Tras la publicación del explosivo informe sobre abusos sexuales en el clero de la diócesis de Munich-Freising, que encabezó hace más de 40 años en su Alemania natal, el papa emérito Benedicto XVI, admitió haber dado información errónea, pero "no de mala fe".
Una investigación independiente sobre los abusos cometidos por el clero católico en esa archidiócesis alemana, donde Benedicto fue arzobispo entre 1977 y 1982, mostró la semana pasada un acta de la reunión en la que se decía que estuvo presente y rechazó su negativa por considerarla "poco creíble".
La admisión ahora del Papa emérito se produjo a través de un comunicado a la Agencia Católica de Noticias que envió su secretario privado, el arzobispo Georg Gänswein, quien dijo que el error "no se había cometido con malas intenciones", sino que era "el resultado de un error en el procesamiento editorial de su declaración" a la investigación independiente encargada por la archidiócesis de Munich-Freising. Está "muy arrepentido" por esto y pidió que lo excusaran, sostuvo Gänswein.
Joseph Ratzinger planea emitir una declaración detallada en una fecha posterior, dijo Gänswein, y agregó que pidió comprensión de que la revisión completa del informe de 1.900 páginas aún necesita tiempo.
La lectura del informe hasta el momento, dice el comunicado, lo llena "de vergüenza y dolor por el sufrimiento" infligido a las víctimas. Benedicto, ahora de 94 años, se convirtió en el primer Papa en siglos en renunciar cuando lo hizo en 2013.
Según el informe sobre abusos contra menores de la Arquidiócesis de Munich y Freising, al menos 497 niños y niñas fueron violados entre 1945 y 2019 por parte de sacerdotes, diáconos y otros empleados eclesiásticos.
Los investigadores revelaron que hay al menos 235 presuntos abusadores, entre ellos, 173 sacerdotes y 9 diáconos. Sin embargo, esa solo sería la "cifra visible", y se supone que hay un número mucho mayor de casos de abuso no denunciados.
ED