Donald Trump no le teme a Joe Biden, a China, ni al establishment político de Estados Unidos. Su único fantasma es el contagio en las urnas del impacto de la pandemia. Las coronanomics amenazan su reelección el próximo 3 de noviembre. Desde mediados de marzo, más de 38 millones de personas perdieron su trabajo. El jefe de Estado ya no puede publicar las increíbles estadísticas de plena ocupación previas al Covid-19, ni ufanarse del milagro económico que, pensaba, lo mantendría cuatro años en el Salón Oval.
En la semana pasada, 2,4 millones de pedidos de ayuda por desempleo fueron solicitados a las autoridades, según datos oficiales publicados este jueves por el Departamento de Trabajo. En la semana del 10 al 16 de mayo se registraron más solicitudes que las previstas por los analistas, aunque fueron menores que las de la semana anterior. Así, el confinamiento desde finales de marzo para frenar el avance de la pandemia llevó la tasa de desempleo del 3,5% en febrero al 14,7% en abril.
A las cifras publicadas por el Departamento de Trabajo hay que sumar otras 2,2 millones de personas que se acogieron a un programa de asistencia de emergencia del gobierno por la pandemia. Sumadas las dos cifras, la destrucción de puestos de trabajo en la semana sumaría 4,7 millones.
Sin embargo, las nuevas peticiones de subsidios han bajado a un ritmo constante desde la última semana de marzo, cuando alcanzaron su nivel máximo situándose en 6,8 millones. La consultora Oxford Economics señaló que la cantidad de personas que solicita ayuda por primera vez sigue bajando, pero que "continúa en un nivel doloroso" y está diez veces por encima de lo registrado antes de la pandemia.
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Esa misma encuestadora consideró que, si se mantienen los actuales índices de desempleo y recesión en el segundo semestre, Trump podría sufrir “una histórica derrota” en las elecciones presidenciales el próximo 3 de noviembre. Según su modelo de predicción, el republicano obtendría sólo el 35% del voto popular si la coyuntura económica persiste, frente a un 55% que le adjudicaba antes de la pandemia. “Se necesitaría nada menos que un milagro económico para que los bolsillos favorezcan a Trump”, apuntó el informe de Oxford Economics, que agregó que la economía será un “obstáculo casi insuperable para Trump el próximo noviembre”.
Pero el republicano aún tiene una luz de esperanza, fundamentalmente en Estados claves como Florida. Según el promedio de encuestas de Real Clear Politics, se mantiene en el mismo nivel de aprobación que cuando llegó a la Casa Blanca, con el 45% de respaldos. Sin embargo, aumentó su rechazo, que subió del 44 al 52%. Aún perdiendo el voto popular, Trump podría conquistar una mayoría en el Colegio Electoral si derrota a Biden en los swing states.
Su apuesta en los próximos seis meses es a todo o nada. Lo que parecía un desfile hacia la reelección se transformó en un largo y arduo camino de espinas.