Agencias
La Habana
Con voz entrecortada y temblorosa el presidente cubano Raúl Castro dio la noticia: Fidel Castro ha muerto.
El hombre que condujo a un grupo rebelde a la victoria, impuso un régimen socialista de corte soviético, desafió a la mayor potencia y fue referente de la izquierda mundial durante más medio siglo, murió el viernes a los 90 años.
Hasta la victoria. “¡Hasta la victoria, siempre!”, exclamó Raúl vestido de verde oliva al hacer el anuncio, poco antes de la medianoche local. La muerte del líder se había producido a las 22.29.
La causa de su muerte no fue comunicada por su hermano.
Una Cuba en duelo le rinde tributo, mientras el mundo recuerda su influyente y controvertido legado.
No hubo rumores previos y, pese a la avanzada edad de Fidel, su deceso tomó por sorpresa a todos en la isla.
Entretanto, el exilio en Miami destapó botellas de champagne. “¡Cuba libre!” y “¡Libertad, libertad!”, gritaban los férreos opositores al gobierno socialista.
Los restos del líder serán velados el lunes y martes en el Memorial José Martí de La Habana, donde los cubanos podrán honrar su memoria “y firmar el solemne juramento” revolucionario, “como expresión de la voluntad de dar continuidad a sus ideas y a nuestro socialismo”, informó un comunicado de la comisión organizadora del sepelio.
Su cuerpo será cremado, “en cumplimiento de su voluntad”, y trasladado en una caravana hacia la oriental provincia de Santiago de Cuba, en un recorrido de 900 kilómetros que rememora la marcha que realizó en 1959 cuando triunfó la Revolución.
Las cenizas serán depositadas en el cementerio de Santa Ifigenia de Santiago el 4 de diciembre, adonde también descansa el prócer independentista José Martí.
El martes 29 habrá además un acto de masas en la Plaza de la Revolución en La Habana para despedir el cortejo, y el sábado próximo una segunda ceremonia masiva en Santiago.
El Consejo de Estado y de Ministros informó que habrá nueve días de duelo nacional durante los cuales cesarán las actividades y espectáculos públicos y ondeará la enseña nacional a media asta en edificios públicos y establecimientos militares. La radio y la televisión mantendrán una programación “informativa, patriótica e histórica”.
Conmoción. Tras el discurso de Raúl la noticia de la muerte de Fidel comenzó a correr de boca en boca en La Habana, al tiempo que la radio reproducía sus viejos discursos, marchas revolucionarias y canciones de la Nueva Trova.
El revolucionario barbudo, que sobrevivió a un intenso embargo comercial estadounidense y a cientos de intentos de asesinato, falleció una década después de que una enfermedad lo obligase a ceder formalmente el poder a Raúl.
En febrero de 2008 renunció definitivamente a la presidencia de Cuba y en abril de 2011 a la jefatura del gobernante Partido Comunista.
Todos. Fidel Castro había cumplido los 90 años el 13 de agosto. La vejez y las secuelas de la enfermedad lo habían diezmado, pero seguía ejerciendo gran influencia con su sola imagen o a través de esporádicos artículos de prensa.
Desde que dejó el poder, Fidel se dedicó a escribir y a recibir a personalidades en su casa en La Habana. Uno de sus últimos encuentros fue con el presidente de Vietnam, Tran Dai Quang, la semana pasada. En los últimos años se había obsesionado con el calentamiento global, el riesgo nuclear, la sobrepoblación mundial, la preservación de la paz y Estados Unidos, su eterno enemigo.
“A todos nos llegará nuestro turno”, afirmó en abril, durante su sorpresiva aparición en el Congreso del Partido Comunista Cubano, en lo que fue la despedida de sus correligionarios, a quienes exhortó a mantener su legado.
“Pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos”, agregó Fidel vestido con un equipo deportivo azul e instalado junto a su hermano Raúl. “A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos trasmitirles que el pueblo cubano vencerá”, concluyó.