La guerra del presidente Jair Bolsonaro contra la Corte Suprema de Brasil continúa cada día más inclemente. Le tocó ahora al magistrado Alexandre de Moraes cuestionar al jefe de Estado por usar el “lavado cerebral” en las redes sociales para debilitar la democracia. En una conferencia en San Pablo, el ministro del Supremo Tribunal Federal (STF) sostuvo que la “desinformación no es ingenua: es delictiva y tiene una finalidad”.
Durante su disertación en el coloquio “Combate a la desinformación y defensa de la democracia”, realizado en la Fundación Alvares Penteado, el juez de la Corte añadió que el objetivo “para unos, es tomar el poder sin ningún control. Para otros, en cambio es enriquecer”.
El eje actual de la confrontación entre el Poder Ejecutivo y el Judicial pasa por la situación del diputado bolsonarista Daniel Silveira, condenado a 8 años de prisión por el STF a causa de reiterados insultos y amenazas proferidos por el parlamentario contra el más alto tribunal del país. Al día siguiente de conocida esa sentencia, Bolsonaro lo indultó con el alegato de respetar la “libertad de expresión”, de modo que tanto las “fake news” como los agravios no podrían ser penalizados.
No sólo el legislador quedó en libertad sino que pasó a ser premiado, casi de inmediato, con el cargo de vicepresidente de la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara Baja.
Moraes sostuvo que nada de esto podrá “quebrantar” a la Corte y aseguró que el organismo judicial continuará con el proceso de investigación de las noticias falsas, usadas en las redes sociales. “Continuaremos con la defensa rigurosa y firme del Estado de derecho”. Según el ministro, los ataques recibidos por el STF (como cuerpo y en forma individual de sus miembros) forman parte de una estrategia que apuesta al estallido de las instituciones republicanas democráticas.
“La extrema derecha en el mundo percibió que las redes sociales, que permitían la democratización, podrían ser utilizadas para el lavado de cerebro” sintetizó. Ejemplificó luego con las consignas del bolsonarismo, que hablan de retornar al Acta Institucional número 5, una medida de la época de la dictadura militar. Fue esta acta la que abrió las puertas, en los años 60, para la tortura, el secuestro y el asesinato de adversarios políticos. “No estamos en una selva. La libertad de expresión no es libertad de agresión” definió contundente. Según algunos juristas no deja de ser cierto, también, que la distancia entre una y otra no está aún delimitada; ni en Brasil ni en el resto del mundo.
Según un juez de la Corte Suprema, Bolsonaro amenaza la democracia en Brasil
Una prueba de lo difusas que son esas fronteras, especialmente en el terreno político, provino del Congreso. Un bolsonarista de hierro, el presidente de Diputados Arthur Lira envió un mensaje al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, actual candidato por la oposición. A través de aliados del dirigente del PT, que el 7 de mayo oficializará su candidatura, Lira aseguró que “si gana la elección presidencial, no habrá problemas. “Nosotros iremos detrás”.
Desde el punto de vista de Lula, el mensaje no podría ser más tranquilizador: le indica que una vez llegado al gobierno, en caso de salir victorioso en octubre próximo, el Congreso le garantizaría la paz y la aprobación de leyes esenciales.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo, Brasil.