes por una infección generalizada después de pasar 22 días internada en un hospital de Sao Paulo. “Yo le pido a todas las madres que se ocupen de sus hijas y que no cometan el mismo error que yo, porque la pérdida es irreparable. Ella me pidió que no la forzara a comer y yo no la obligaba”, declaró Miriam Reston, de 58 años, madre de la modelo.
Reston aguarda igualmente una toma de conciencia por parte de las agencias de modelos que emplearon a su hija. “Que cada agencia que ha empleado a mi hija se pregunte en su alma y en su conciencia qué podría haber hecho por ella”, declaró.
El resto de la familia. Por su parte, la tía de Ana Carolina, Mirthes Reston, también opinó frente a la cadena de televisión que la joven se quejaba de tener demasiado vientre y comentó también que hablaba sobre lo poco que tenía que comer para mantener su línea.
La prima de la modelo, Geise Reston Strauss, también hizo declaraciones al sitio digital de Globo en las que explicó haberse dado cuenta de que la modelo había reducido su alimentación en los ocho meses en los que vivió en Sao Paulo, en 2003, y que la situación “se agravó cuando volvió de un viaje al extranjero”.
Ideal de belleza y desórdenes alimenticios. El caso de esta joven reavivó el debate sobre la extrema delgadez de algunas modelos y un ideal de belleza que puede inducir a desórdenes alimentarios, especialmente en adolescentes y jóvenes. Todas las declaraciones indican que la familia de la modelo intentó que la chica aceptara ayuda médica, pero ella no reconocía estar enferma.
La joven, que ingresó en el centro hospitalario el pasado 25 de octubre a causa de una insuficiencia renal, había reducido su alimentación hasta el punto de llegar a pesar 40 kilos, pese a medir 1,74 metros de altura. La modelo tenía un índice de masa corporal de 13,2, cuando el ideal, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 18,5, y debería pesar al menos 57 kilos.
La agencia que la representaba, L’Equipe, divulgó una nota en la que explicó que contrató a la modelo casi sin conocerla en julio 2005, cuando la chica se encontraba en México, sin tener siquiera donde vivir, y les pidió ayuda por problemas con su representante anterior. La agencia, que pidió la mediación de otra empresa mexicana del sector, explica que pasó a representar a la modelo sin verla personalmente y sin saber que “ya presentaba un cuadro de anorexia”.
Por su parte, la agencia mexicana sostuvo que la modelo estaba delgada pero con aspecto saludable, aunque le pidieron que ganara peso para responder a los gustos del mercado azteca. Estando todavía en México, la modelo pidió que le consiguiesen un contrato en Japón, para lo que entraron en contacto con una agencia en Osaka, aunque su extrema delgadez hizo que los japoneses sugirieran su retorno a Brasil.
Fue a su regreso cuando la dirección de la agencia conoció a la modelo y vio “que podía estar realmente teniendo un problema grave de salud”, por lo que le indicaron un especialista en trastornos alimenticios, aunque no tuvieron éxito en la gestión.
La agencia, que asegura que su filosofía se basa en la buena salud de sus profesionales y una alimentación y ejercicio sano, dice lamentar lo ocurrido y que nunca dejó de prestar ayuda a la modelo.